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Belén Masiá, ingeniera informática: “La curiosidad es imprescindible si quieres trabajar en investigación”

Belén Masiá

María Bosque Senero

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La Doctora en Ingeniería Informática está inmersa en una investigación para detectar problemas de visión en pacientes que no se pueden comunicar con los médicos. Belén Masiá, una de las primeras en participar en el programa “Soy científica. Vivo en tu barrio”, defiende que una forma de contribuir para acabar con los sesgos en la Inteligencia Artificial es hacer elaborando muestras más balanceadas en las investigaciones. 

Estudiaste Ingeniería Industrial, posteriormente cursaste un Máster en Ingeniería Informática, eres Doctora en Ingeniería Informática y actualmente formas parte del grupo de investigación Graphics and Imaging Lab del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón de la Universidad de Zaragoza. ¿Cuál o cuáles son las líneas de trabajo de este grupo? 

Tenemos varias líneas porque abarcamos todo lo que tenga que ver con computación visual, un campo muy amplio. Una de las líneas del grupo se centra en mejorar los métodos de adquisición de imágenes, y en concreto en el desarrollo de cámaras que ven alrededor de las esquinas, que pueden capturar imágenes de objetos que no están en la línea de visión de la cámara. También trabajamos en desarrollar modelos y algoritmos para mejorar la experiencia del usuario en realidad virtual y el metaverso. Y finalmente, la línea con aplicación más directa y de impacto social es la de elaborar dispositivos que ayudan a evaluar la función visual de lo que llamamos pacientes no colaboradores.

Explica esta última línea de trabajo con pacientes no colaboradores ¿En qué consiste?

Paciente no colaborador se considera a aquellos que, por la causa que sea, no pueden comunicarse, ni explicar lo que les sucede, ya sean bebés, pacientes con parálisis cerebral o capacidades cognitivas diferentes, e incluso personas mayores con diversas patologías. Cualquier persona que no puede dar feedback al médico. Cuando vamos al oftalmólogo y nos pregunta “cómo ves mejor, así o así, qué estás viendo aquí, léeme esto”, pero cuando tienes un paciente que no puede colaborar, esto dificulta mucho la tarea del oftalmólogo. Y eso es lo que esta investigación intenta solucionar dando una respuesta multidisciplinar. 

Multidisciplinar en todos los sentidos.

Exacto, porque es fruto de una colaboración entre oftalmólogas y optometristas del Hospital Miguel Servet con ingenieros e ingenieras de la Universidad de Zaragoza. Además, estos desarrollos han dado lugar a una empresa spin-off, DIVE Medical.

¿Es una solución invasiva?

No, de hecho es una pantalla que muestra estímulos al paciente. Este dispositivo mide y registra dónde mira el paciente a través de tecnología de seguimiento de la mirada. Nosotros hemos diseñado esos estímulos, y desarrollado una serie de algoritmos que procesan los datos de seguimiento de mirada para calcular unas medidas y variables que el médico pueda interpretar para llegar a un diagnóstico. 

¿Qué impacto positivo tiene en la vida de las personas a las que se dirige?

Realizar un diagnóstico temprano de un problema de visión es crucial, por el impacto que la visión tiene en el desarrollo social y motor, así como en el aprendizaje del niño. Nuestros dispositivos permiten evaluar visión en pacientes desde los seis meses de edad, y detectar problemas que de otra forma igual no se hubiesen podido ver hasta años después. Es por esto que también trabajamos en herramientas de cribado universal de la visión, con el fin último de mejorar la calidad de vida de los pequeños y de otros pacientes no colaboradores.

Otra de las líneas de trabajo que tiene en marcha el grupo de Informática Gráfica e Imagen computacional al que perteneces trabaja en cámaras capaces de ver alrededor de las esquinas, suena impactante ¿Cuál es su aplicación en el mundo actual?

Suena curioso, pero tiene múltiples aplicaciones. Una de ellas es en futuros vehículos autónomos, para poder circular con seguridad en intersecciones, por ejemplo. Otra de las aplicaciones es en emergencias, cuando los bomberos tienen que intervenir en un suceso y su visión es limitada. Por supuesto, tiene múltiples aplicaciones militares. Y curiosamente, en una aplicación que nosotros no podíamos prever, también la NASA se interesó por este tipo de cámaras y por nuestra investigación porque resultarían muy útiles para hacer un mapeo de las cuevas lunares desde el espacio, sin tener que descender a la superficie de la Luna.

En todas las líneas de investigación, la Inteligencia Artificial está presente. La controversia está servida en este sentido, como científica ¿Cuál es su forma de ver la situación actual?

Creo que estamos en un momento en el que el avance de la IA, la inteligencia artificial, es abrumador, incluso para quienes trabajamos con ella en el día a día. Por contra, los reguladores no van a la misma velocidad, un hecho que está provocando un desfase que deriva en falta de regulación. Necesitamos más regulación, y que llegue más rápido. 

La Inteligencia Artificial ¿padece de miopía por sesgos?

Sí, actualmente la Inteligencia Artificial adolece de sesgos por género, edad, sesgos raciales, etcétera. La Inteligencia Artificial se alimenta de datos, y reproduce los patrones que hay en dichos datos. Si los datos con los que entrenamos los algoritmos están sesgados, los modelos de Inteligencia Artificial también lo estarán. La Inteligencia Artificial corre el peligro de perpetuar y acrecentar los sesgos existentes en la sociedad. 

¿De qué forma pueden contribuir grupos de trabajo de investigación como el suyo a paliar esta situación y a acabar con esos sesgos?

Intentando que las muestras que elaboramos para las investigaciones que llevamos a cabo sean lo más balanceadas posibles, incluyendo distintas edades, géneros, etcétera. Con muestras más igualitarias los resultados de los estudios darán un reflejo más fiel de la realidad.

En la Noche de los Investigadores y las Investigadoras, los campus de Huesca, Teruel y el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza han participado con actividades en las que sobre todo han participado niños y jóvenes ¿Cómo valoras este tipo de iniciativas y cómo de necesarias son? 

Esta apertura de puertas es siempre necesaria y positiva. La Universidad debe estar lo más próxima posible a la gente y acercarles a lo que hacemos, sobre todo a los jóvenes, cuyo futuro está por decidir, es muy importante y necesario. Yo cuando era joven no tenía ni idea de lo que se hacía en la investigación, conocíamos el trabajo en la empresa, pero la ciencia y la investigación en España eran grandes desconocidos para mí. Que ahora se potencie dar a conocer qué se hace en investigación y qué significa investigar tiene un doble objetivo; primero que la población vea lo que se hace en la Universidad, que al final se paga con sus impuestos, y segundo generar vocaciones, porque cuanto más talento se recabe, mejor.

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