Los expedientes de los presos del franquismo se trasladarán de las cárceles aragonesas a los archivos provinciales
El Ayuntamiento de Zuera ha celebrado este sábado un homenaje a 207 fusilados y represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo, en el que han participado familiares y representantes institucionales como el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, o la delegada del Gobierno en Aragón, Carmen Sánchez.
En el acto, en el que se ha inaugurado un memorial, Lambán ha anunciado que su Ejecutivo ha llegado a un acuerdo con Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior para trasladar los expedientes carcelarios y fondos que obran en las cárceles de Zuera, Daroca y Teruel, que van de 1936 a 1975, a los archivos históricos provinciales pertinentes.
Es una vieja demanda de asociaciones, investigadores y familiares: “Por nuestra parte, pondremos los medios para que ese traslado y su posterior catalogación se realicen con celeridad y puedan estar a disposición del público cuanto antes”, ha añadido Lambán.
También se ha referido a la “probable e inminente aprobación”, el 8 de noviembre en las Cortes de Aragón, de la Ley de Memoria Democrática de Aragón, algo que asegura llenarle de “enorme satisfacción” y a la que ha definido como “una norma basada en los principios de verdad, justicia y reparación -como mejor garantía de no repetición-, que comenzará muy pronto a dar sus primeros pasos orgánicos con la creación de una sección específica en el Gobierno de Aragón”.
Ha mencionado, por añadidura, los últimos avances acerca de la construcción de un espacio museístico y memorial en Teruel. Un centro que, a juicio del presidente, “deberá ser referente no solo en España, sino que también buscará integrarse en la red de museos europea sobre la Guerra y la Memoria del siglo XX”.
Lambán, además, ha defendido que la celebración del cuadragésimo aniversario de la Constitución Española “debe servir también para hacer Memoria Democrática y refrescar los valores y los esfuerzos de quienes entendieron que la mirada al futuro significaba renuncias ideológicas”. Y ha apuntado “que llevamos cuarenta años conviviendo en un país regido por leyes y que la Transición en la que cristalizó la Constitución no fue el pecado original de nuestras desdichas presentes, sino, precisamente, la puerta de esperanza que nos permitió alcanzar metas de progreso y madurez política que eran inimaginables para la generación anterior”.
