Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Todo a la vez
De tanto atiborrarnos de propaganda se diría que vivimos dentro de un spot interminable en el que nada es imposible, incluso el milagro de conseguir de manera simultánea una cosa y su contraria. La política ha adoptado el lenguaje mágico de la publicidad donde se obran prodigios sin esfuerzo y en un instante, de modo que los viejos lemas se han transmutado en eslóganes que combinan las palabras y expresiones talismán para vender pronto y mucho, ya sea a izquierda o a derecha. Libertad, derechos, democracia, verde, moderación, acuerdo, flexibilidad, firmeza, inversión, austeridad, feminismo, justicia social. Hagan la prueba: casi ningún discurso las omite (ni siquiera los de Vox), como si se pudiera ser de todo y tenerlo todo a la vez sin el engorro de elegir, sin concesiones, sin renuncias, a cómodos plazos y cuando quieras.
La fantasía de la cuadratura del círculo que los antiguos griegos buscaron con ahínco hasta que una fórmula matemática, ya en el siglo XIX, la demostró inalcanzable, ahora se presenta como una meta factible, verosímil, asequible, a un tris con solo cerrar los ojos y desearla intensamente. La desescalada está dejando un reguero de ejemplos de este mundo feliz de nata libre de calorías y morcilla saludable exenta de colesterol. Un mundo en el que es compatible repartir copiosas subvenciones a las empresas, prolongar sine die los ERTEs, mantener la moratoria a los autónomos, deducir cotizaciones a la Seguridad Social, bajar impuestos y conservar la deuda y el déficit inmaculados. Un mundo ausente de sacrificio y contrapartidas, de pros y contras, como si los medios de un Estado del bienestar de calidad emanaran de una gigantesca cornucopia dispensada por una ninfa coronada con flores.
La derecha económica se resiste a dar. Sin embargo, pide ayudas y más ayudas, al tiempo que sostiene que el dinero donde mejor está es en el bolsillo del contribuyente, ajena a la formidable contorsión ideológica que supone tal pretensión. No quiere perderse ningún tren de este edén que desconoce las privaciones. Con la engañosa curva de Laffer como bandera, proclama que los problemas se resuelven eliminando impuestos, que así se recauda más, y abunda en la leyenda del averno tributario español, cuya realidad es una presión fiscal del 39% del PIB (la media europea está en el 46%) y un Ibex que abona tipos efectivos inferiores al 10%. En este punto viene al pelo la famosa cita del juez de la Corte Suprema de Estados Unidos Oliver Wendell Holme: “Los impuestos son el precio que pagamos por la civilización; en la selva no existen”, o lo que es lo mismo: la protección del Estado hay que costearla.
La derecha económica se resiste a dar. Sin embargo, pide ayudas y más ayudas, al tiempo que sostiene que el dinero donde mejor está es en el bolsillo del contribuyente
Pero no solo el sinsentido de los enemigos de la intervención pública transidos en pedigüeños de subvenciones (si es para ellos, se le dice ayuda) pasa inadvertido en este anuncio perpetuo en el que se ha convertido la política. También se puede disfrutar en la arcadia del todo incluido de la dualidad del doctor Jekill y míster Hyde. Abollar cacerolas pidiendo libertad de expresión mientras se cierra el paso a los periodistas críticos y se intentan clausurar televisiones; chapotear con los fallecidos en la pandemia y declararse leal y constructivo; rodear centros de menores migrantes y domicilios particulares y ser víctima de crueles persecuciones; reivindicar derechos y negárselos a los diferentes; ir contra las autonomías y financiarse a través de ellas; remedar los discursos de la derecha montaraz y geolocalizarse en el centro.
En Andalucía tenemos al asombroso Moreno Bonilla, que es capaz de concertar en un único cuerpo de gobierno las más opuestas pinceladas del manual de estilo de su indesmayable proselitismo. Es feminista y luchador incansable contra la violencia de género, y tilda un asesinato machista de “crimen familiar”, dinamita los consensos, paraliza leyes y deja que sus aliados de Vox socaven la credibilidad de los que están a pie de obra. Es ecologista y lidera una “revolución verde”, y amaga con una carretera por Doñana, levanta controles y abre la puerta a un renovado ladrillazo. Es defensor de la educación y sanidad públicas y favorece a la privada. Es moderado y dependiente de la ultraderecha. Es andalucista y españolista de bandera, toro y crespón. Una cosa y su contraria. ¡Ale hop! En el mundo de la propaganda no hay imposibles. Todo a la vez.
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