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Carolina Navarro, pionera y ejemplo del pádel

Carolina Navarro, la extraordinaria jugadora de padel malagueña

Lucas Haurie

Quizá no sorprenda a nadie la afirmación de que el pádel se ha convertido en una de las prácticas deportivas que más ha crecido en los últimos años, aunque quizá convendría recordar que en Andalucía ha nacido buena parte de la actual élite profesional de la disciplina. 

El caso es ejemplar en el de Carolina Navarro, una referencia internacional, ariete del éxito y del buen momento del pádel andaluz y nacional. Como muestra, el botón de hace unos pocos días en los que volvió a proclamarse campeona en un torneo nacional por clubes celebrado en Alicante. Se trata de un gran debut en la nueva temporada, dejando patente que la edad, 41 años recién cumplidos, no resulta un obstáculo para seguir mostrando pasión por el deporte con el que tantos éxitos ha cosechado a lo largo de sus 23 temporadas como profesional.

En sus bagaje deben recontarse los doce campeonatos de España, los tres campeonatos del mundo por parejas o los cuatro campeonatos del mundo por selecciones. Pero no fue siempre un camino de oro y mirra. La malagueña, afincada en Madrid desde 2010, tuvo que superar dos graves lesiones en ambas rodillas que la alejaron de la competición en varios periodos de meses entre 2004 y 2006. Sin embargo, su espíritu y fuerza mental la devolvieron a las pistas con la misma ganas que antes, retomando su laureada carrera profesional.

Carolina Navarro Björk nació en Málaga en 1976 y, aunque no guarda relación familiar con el mítico tenista sueco Björn Borg -algo que le preguntan a menudo-, comenzó su andadura deportiva desde muy pequeña en el tenis. De juvenil ya sumaba varios triunfos. No dio sin embargo el salto a profesional, algo que pretendía, debido a la dificultad de compaginar el deporte con los estudios. 

A los 19 años descubrió el pádel, disciplina que sí le ha permitido graduarse en Ciencias de la actividad fisica y del deporte por la Universidad Europea de Madrid, beca mediante. Ésta fue su primera experiencia en la capital de España, lejos de su tierra, que continuó durante los seis años que dirigió a un equipo en Castellón. “Echo de menos Málaga, me gustaría ir más; esa calidad no la tienes en Madrid”, señalaba con morriña la deportista.

Una vida pegada a la raqueta que le ha dado numerosas satisfacciones. La World Padel Tour la ha mantenido en el número uno de la clasificación mundial durante nueve años, cinco de ellos consecutivos. No caben más títulos en sus vitrinas. Las suyas son las de la deportista española más galardonada en esta disciplina, una referente para sus compañeras, rivales y para quien pretenda iniciarse en el pádel.

Pero la veterana deportista malagueña aún no se plantea pasar el testigo a las nuevas generaciones. Ella sigue divirtiéndose en las competiciones, donde mantiene la misma ilusión en este nuevo inicio de temporada que cuando empezaba. “Estoy con buen ánimo y me encuentro motivada; no pienso dejarlo, me gusta competir”, apuntaba la malagueña, quien comparte desde hace ocho años pista y títulos internacionales de dobles con la argentina Cecilia Reiter.

Carolina Navarro se siente una “privilegiada” por haber podido vivir del pádel durante todos estos años, algo difícil de adivinar cuando comenzó en la década de los noventa, cuando se iniciaba en un deporte prácticamente desconocido. Sin embargo, el pádel ha ido creciendo en licencias profesionales y aficionados y mejorando en el nivel técnico y material.

“Las palas eran antes de madera y pesadas, y ahora son ligeras; también las pistas han mejorado mucho”, recuerda esta malagueña de ascendencia sueca, quien lamenta la poca presencia del pádel en los medios, cuya cobertura, reconoce, es mayor en España que en otros países.

Eso sí, la campeona malagueña destaca el buen estado de salud de este deporte, que se ha convertido en uno de los más practicados en nuestro país tras el fútbol. El éxito, según Navarro, se debe a la “facilidad para aprenderlo”, algo que cada vez se descubre y disfruta desde más pequeños, sin necesidad de pasar antes por el tenis.

El ejemplo de la malagueña está teniendo continuidad en el deporte femenino andaluz. Desde la cantera se recitan nombres y apellidos que conjugan verbos vencedores como el de Carolina Navarro. Son los de Beatriz González, Carmen Villalba, Victoria Iglesias o Ana Fernández de Ossó, entre otras. Será cuestión de tiempo.

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