Podemos-PP, la alianza perfecta

Tras el 20 de diciembre, siempre pensé que ganaría la política y el interés general a los tacticismos y ambiciones personales. Que el complejo panorama postelectoral era sinónimo de la diversa pluralidad del país y que así lo entenderían las fuerzas que durante meses se autoerigieron como las portavoces del cambio. Me equivoqué.

La decepción es absoluta. Compartida por millones de españoles que dijeron “no” a Rajoy en las elecciones. En estos últimos meses muchos dirigentes políticos han puesto por encima sus personalismos. Nunca tuvieron voluntad de negociar y han mantenido su persistente voluntad de bloqueo y desgobierno. Gracias a ello, Rajoy y sus políticas han tenido un inesperado cómplice, un aliado perfecto: Pablo Iglesias. Nunca ha escuchado, ni siquiera a algunos de sus socios como Compromís, que hasta última hora han hecho un esfuerzo por hacer que España tenga un Gobierno a la altura de lo que votaron los ciudadanos. Pero Podemos se ha convertido en el mejor aliado del PP y el que va a mantener por unos meses más a Rajoy en La Moncloa. Esa es la auténtica gran coalición. Insistieron durante meses, porque ese era su deseo, en que el PSOE pactaría con el PP. Y al final, quien lo ha hecho indirectamente ha sido la formación de Pablo Iglesias. Mala noticia. Gracias, Pablo Iglesias.

Escucharle diciendo que el PSOE ha dicho que no al Gobierno de cambio en reiteradas ocasiones produce estupor. Es un ejercicio de cinismo y una manipulación increíble. Quien ha dicho no, y en tres ocasiones, ha sido Podemos. Podemos es una impostura muy bien gestionada por sus redes sociales y las cadenas de televisión que lo auparon. Son falsas las gesticulaciones de Errejón y es falsa la prudente entonación de Iglesias en sus medidas ruedas de prensa. Como lo es la de Irene Montero, nueva portavoz de la formación y que, curiosamente, emplea el mismo tono de voz que su líder. La única certeza es que Podemos nació con el objetivo de obtener el poder por encima de cualquier medio. Y considera en su estrategia que esta es la mejor forma. Condenando a los españoles a varios meses más de regalo de Rajoy.

En realidad, nunca les interesó el cambio. Solo la propaganda y tratar de hundir y desprestigiar al PSOE. Ni lo consiguieron ni lo conseguirán. Porque el PSOE ha sido responsable y ha tenido a los ciudadanos en el objetivo de sus políticas. Podemos ha basado su acción política en un acto estético. Pero ha olvidado lo realmente importante: que es la ciencia de la organización de los asuntos ciudadanos. No lo han demostrado. No han estado a la altura. Su estrategia se ha basado en el odio y en el resentimiento. Tal vez el que les ha insuflado su nuevo asesor espiritural, Julio Anguita. El dirigente al que no le importó hundir a su organización con tal de hacer la guerra al PSOE en lugar de buscar la alianza natural con él.

Si los socialistas hubiéramos tenido la misma actitud que Podemos, ni Barcelona, ni Madrid, ni Valencia, ni Zaragoza, ni Cádiz, ni Santiago de Compostela, entre otras, tendrían ayuntamientos de cambio. El PSOE demostró entonces que el cambio era necesario y lo facilitó. Sin pedir nada a cambio. Una lección que deberían tener muy en cuenta los adalides de ese cambio que no se va a producir. De momento.

Me llama mucho la atención que los dos partidos que nacieron para regenerar la política y adaptarla a los nuevos tiempos, los que buscaban la regeneración, hayan sido incapaces de entenderse y buscar puntos de encuentro. Ni Ciudadanos ni Podemos han aparcado sus prejuicios y con su actitud han impedido que haya un nuevo Gobierno. También Ciudadanos debería reflexionar ante su cerrada oposición a incorporar al acuerdo a Podemos. Nunca me gustó su insistencia en rechazar esa vía y, en cambio, reclamar con insistencia que se sumara a ese pacto el PP, el partido de todos sus tesoreros imputados y el causante de gravísimos recortes sociales.

Me pregunto qué habría pasado en España si esta hubiera sido la actitud de los partidos en 1977, en la que fueron necesarios grandes e importantes consensos para avanzar y todos los partidos tuvieron la generosidad necesaria para pactar. En aquel momento se tuvieron que tomar decisiones de mucha más trascendencia en una etapa histórica mucho más convulsa y con formaciones políticas que tenían muchas más cosas que les enfrentaba. Hoy, sin embargo, los que cuestionan y critican muchos de los logros que se consiguieron entonces, han sido incapaces de dialogar y se han cerrado la puerta mutuamente. Una verdadera lástima.

Los partidos ya nos volvemos a poner en precampaña. No es una buena noticia. A nadie le agrada. Supone un absoluto fracaso de la política gracias a quien no quiso escuchar. Millones de ciudadanos aumentan su desencanto y el 26 de junio deberán decidir de nuevo qué es lo que quieren. Tendrán que darnos una nueva lección a los políticos que no hemos sabido darles una respuesta. Todos somos responsables, pero algunos mucho más que otros. En estos cuatro meses, el PSOE lo ha intentado todo. Más no ha podido hacer. Ha asumido la responsabilidad y ha tratado por todos los medios conformar un Gobierno aunque siempre supo que no era fácil. Sin embargo, sus interlocutores han demostrado que tener un Gobierno de cambio era secundario. El resultado es este. Bloqueo, incapacidad de diálogo y unas nuevas elecciones. Es paradójico, pero votar, por primera vez en la historia de la democracia española, no es una buena noticia.