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Dinero alternativo: la otra cara de la moneda

La moneda social del barrio del Pumarejo en Sevilla ha celebrado recientemente su primer aniversario. Foto: Luis Navarro.

Ana Carretero

El trueque es una de las transacciones más antiguas del mundo. Su filosofía ha ido cobrando importancia en los últimos años gracias a los llamados bancos de tiempo. Las monedas alternativas tampoco son algo reciente. En la comarca malagueña de la Axarquía, el axarco ha sobrevivido a la peseta y al euro. Se creó en 1988 inspirándose en la moneda que compartieron los pueblos de la zona en el siglo XV y como formar de reivindicar la cultura autóctona y las costumbres de Vélez Málaga. Más allá de este caso histórico, las monedas complementarias han experimentado un crecimiento exponencial a medida que ha avanzado la crisis.

“Son colectivos pequeños y economías cerradas. Se crea comunidad y lazos de confianza y se genera trabajo”, asegura Julio Gisbert, autor del blog vivirsinempleo.org e impulsor de algunas de ellas. La pionera fue el zoquito de Jerez de la Frontera, en Cádiz, hace siete años. “Comenzamos porque un grupo de amigos hacíamos trueque y ahora, con unos 160 socios, estamos en pleno auge. Se intercambia de todo: productos, talleres, trabajos”, sostiene Paz Cerrillo, integrante de la red.  

Hasta febrero del año pasado una treintena de monedas sociales convivían en España, la mitad de ellas en Andalucía, una de las comunidades más prolíficas junto a Cataluña. La mayoría tienen un funcionamiento parecido, una cartilla en la que se reflejan las transacciones de bienes y servicios y cuyo estado ideal sería el saldo cero. Se basan en el sistema LETS (del inglés Local Exchange Trading System), una fórmula de crédito mutuo que permite el intercambio sin necesidad de moneda física. “Muchas cuentan con plataformas online o se inscriben en la web CES, por lo que la gestión de sus operaciones no difiere tanto de los bancos convencionales”, cuenta Gisbert.

Un buen ejemplo del ascenso de estas monedas complementarias es la pita,la pita el dinero alternativo de la comarca del Bajo Andarax de Almería, que nació en mayo de 2012 y ya cuenta con 180 integrantes. “Hacemos también los mercapitas en los que se cambian euros por pitas y con cuyos beneficios queremos empezar a dar microcréditos”, cuenta Paco García, uno de sus artífices. En la comarca del Aljarafe sevillano otro centenar de vecinos funcionan con la jara, como ocurre en Málaga capital con los comunes o en Huelva con los choquitos. Las más recientes son los gaditanos jimenos de Jimena de la Frontera, los arkitos de Arcos de la Frontera y las justas del barrio del Zaidín granadino.

El ejemplo de los Pumas

El ejemplo de los Pumas

Un paseo por las inmediaciones del barrio sevillano de El Pumarejo es suficiente para percatarse de que algo pasa. Las librerías El gusanito lector y La Fuga aceptan pumas, las tiendas de productos ecológicos Red Verde y Extraperlo también y en el bar La Tasca hay menú que acepta pago combinado (En euros y pumas). El centro vecinal del Pumarejo es un hervidero los lunes por la tarde. Es el día en el que se reúne la central de abastecimiento del Puma, la moneda social del barrio, que este mes ha cumplido un año. Un nutrido grupo de personas de todas las edades se afanan por exponer productos: aceite ecológico, panes de todo tipo, legumbres del terreno, dulces artesanales. Aquí cada uno aporta lo que puede o tiene. Natalia es una trabajadora social que desde que se quedó en paro prepara mermeladas caseras y ahora se plantea el autoempleo como fórmula de reconversión profesional. Las dos Maribeles, como las conocen en el Pumarejo, dan talleres de costura cada jueves.

Noemí González comenzó a ir a las reuniones desde que se mudó a Sevilla: “éramos un grupo convencido en afianzar los lazos con los vecinos, de la necesidad de ayudarnos y cuidarnos mutuamente y de la capacidad de empoderamiento del barrio”, añade. Desde entonces, más de 550 personas conforman la red de moneda social El Puma. “Las monedas sociales no son meramente asistencialistas”, recuerda Gisbert, “no pretenden ser un parche a la crisis; es un cambio de mentalidad, va más allá”. Trabajando en esa línea, el próximo mes de mayo, la casa vecinal acogerá un Encuentro de Monedas Locales a nivel estatal.Encuentro de Monedas Locales

“Partimos de la idea de que todo el mundo que consume puede producir algún bien o servicio. Tiene un papel fundamental en el intercambio”, afirma Jorge A. Blanco, de la red de la moneda social del Aljarafe, la jara. Según Blanco,  “nos basamos en relaciones de confianza, por lo que cuesta trabajo abandonar la mentalidad de pago y deuda heredada del sistema financiero formal”.

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