Las acampadas y los baños ponen en riesgo los ibones: colectivos urgen proteger los lagos naturales del Pirineo aragonés
¿Imaginas a decenas de escaladores colgados en las caras del Monte Rushmore?, y ¿haciendo rápel por las antiquísimas paredes del acueducto de Segovia? Este fin de semana, “y no es la primera vez”, aseguran amantes de la montaña y gentes del lugar, en la zona de los Ibones de Anayet había tiendas de campaña en los pagos, drones surcando el cielo y personas bañándose en sus lagos de origen glaciar.
“Se contaron hasta un centenar de tiendas”, alerta la bióloga Lorena Escuer en sus redes sociales. Medio a través del que este fin de semana ha dado la voz de alarma por esta situación. Prácticas no recomendadas que, al parecer, son cada vez más habituales en zonas naturales del Pirineo aragonés y otras áreas de gran valor paisajístico, científico y cultural como lo son los ibones de Anayet.
El término ibón es una palabra aragonesa que designa a los lagos de montaña de origen glaciar. Masas de agua que existen en otros lugares del planeta y que se forman tras la desaparición de un glaciar. En Aragón se contabilizan más dos centenares y su número va en aumento: “Surgen como testigos donde antes había un glaciar”, explica Paco Iturbe, miembro de Ecologistas en Acción y Plataforma en Defensa de las Montañas.
Las imágenes que han circulado este fin de semana son el resultado de una combinación perjudicial: falta información y ausencia de protección. Grupos sociales, políticos y ecologistas han vuelto señalar al Gobierno de Aragón como incitador principal de la masificación de espacios naturales: “Si en el Pirineo Central se colocan tirolinas y toboganes no se lanza el mensaje de que es un paisaje con valor, en el fondo se trasmite la idea de que la montaña es un solar donde se puede disfrutar como en un parque de atracciones”, lamenta Paco Iturbe.
En 2024 se alertó de oleadas de masificación en algunos espacios naturales de la comunidad, “este año la situación está yendo a más”, denuncian desde Ecologistas en Acción. Mientras, grupos de ciudadanos aseguran que sin información específica ni señalización lo que ha sucedido este fin de semana, desde el punto de vista legal no se puede sancionar porque los ibones de Anayet “no tienen protección específica”, recuerda Iturbe.
Una recomendación “a libre interpretación”
Haciendo una búsqueda rápida en internet encontramos: “No está prohibido escalar el Monte Rushmore” y “no es posible ni legal realizar rappel en el Acueducto de Segovia”. En cambio, haciendo referencia al baño en los ibones de Anayet la norma se convierte en recomendación: “No es recomendable bañarse en los Ibones de Anayet”. En Aragón, la normativa reconoce que “los ibones aragoneses están protegidos” por su valor medioambiental; unos se encuentran dentro de Espacios Naturales Protegidos, otros están incluidos en el Inventario de Humedales Singulares, incluso algunos están protegidos por ambas figuras.
Los ibones de Anayet, por su valor ecológico y paisajístico, están considerados humedales singulares y, por lo tanto, aparecen recogidos en el Inventario de Humedales Singulares, creado por decreto (Decreto 204/2010). Este catálogo, además, va acompañado de un listado de actividades prohibidas específicas y añade textualmente: “(…) cualquier actividad que pueda afectar negativamente en la calidad del agua del ibón”, sin embargo, no especifica directamente que el baño sea una práctica concreta no permitida en lagos de origen glaciar.
Un baño, aparentemente inocente en un ibón, puede provocar importantes problemas en el ecosistema, “al caminar remueves fondo y todo se altera”, apunta Paco Iturbe. La mayor parte del año la superficie de agua de un glaciar permanece congelada, por lo que algunas especies solo cuentan con la época de verano para reproducirse, un espacio de tiempo que resulta breve y que cada vez está más alterado por las visitas y su impacto en la estructura de vida de la fauna y la flora que las habita.
“No todos los ibones son iguales ni tienen las mismas características desde el punto de vista medioambiental”, aclara Paco Iturbe, que apuesta por “estudiar la prohibición clara en algunos casos”. Para ello, propone la elaboración de un inventario de ibones “más preciso” en Aragón, así como la señalización de `Zona de baño no recomendado´, una medida que “podría resultar disuasoria para aquellas personas que lo hacen por desconocimiento”, además de ser un paso previo a una posterior sanción en caso de incumplimiento.
