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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Esa cosita en el pecho

"Tengo esa cosita en el pecho, ese túper, ese levantarse un poquito antes y dejar una lavadora puesta".

Mar González Baez

Número 2 por SUMAR en Málaga —
18 de julio de 2023 20:13 h

1

Mi nombre es Mar, González por mi padre, Báez por mi madre, una mujer joven malagueña. Me presento a elecciones del 23 de julio al Congreso en la lista de Sumar por Málaga.

Las campañas electorales están llenas de ajetreo, saltando de un sitio para otro. Sin embargo, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir unas líneas para contaros lo que tengo en el pecho, lo que pienso, lo que me da la energía durante el día.

Pienso por las mañanas durante la campaña electoral mientras me preparo para ir a reuniones, manifestaciones o ruedas de prensa, en mi compañera, la que me cuenta que antes de salir de casa ya le ha hecho el túper a su marido para el almuerzo y le ha dejado la merienda del cole en las mochilas a sus hijos. Que se ha despertado un poquito antes. Aunque nosotras llegamos al trabajo antes de amanecer. Un poquito antes, dice, porque ¿quién si no le va a preparar la comida? 

Pienso al cerrar la puerta de casa en las vecinas con las que nos organizamos para ir a parar desahucios y tengo presentes sus vidas. Porque el peso de todos los problemas recae siempre en ellas: hijos e hijas, maridos, dinero y organización. Muchas trabajan fuera, y también trabajan dentro. Siempre con esa prisa, con esa angustia, ese peso, esa responsabilidad en sus cabezas. Te lo cuentan a veces llorando y a los dos segundos riendo, con una media sonrisa resignada. Son mujeres fuertes y generosas, siempre en segunda fila, escuchando y comprendiendo. Me llega al alma lo necesario que es tener un hogar y lo que intranquiliza no saber si tus hijos y tú tendréis mañana un techo bajo el que dormir.

Pienso, mientras trabajo los documentos para las intervenciones o los debates, en tantas amigas, mujeres jóvenes como yo, sobradamente preparadas. Éramos esa generación que nos íbamos a comer el mundo ¿Te acuerdas?

Pienso, mientras trabajo los documentos para las intervenciones o los debates, en tantas amigas, mujeres jóvenes como yo, sobradamente preparadas. Éramos esa generación que nos íbamos a comer el mundo ¿Te acuerdas? Pero nos pilló una crisis y tuvimos que acostumbrarnos a esperar y mientras tanto, arrimar el hombro. Tantas compañeras de carrera que no han tenido oportunidades en lo que estudiaron y simplemente van encadenando contratos de salario mínimo en un ejercicio de resiliencia y subsistencia continua. Y después otra crisis, y seguir esperando y confiando en que las cosas cambien. Ya no tan jóvenes, aún esperando, sin vivienda propia, sin proyecto vital.

Pienso, mientras viajo por los pueblos de la provincia, en las que no quisieron esperar y para independizarse emigraron hace ya años, lejos de Málaga, a trabajar en cadenas de comida rápida. Y aun así, encontraron mejores condiciones laborales, más derechos. Que lo de conocer mundo está muy bien si no es por obligación ¡Qué me hubiera dado a mí poder hacer un Erasmus! Me quedé con ganas. Muchas de mis amigas han progresado y han formado sus familias en el extranjero, lejos de sus raíces, su cultura, su tierra, su gente. Nietos lejos de sus abuelos, sus tíos, sus primos. Pero es normal que prefieran quedarse en otros países de Europa, donde las bajas por maternidad no te rompen el alma cuando tienes que dejar a tus bebés en la escuela infantil con tan solo unos cuantos meses. A pesar de lo avanzado en derechos para la crianza y la corresponsabilidad en la anterior legislatura, nos queda camino para acercarnos a Europa.

Pienso, cuando me voy a la cama con estas olas de calor que cuesta conciliar el sueño, en si estaremos haciendo lo suficiente, en todo lo que queda por hacer por adaptar nuestras casas y ciudades, nuestro entorno rural a la crisis climática, y entonces tengo esa cosita en el pecho por las generaciones que vienen, por cómo se lo estamos dejando todo a los nenes. Veo esos mapas en rojo que van marcando máximas que te ponen los pelos como escarpias y la incertidumbre me desvela. Solo consigo retomar el sueño pensando que hay muchos jóvenes y activistas, muchos políticos comprometidos que vamos a hacer todo lo posible por frenar un modelo salvaje que vive de espaldas a los límites del planeta.

Si tengo dudas y me pregunto qué es lo que estoy haciendo, si me pregunto por qué me presento a estas elecciones, termino respondiéndome lo mismo: porque las entiendo

Pienso, cuando salto de un sitio para otro, de una cosa a otra en esta campaña, en las que lo tienen aún peor que yo. Y si tengo dudas y me pregunto qué es lo que estoy haciendo, si me pregunto por qué me presento a estas elecciones, termino respondiéndome lo mismo: porque las entiendo.

Entiendo lo que significa levantarse un poquito antes, lo que es seguir trabajando en algo que no es lo tuyo, lo que es no tener un hogar, lo que es estar lejos de los tuyos, lo que es preocuparse por el futuro de la gente y del planeta. Tengo esa cosita en el pecho, ese túper, ese levantarse un poquito antes y dejar una lavadora puesta.

Soy una mujer joven, andaluza, que quiere la igualdad que propone el feminismo, pero no desde una burbuja, sino desde el cariño, la amistad, las penas y las alegrías de tantas mujeres cercanas, vecinas, amigas, compañeras, y por las que no están, por las asesinadas por la violencia machista.

Por ellas pido el voto. Por esa cosita que tengo en el pecho. 

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