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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Varias claves del Brexit y su impacto en la economía

El "brexit" avanza en nuevos sondeos sobre intención de voto

Luis Fuentes

En estos días el término de moda y por el que muchos se sienten nerviosos es el llamado Brexit. Con tanta información y titulares de prensa, es interesante comentar algunos puntos para tener en cuenta. Para empezar, sobre qué estamos hablando: el día 23 de junio se celebra un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, o sea, la British Exit (la salida británica).

Se habla de que un hipotético resultado a favor de la salida podría perjudicar a los mercados tanto ingleses como europeos. Sin embargo, el escenario es el de permanencia, y así se están tomando medidas en los fondos de inversión, tendentes a obtener el mayor beneficio de esta situación cuando todo pase. En este sentido, las probabilidades del Brexit son limitadas.

Las encuestas que se barajan son básicamente tres: las de internet (55% a favor del Brexit), las de las casas de apuestas (65% a favor de la permanencia) y las telefónicas (85% a favor de esto último). Hoy en día, pues, el sentimiento generalizado es de permanencia, sobre todo en la población más joven. No existe una ruptura generacional que pusiera en peligro tarde o temprano dicho planteamiento. Y hay un antecedente destacado: el referéndum escocés donde las votaciones son más conservadoras que las encuestas (55% frente a un 45%).

Por otra parte, conviene apuntar que el referéndum ha sido utilizado por David Cameron como estrategia de negociación. El gobierno apoyaría la permanencia a cambio de tener un status especial en la Unión Europea, que ya consiguió en febrero.

Otro punto importante es que el referéndum, técnicamente, es consultivo, no vinculante. Recordemos el referéndum griego de junio 2015, donde el parlamento votó en contra de lo decidido en la consulta. De ahí tendría que pasar al parlamento para votación. Estaríamos hablando de meses para que el parlamento votara. Incluso si el parlamento votara favorablemente a iniciar ese proceso de separación pasarían años (entre dos y ocho, según las estimaciones) para establecer de qué manera se llevaría a cabo. Entraría mucho en juego la cintura política de ambas partes.

Y seguimos: una hipotética salida afectaría sobre todo al Reino Unido. Por la caída del PIB, el coste de perder el status de libre comercio teniendo en cuenta que el 45% de las exportaciones son a la UE,  los problemas con una Escocia favorable a la permanencia que generaría un nuevo referéndum de independencia, Gibraltar, Irlanda del Norte...

Curiosamente,  incluso siendo el Reino Unido el más perjudicado económicamente en una hipotética salida, en estas semanas la Bolsa de Londres lo está haciendo mejor que la europea, cuando debería ser al contrario si ese temor fuera mucho más fundado.

Podríamos extendernos mucho más, pero ésta es una visión resumida frente a tanto desconcierto que percibimos.

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