Ecologistas y científicos piden medidas de protección concretas
El Observatorio Pirenaico del Cambio Climático de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP), puesto en marcha en 2010, elaboró en 2018 el informe `El Cambio climático en los Pirineos: impactos, vulnerabilidades y adaptación´ en el que se recogen las bases científicas sobre los impactos del cambio climático y su repercusión en el territorio. “Los lagos y turberas son ecosistemas icónicos del Pirineo, pero muy vulnerables. Su conservación ofrece una oportunidad para la concienciación ciudadana sobre los retos del cambio climático y la creciente presión antrópica (turismo, deposición de nutrientes, uso de recursos hídricos, etcétera.)”.
IU Aragón ha informado que se suma a la reclamación de “medidas concretas y efectivas”, necesarias para proteger “lugares sensibles y saturados turísticamente”, y que registrará una nueva pregunta en las Cortes en este sentido. La formación recuerda que en 2024 formuló una pregunta parlamentaria similar y que: “Un año después, seguimos sin medidas de protección”, lamentan. “Lo que vemos en los ibones del Anayet es la consecuencia directa de esa falta de compromiso. No basta con promocionar estos espacios, hay que protegerlos”, denuncia Álvaro Sanz, Coordinador general de IU Aragón y portavoz parlamentario.
La masificación en zonas naturales de alta montaña se ha visto favorecida en los últimos años porque cada vez “hay más facilidades para llegar a lugares donde antes no había casi nadie, por ejemplo, a través de telesillas”, señala Iturbe. En este sentido IU propone apoyar fórmulas de transporte público colectivo para acceder a estos espacios, “limitando el uso del vehículo privado”, añaden.
Tras el aluvión de informaciones derivadas de las imágenes de Anayet este fin de semana, han sido muchas las personas que han confesado desconocer que los ibones “son zonas donde no se puede bañar”. Ante esta aparente falta de información, la Plataforma en Defensa de las Montañas considera que es necesario poner en marcha campañas de concienciación a la ciudadanía “para que los usuarios reconozcan nuestro paisaje como una seña de identidad con un alto valor que hay que conservar, y no como un parque de atracciones”, subrayan.
Un peligro aparentemente invisible que se extiende y se contagia
Los ibones de Acherito, Plan, Marboré, La Sierra, Estanés, Bernatuara no han saltado a la burbuja de historias de Instagram este fin de semana, pero también están sintiendo el impacto que la masificación turística tiene en ellos. Los turistas traen consigo basura, drones, baños, hogueras y tiendas de campaña, pero también otros peligros potenciales derivados de estos, menos visibles, pero igual o más letales para el equilibro de estos ecosistemas ya de por sí frágiles.
Se trata de los “microplásticos” y de los restos de crema solar. En 2024, el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), que desde el año 2013 y de la mano de varios equipos de científicos monitoriza el estado de ibones de la cordillera pirenaica, encendió la luz roja de alerta por la sobreexposición turística, que sumada a los efectos del cambio climático (principalmente el incremento de la temperatura) está produciendo un “fuerte impacto” en las dinámicas de los lagos a lo largo de los últimos 50 años. Cambios que “a simple vista pueden no ser apreciados”, pero que requieren “concienciación ciudadana y científica” y, sobre todo, “medidas de conservación”.
Una de esas medidas es la declaración de Espacio Protegido. En el caso concreto en los Ibones de Anayet y su entorno, junto con Canal Roya, la petición de ser declarados Parque Natural sigue siendo una aclamación popular que no termina de ver la luz. La Plataforma en Defensa de las Montañas recuerda que el Gobierno de Aragón “inició en 2006 el procedimiento para crear un Parque Natural en este espacio”, y que, por tanto, “tiene la responsabilidad de completar ese proceso de inmediato, pues los valores que lo motivaron siguen plenamente vigentes”, aseguran. Una petición que respaldan desde IU en la nota de prensa emitida este lunes.
Mientras tanto, la imagen casi distópica de telas multicolores rompiendo la armonía del paisaje, chapoteos ultrajando las gélidas aguas de un lago y la vida que subyace en él, y drones irrumpiendo en un entorno con millones de años de historia se volverán a repetir, porque: “Lo que estamos viendo en Anayet es un claro ejemplo de lo que sucede cuando las cosas no se protegen”, lamenta Paco Iturbe.
1