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Castillo de San José: una fortaleza histórica bajo el cemento de un puesto de la Guardia Civil

Costa de San José, con el cuartel (antiguo castillo) a la izquierda.

Laura Ferrer

Es un comentario habitual entre los miles de turistas que visitan cada año el municipio de San José, en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar de Almería: ¿cómo es posible que haya un cuartel de la Guardia Civil en un lugar tan privilegiado, casi mágico, completamente rodeado de mar? Les sorprendería mucho más saber que el edificio se asienta, tristemente, sobre los restos de un castillo del siglo XVIII.

Desde la playa de La Calilla, en San José, hay que aguzar la vista y poner atención para advertir que, bajo una construcción anodina, por no decir fea, siguen los restos de casi toda la muralla perimetral del fortín.

La historia de cómo un castillo protegido desapareció para convertirse en un puesto de la Guardia Civil no deja de ser un ejemplo más de la desidia con la que han actuado algunas administraciones con el patrimonio cultural e histórico del país.

Así, el próximo 22 de abril se cumplen 70 años de un decreto de 1949 que estableció la protección de “todos los castillos españoles”, “cualquiera que sea su estado de ruina” y que impedía “toda intervención que altere su carácter o pueda provocar su derrumbamiento”. Sin embargo, 20 años después de este decreto, se construyó un cuartel sobre los restos de un castillo.

Lo explica el historiador Antonio Gil Albarracín, experto en fortificaciones: “El problema del decreto es que no establecía mecanismos reales para controlar que se respetara. Eran los ayuntamientos los encargados de su cumplimiento y, sea por ignorancia o por otros motivos, el solar del castillo de San José, que se hallaba ocupado desde el siglo XIX por instalaciones policiales de escasa entidad, fue objeto en 1969 de la construcción de la actual casa-cuartel de la Guardia Civil”. Evidentemente, si hubiera alguna responsabilidad en la adopción de dicha decisión, hace ahora medio siglo, habría prescrito“, subraya Gil Albarracín, que es doctor en Historia y catedrático en Geografía, Historia e Historia del Arte.

El castillo, construido entre 1733 y 1735, fue prácticamente destruido la Guerra de la Independencia por una acción guerrillera, cuando se hallaba bajo administración de los ocupantes franceses. Sin embargo se conservaban restos muy importantes, como la ya citada muralla perimetral.

El propio historiador y los miembros de la Asociación Conservacionista y cultural Amigos del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar son partidarios de trabajar en una reconstrucción que permita recuperar ese espacio para el uso de todos los ciudadanos.

Apuestan por la idea de la demolición de los edificios actuales y de la recuperación de su perfil histórico, el del siglo XVIII, con el fin de que albergue el que sería el único centro cultural del Parque Natural. “Es una idea que he planteado a sucesivas administraciones con responsabilidad sobre dicho territorio, sin que hasta ahora haya sido atendida”, lamenta Gil Albarracín.

El historiador ha publicado abundante documentación y planos (es autor del libro El fuerte de San José) que permitirían su reconstrucción. Pero hay un obstáculo importante: “Un artículo de la ley de patrimonio cultural prohíbe expresamente la reconstrucción de los castillos”, admite.  De todos modos, también recuerda que se han dado caso en los que las autoridades han logrado que esta norma no sea tenida en cuenta con la justificación de dotar a su población de un centro cultural, como ha sucedido en Roquetas del Mar (Almería).

“En el caso de San José se podría acometer una operación similar, más aún teniendo en cuenta que se ha convertido en la capital del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, zona de indudable vocación turística, que carece de un centro cultural que potencie dicha actividad”, argumenta el historiador.

No van a cejar en su empeño. “Continuaremos insistiendo hasta que alguien entienda que invertir en la conservación y recuperación del patrimonio es sembrar para el futuro acicates para un turismo cultural que será, sin duda, el que sustituirá al modelo de sol y playa actualmente imperante”, concluye, rotundo, Gil Albarracín.

Historia del Castillo de San José

Historia del Castillo de San JoséEl castillo se proyectó originalmente para defender los puertos naturales de los Genoveses, el Sollarete y Cala Higuera. Como todo fortín contaba con baterías, en este caso, con capacidad para veinte cañones. En la planta baja albergaba una capilla, cuarteles para los soldados y mandos, una cantina, una panadería, un almacén de pólvora y pertrechos, además de la cárcel y una zona común. En la segunda planta estaban las habitaciones. Para acceder a él había que cruzar un puente levadizo que salvaba el foso.

Mario Sanz Cruz, miembro de la Asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, recuerda que la Guerra de la Independencia fue desastrosa para el fuerte: “Los franceses en su retirada se llevaron los cañones de bronce, y los demás fueron inutilizados o clavados. Después de la guerra, la fortaleza quedó en mal estado y la falta de inversiones la fue arruinando poco a poco. En 1830 se la describe como un montón de escombros que conserva sólo las baterías en las que hay nueve cañones de hierro clavados y tres más inútiles”.

“En 1849 fue transferido al cuerpo de Carabineros y, en 1855, el gobernador militar de Almería autorizó a un vecino de Níjar que edificara una casa. A mediados del siglo XX, aún se conservaba un cubo de artillería y parte de un paño de muralla en el lado norte. En 1941 los restos del castillo pasaron a depender de la Guardia Civil, tras asumir las funciones de los Carabineros”, relata. Y después llegó la construcción del cuartel tal y como ha llegado hasta nuestros días. Los Amigos del Parque no dudan en que esta triste historia se pueda reescribir.

 

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