Sara Baras: “Mi madre me metió en el flamenco, pero mi padre me enseñó a amar el bolero”
En su voz se deslizan continuamente palabras que han cobrado un sentido especial en los últimos tiempos: volver, reencontrase, abrazo… Han pasado dos años desde que Sara Baras presentó en el Teatro de la Maestranza su espectáculo Sombras, pero parece que ha sido mucho más. La pandemia, el obligado parón de su compañía, insólito en una trayectoria de casi medio siglo sin tregua, quizá hayan deformado la perspectiva. Pero ahí está de nuevo la artista gaditana con una nueva propuesta, Alma, que estrenará hoy en el coliseo sevillano, donde se mantendrá en cartel hasta el domingo.
“Estoy encantada, ilusionada, nerviosa”, afirmaba ayer en su encuentro con los medios. “Volver al Maestranza es volver a casa, y eso implica aún más responsabilidad”. Baras (San Fernando, 1971) se pondrá de nuevo ante uno de los públicos más exigentes de la afición flamenca, pero lo hará además con una nueva vuelta de tuerca a su estilo habitual, con el acento jondo de siempre, pero ensayando un maridaje con el bolero.
“Lo que traigo es un espectáculo de corazón flamenco y alma de bolero”, adelanta. “Una fusión que trata de introducir melodías conocidas, que todos tenemos presente, llevándolas a los palos tradicionales del flamenco. Hacer Nostalgia, por ejemplo, como una seguiriya de Manuel Torre. Jugamos a convertir un garrotín en un bolero, o un bolero en una soleá. Yo no me olvido de mi baile, de hecho he añadido posturas inconscientemente aflamencadas, pero que en el fondo no son flamencas. Lo importante es que no hay saltos entre una cosa y otra, todo va unido”.
Para no iniciados
La artista asegura que uno de los motivos que la ha llevado a buscar esa fusión ha sido “el deseo de acercar el flamenco a mucha gente que nunca se ha atrevido con él. A lo largo de mi carrera me han preguntado infinidad de veces si podían venir a un espectáculo mío si no sabían de flamenco, si les gustaría aunque no supieran distinguir un taranto de una seguiriya… Aquí hacemos canciones de siempre en la cuadratura del flamenco, y el resultado es precioso: nos hace pararnos y sentir cada nota”, subraya Baras.
Pero también hay una razón relacionada con su propia biografía en el hecho de decantarse por esa música. “Mi madre me metió en el mundo del flamenco, pero mi padre me enseñó a amar el bolero. Él me animó mucho a intentarlo, me decía: verás cómo funcionan nuestros boleritos cuando los lleves a tu terreno… Y ahora me muero por bailar Algo contigo. Hemos logrado unir los dos registros, el flamenco abraza el bolero, y el bolero se deja abrazar”, explica.
Algo contigo es uno de los tres temas que Sara Baras bailará sobre la voz pregrabada de otros tantos artistas invitados. Éste ha corrido a cargo de Rancapino Chico, hijo de Rancapino, cantaor chiclanero de honda significación en la carrera de la gaditana. El otro será Adoro, ejecutado por Israel Fernández, el cantaor de moda que militó durante un tiempo en la compañía de Baras. Y el último, Toda una vida, será interpretado por su cantaora favorita, Juana la del Pipa.
Por lo demás, Baras concurre a la cita con una formación muy consolidada, algunos de cuyos componentes llevan compartidos con ella muchos escenarios y muchos miles de kilómetros. Entre ellos destaca el guitarrista Keko Baldomero, guitarrista y director musical, con el que ha realizado ya siete espectáculos. Además de Andrés Martínez como segundo guitarra, figuran en el elenco dos voces de altura como las de David de Jacoba y Rubio de Pruna, la percusión de Antón Suárez y Manuel Muñoz El Pájaro, así como los vientos de Diego Villegas. Completan el grupo Alex Romero al piano y José Manuel Popo al contrabajo, así como las bailaoras Chula García, Charo Pedraja, Daniel Saltares, Cristina Aldón, Noelia Vilches y Marta de Troya.
Calma para escuchar
Lo cierto es que parece que la compañía ha aprovechado bien el parón forzoso para replantear su enfoque. “La pandemia ha tenido cosas buenas”, declara Sara Baras. “Una de ellas ha sido la posibilidad de tener ese tiempo de tranquilidad en casa para escuchar y para pensar”. Con todo, celebra el hecho de haber podido sacar adelante desde aquel primer Sensaciones de 1998 “una compañía privada que ya lleva quince espectáculos, y todos ellos con una media de 200 actuaciones. No tengo palabras suficientes para agradecer lo que me han dado, por eso el primer texto de Alma va dirigido al público”, añade.
Atrás quedan hitos como la Mariana Pineda de 2002, en la que colaboró nada menos que con el maestro Manolo Sanlúcar, y con Lluís Pasqual en el guion y la dirección. “Aprendí tanto de él, que desde entonces me he atrevido a dirigir todos mis espectáculos”, asegura. O la Juana la Loca de dos años antes, “con la que recibí mi primera clase de arte dramático, y después de la cual me pusieron el mote de la Loca, y se me ha quedado”.
Con Alma empieza una gira que llevará a la compañía de Sara Baras a París en breve, para seguir su periplo en 2022, “si nada lo impide”, por Gijón, San Sebastián, Cádiz, Mjurcia, Pamplona, Zaragoza, Palma de Mallorca, Madrid… Pero ahora toca concentrarse en el telón del Maestranza, que está a punto de alzarse. “Me gusta y me llena de energía pensar que empezamos en una tierra de flamenco, en un espacio tan importante, en el que he temblado tantísimas veces”, concluye. “Espero seguir temblando, porque siempre que lo he hecho, al final, he salido siempre por la puerta grande”.
0