e-RATAS

Utilizar una campaña para llamar “ratas” a todas las personas que han presidido la Junta de Andalucía en nuestra democracia no es una errata. Y si quien lo hace bajo el argumento de que “han robado el futuro” representa a quien ha sido dueño de un pasado identificado con el simbolismo de la figura del “señorito andaluz”, sólo demuestra resentimiento hacia las posiciones que no consideran legítimas para llevar las riendas del Gobierno.

Que hayan sido las “Nuevas generaciones” del partido no resta importancia, todo lo contrario, es el elemento que da mayor gravedad al problema al poner en evidencia que la gente más joven de ese partido llega a la política con los mismos estereotipos e ideas que quienes creían que la alcurnia y las propiedades eran razones suficientes para merecer ser los elegidos. Y que lo hayan hecho a través de las redes sociales para que en lugar de “Ratas” fueran “e-Ratas”, sólo indica su interés en llegar al mayor número de personas con el objeto de generar más confusión, y con ella agitar las aguas de la convivencia para obtener su ganancia en la pesca de votos.

Nunca los he visto acordarse de los “roedores” para referirse a ningún político del PP, incluyendo a presidentes de comunidades autónomas, alguno ya condenado y en prisión, por secuestrar el presente para cobrar el rescate de la corrupción. Ya lo dijimos en marzo de 2012 en un post titulado “Javier EREnas”, el PP se equivoca si intenta ganar unas elecciones dando razones para que no voten al otro en lugar de dar argumentos para que lo voten a él. Y tampoco lo van a hacer si mantienen esa imagen e idea estereotipada de Andalucía, como la que en las elecciones de 2012 llevó a decir a su líder que en Andalucía teníamos que hacer lo que sabemos hacer: agricultura, poner cervezas en las terrazas y construir en la costa, lo demás (él mismo lo dijo refiriéndose a la economía sostenible) son milongas. Aquí somos capaces de mucho más como demostramos cada día.

Por eso no puede haber error en la campaña del PP cuando la afirmación mantiene la coherencia y la línea argumental de las posiciones que han mantenido a lo largo de los años, con afirmaciones como que en las escuelas andaluzas los niños se sientan en el suelo, de la exministra Ana Mato, o la reciente declaración de la exministra Isabel García Tejerina, diciendo que los niños de nuestra comunidad llevan dos años de retraso en su aprendizaje respecto a los de otras autonomías.

Las propias palabras de los líderes nacionales y autonómicos quitándole importancia al asunto de las “ratas”, al tiempo que insisten en extender a todo el Gobierno las reuniones en “puticlubs”, los gastos en juergas y la corrupción, cuando se han pasado todos estos años diciendo sobre la corrupción por la que ha sido condenado su partido a título lucrativo, que se trataba de “casos aislados” y de “personas que actuaban por su cuenta”, sólo se puede entender cuando se actúa con una doble moral.

Y si hay una doble moral lo que significa es que una de las dos es falsa, ¿cuál de ellas? Pues por todo lo que vemos, parece que la falsedad no está en la moral que se niega a aceptar la realidad de un pueblo andaluz que es tan inteligente e intuitivo que en 40 años no se ha dejado engañar por la falacia de este tipo de palabras huecas, y más bien lo que parece que no resulta creíble es ese “compromiso de palabra” con la gente de esta tierra a la que no respetan en sus decisiones democráticas.

El PP ha demostrado que puede gobernar en Andalucía, ya lo hace en muchos pueblos y ciudades, pero no podrá hacerlo desde el odio, el resentimiento y la idea de que hay personas, ideas, valores… que merecen más que otros. Que no cofundan sus errores de fondo con “erratas” en el guión.