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Julio Romero de Torres se sacude la losa del franquismo

La bailaora Leonor Leal ante un cuadro de Romero de Torres

Alejandro Ávila

Sin caspa ni clichés. Julio Romero de Torres vuelve a sus raíces flamencas con el espectáculo J.R.T., que se estrena este miércoles en el Festival de Jerez.

Con aparato de Pedro G. Romero, el artista recuerda que Romero de Torres tenía “una mirada flamenca. Con nuestro espectáculo hemos intentado ajustarnos a su poética y a su estética, que no eran nada castizas, sino muy modernas”.

Romero y las bailaoras Úrsula López, Tamara López y Leonor Leal trasladan, al escenario del Teatro Villamarta ,el erotismo que irradian obras tan sensuales como el Retablo del Amor, Nuestra Señora de Andalucía o la famosa La chiquita piconera, que el franquismo estampó durante años en los billetes de 100 pesetas.

“Hay gente que lo asocia con el franquismo a pesar de que murió en el 30 y casi todo su ambiente era republicano. El franquismo fue una apisonadora cultural que desenfocó a un Julio Romero que no era un castizo conservador”, destaca Romero.

El simbolismo, el erotismo, la sensualidad y la melancolía de la pintura de Romero de Torres se trasladan al escenario mediante “la estampa, la falta de profundidad, la gestualidad. Se ha intentado huir de cualquier cosa que no sea el lenguaje de la danza o de la música, que es moderna y clasicista, pero huye de estridencias”, añade.

Las bailaoras andaluzas han tenido la oportunidad de grabar varios vídeos ante las propias pinturas del artista cordobés expuestas en Madrid, Barcelona y, por supuesto, en el museo dedicado al pintor en su ciudad natal. Son pequeños intermedios que se proyectan durante el espectáculo y que permiten presentar sus cuadros sin tener que “simular la relación con la danza”.

Reivindicación flamenca y femenina

En este sentido, la obra, que se podrá ver también el próximo 13 de septiembre en el Teatro Central durante la Bienal de Flamenco de Sevilla, pretende entender el espíritu flamenco del pintor presente en obras como, por ejemplo, La Lectora o Nuestra Señora de Andalucía, sin caer en “estampas ni costumbrismos. Su concepción poética del mundo es para el flamenco tan importante como la de Antonio Chacón o La Argentina. No es sólo flamenco cuando pinta a La Niña de los Peines o a Pastora Imperio”.

Pedro G. Romero considera que “sería muy atrevido decir que el pintor era feminista, pero sí es verdad que tuvo una sensibilidad especial para situar a las mujeres en el centro de su discurso poético. No lo hizo de una manera pasiva, sino que siempre reivindicó ese mundo femenino. Llegó a tratar el tema de los celos y la violencia contra la mujer, porque vivió cómo sus propias modelos sufrían esa violencia por trabajar con él”.

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