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Los africanos de Sevilla, unidos ante la “barbarie” de Melilla: “No pueden darle muerte a quienes huyen de ella”

Algunos de los miembros de África Unida frente al Consulado de Marruecos en Sevilla

Sara Rojas

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A pesar del intenso calor, unos setenta migrantes y vecinos de Sevilla -según estiman fuentes policiales- se concentraron este miércoles frente al Consulado de Marruecos para denunciar los trágicos hechos ocurridos el pasado 24 de junio en la valla de Melilla, cuando decenas de personas perdieron la vida intentando escapar de la muerte. Casi un mes después del intento de salto, el número real de víctimas sigue siendo una incógnita: el recuento oficial contabilizó 23 fallecidos, pero el último informe de la ONG Caminando Fronteras ha elevado a 40 los migrantes que murieron en la puerta de entrada a Europa en Marruecos.

“No se puede impedir el paso a quienes huyen de la muerte, no se le puede renegar la vida a quienes buscan vivir, no se puede darle muerte a quienes huyen de ella”, recrimina Mahmoud con la “rabia” clavada en la garganta. Al igual que lo intentaron sus compatriotas muertos, él también saltó la valla en 2005 y ahora está “cotizando en la Seguridad Social de España” y luchando por mejorar la realidad de quienes como él, abandonan su país en busca de una oportunidad.

Megáfono en mano y portando pancartas escritas en diversos idiomas, se llevó a cabo la convocatoria, pacífica y bajo la firma África Unida, un grupo que integra a los miembros de la comunidad africana junto a diferentes entidades en defensa de los derechos de los migrantes como MAD África o Mujeres de Negro. Todo para sumar sus voces en la condena de “las políticas migratorias, materializadas en la brutalidad policial y la militarización fronteriza” que se ha evidenciado con la última “barbarie”, como reza el comunicado que se ha leído durante el encuentro.

En nombre de “la justicia, la libertad y la dignidad”

Antes de iniciar la ronda de intervenciones, los asistentes -de todas las razas y edades- protagonizaron un acto simbólico por el que se han sentado durante un minuto con una mascarilla negra sobre los ojos para representar que España y Marruecos están desviando la mirada “de todo lo que está pasando”. Se refieren a la “creciente hostilidad” que ha mostrado la gendarmería marroquí para con los migrantes desde que el Gobierno de España restableció las relaciones con Rabat, a las repatriaciones en caliente y demás prácticas que “vulneran la legislación internacional en materia de derechos humanos”, según denuncian en el texto.

A partir de ahí, varios activistas se sirvieron de la megafonía para expresar -“en nombre de la justicia, de la libertad y la dignidad”- el enfado y la indignación que han suscitado los últimos “asesinatos” cometidos en el perímetro fronterizo de Melilla. Mientras algunos tomaban la palabra, la emoción atravesaba el rostro de sus semejantes y brotaba en forma de lágrimas al recordar sus propias vivencias cuando cruzaron el Estrecho. “La vida es sagrada, nadie nos la puede quitar”, clama Mahmoud, quien ha recordado en conversación con este periódico que “el salto masivo no es algo que nosotros buscamos” sino que viene “provocado por la policía marroquí”. Una afirmación que conecta con la denuncia de la ONG especializada en la región.

Desigualdad en las fronteras

Asimismo, los participantes de esta movilización que se ha llevado a cabo a nivel nacional han puesto en valor el papel de las personas migrantes en la sociedad. Y han reivindicado su integración apelando a “dos verbos universales”: ser y estar. “Somos seres vivos y estamos en la sociedad”, apunta un africano. No somos bandidos, no somos ladrones, entre nosotros hay licenciados“, señalan en un intento de acabar con el estigma que todavía recae sobre su raza. ”Somos personas que venimos aquí a contribuir y a colaborar con la sociedad española“, garantiza Mahmoud.

En este sentido, Silvia Cruz, de MAD África, deplora que estas personas “mueran por la injusticia, por la desigualdad que generan las fronteras”, pues cuando esto ocurre, “toda la humanidad pierde en dignidad, en esperanza y en derechos”, asegura con la voz entrecortada.

Al grito de “España patrocina, Marruecos asesina”, coreado por todos, han lanzado una crítica a los dirigentes marroquíes y españoles, a quienes exigen responsabilidades. Por su parte, Lezin ha reprochado al presidente del Gobierno su complicidad, aludiendo a las polémicas declaraciones de Pedro Sánchez en las que felicitaba el trabajo de la gendarmería marroquí. “El trabajo es una actividad consciente y diferencia al animal del hombre, cuando un hombre no hace bien su trabajo desde la conciencia es que es un animal”, ha expresado Lezin al tiempo que exigía “conciencia profesional” a los representantes políticos.

Un día en el que el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, se encontraba en Melilla con objeto de trabajar en la obligación que encarna su institución: “derechos fundamentales, derechos humanos y supervisar a la administración”, según recoge Europa Press. En la misma línea que el Defensor del Pueblo, el grupo de África Unida reclama “con total rotundidad” que se investiguen los hechos, se esclarezcan las muertes y se reparar el daño cometido a las víctimas. Asimismo, instan a los gobernantes a promover vías legales seguras para los extranjeros, entre otras reivindicaciones orientadas a blindar los derechos de los migrantes.

Primer eslabón de una cadena

Asimismo, el grupo ha manifestado su vocación internacionalista con la lectura de una carta dirigida al cónsul de Marruecos escrita en inglés, en la que dejaban patente que “la vida de los negros importa” recogida en la fórmula black african lives matter.

Mahmoud cuenta a elDiario.es Andalucía que el grupo África Unida nació en la primera manifestación celebrada en Plaza Nueva a la que acudieron 500 personas pocos días después de la masacre. Fue allí cuando “me surgió la idea de unirnos y de actuar nosotros como africanos”, explica este senegalés que lleva 17 años en tierras españolas. Y en ese proyecto que germinó entonces, esta primera concentración se ha presentado como un punto de encuentro previo al siguiente paso: “reunirnos todos los africanos que vivimos en España directamente en Madrid”. Porque, a pesar de todo, continúan creyendo en la humanidad y soñando con cambiar la realidad de África y de todos aquellos que la abandonan por “no tener otro remedio”.

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