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El último reducto transgénico: Aragón cultiva casi la mitad del maíz modificado genéticamente de Europa

Más de la mitad de la superficie maicera de Aragón se siembra con variedades modificadas genéticamente.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

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Aragón, y especialmente las comarcas del llano oscense como La Litera, Los Monegros, el Cinca Medio y el Bajo y La Hoya, se han consolidado como el principal reducto de toda Europa en el cultivo de vegetales transgénicos: en esas zonas se concentra prácticamente la mitad de la producción del país, el único junto con Portugal en el que está autorizado el uso de esas variedades (OMG, por sus siglas en inglés), cuyo cultivo, por otra parte, está en crecimiento mientras desciende en el conjunto del país.

“En definitiva, un 56 % del maíz que produce Aragón es transgénico”, indica el último informe del Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón, que explica que aunque “Castilla y León sigue teniendo el liderazgo en hectáreas y producción de toda España”, con 114.004 hectáreas y casi 1,2 millones de toneladas que suponen en torno a una tercera parte del total en ambas facetas, Aragón se sitúa holgadamente en segunda posición con 85.419 hectáreas y 0,85 millones de toneladas que equivalen a algo menos de la cuarta parte de la superficie y el grano.

“El cultivo del maíz por el momento no encuentra un sustituto y sigue siendo el cultivo estrella en los regadíos de la región, ocupando el 65% de toda la superficie regable”, añade el documento, que también explica cómo solo la producción el 23% de esa extensión se dedica al consumo humano.

El resto también acaba teniendo los platos y las neveras como destino indirecto, ya que el grano se dedica a la alimentación del ganado.

Más transgénico, menos producción

Llama la atención cómo la presencia del maíz modificado genéticamente es superior en Aragón mientras que los rendimientos de la tierra son mayores en Castilla y León, donde tiene más peso el uso de variedades convencionales. La diferencia es de 500 kilos por hectárea, 10.5000 por 10.000, a favor de las explotaciones de la meseta.

De hecho, las producciones tanto de Aragón como de Catalunya, que son los territorios con mayor tendencia a usar transgénicos desde su aprobación en 1998, destacan, junto con las de Madrid y dejando al margen de Galicia por sus condiciones climáticas, por su escasez.

En la campaña 2020, “de las 43.812 hectáreas de maíz que se han cultivado en la primera siembra, el 51% se ha sembrado con variedades transgénicas, y el 49% han sido de maíz convencional con destino pienso animal o consumo humano”, recoge el informe, que añade que en la segunda cosecha, la que se realiza en otoño al reutilizar los campos tras la siega del cereal, “de las 41.607 hectáreas que se han sembrado, el 63% ha sido con variedades transgénicas, mientras que tan sólo el 37% se han sembrado con maíz convencional”.

Eso da un total de 48.556 hectáreas, 22.344 en las primeras siembras y 26.212 en las segundas, lo que significa un aumento de casi 6.000 frente a las 42.646 de la campaña de 2019, en la que el cultivo de maíz transgénico se redujo en toda España. 

Esa superficie supone un 39,8% de las 107.130 hectáreas de maíz OMG que se cultivaron en España en 2019, cuando el uso de esos vegetales modificados genéticamente cayó un 7,5% en relación con el de la campaña anterior, en la que España y Portugal, que solo dedicó 4.753, habían llegado a sumar 120.980, según los datos de la ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas), entidad que aun no ha publicado los datos por países de la campaña pasada.

“Aragón es el epicentro del cultivo de transgénicos”

Sí lo ha hecho el Ministerio de Agricultura por comunidades autónomas, cuyos datos, al tratarse de una estimación en función del volumen de semillas vendidas (95.000 granos por hectárea, 10.000 más que a comienzos de la pasada década), no acaban de coincidir con los del Gobierno de Aragón, que los saca de las declaraciones de la PAC (Política Agraria Común). 

Así, los registros ministeriales apuntan a un descenso de la superficie destinada a maíz OMG, que caería de las 107.126 hectáreas de 2019 a 98.151 con un retroceso de 42.645 a 40.994 (7.500 menos de las que localiza la DGA) en Aragón, cuyo peso en la cesta estatal, no obstante, crecería al pasar del 40,9% al 41,7%.

Descuadres al margen, ambas fuentes, el ministerio y la consejería, coinciden en situar a Aragón como el principal territorio de cultivo de maíz OMG dentro del país europeo en el que más se cultiva, a mucha distancia de Catalunya, donde se dedican algo más de 30.000 hectáreas a esos vegetales. En Castilla y León, el principal productor de panizo, no llegan a 350.

“Aragón es el epicentro del cultivo de transgénicos en España y en Europa”, advertía hace ya unos años Greenpeace, mientras el propio Gobierno autonómico lleva años destacando que “las producciones de las variedades convencionales han sido tanto o más altas que sus variedades transgénicas” y que “los daños producidos por la plaga de taladro”, que es el insecto para cuya eliminación diseñó Monsanto las modificaciones genéticas de la planta, “no han sido relevantes en la mayoría de los casos”.

¿Por qué se cultiva más transgénico en Huesca?

Sin embargo, el último estudio del Centro de Transferencia recoge que el mayor uso de esas variedades para las cosechas de otoño responde a que “hay un mayor riesgo para el agricultor de las segundas generaciones de taladro en siembras tardías y muy posiblemente de riesgos más elevados de micotoxinas derivadas de esta plaga, tal y como se ha podido comprobar en esta campaña”. 

Esa es el motivo por el que la demarcación oscense se sitúa como el territorio europeo con mayor superficie de cultivo dedicada al maíz transgénico. “Casi el 49 % de la siembra de maíz en Aragón se produce en segunda cosecha y más del 87% se siembra en la provincia de Huesca detrás de un cultivo de cereal”, señala el informe, que recuerda cómo en casi dos terceras partes de esa superficie crecen vegetales OMG.

A esa mayor frecuencia de las segundas cosechas se le suma el hecho de que en Huesca se concentren 67.000 de las 85.400 hectáreas de cultivo de maíz de la comunidad, lo que la seguiría situando como la provincia con mayor intensidad de siembra de transgénicos aunque la totalidad de los campos de Teruel y Zaragoza fueran de OMG, y que el 54% de esa superficie (algo más de 36.000) se dedique al maíz rastrojero, que es un segundo cultivo.

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