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Casi 500 buitres han muerto entre las aspas de los molinos de viento en cinco años en Aragón

Imagen de un ave muerta tras impactar con las palas de un aerogenerador.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

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El Gobierno de Aragón ha admitido que más de 900 pájaros, la mayoría de ellos grandes aves y rapaces, y más de 300 murciélagos han muerto en el último lustro tras impactar con las hélices de los aerogeneradores de hasta 110 parques eólicos. Son casi cinco accidentes mortales por semana, casi la mitad de ellos, 498, con buitres leonados como víctimas.

Puede que no sean la totalidad, ya que es posible que algunos cadáveres hubieran podido ser devorados por depredadores antes de ser localizados por los APN (Agentes de Protección de la Naturaleza) o los responsables de las instalaciones o que hubieran caído en zonas exteriores a estos y los fallecimientos no se vincularan a las mismas.

Pero, en cualquier caso, se trata de una magnitud inquietante en términos de pérdida de biodiversidad tanto por el tipo de pájaros que se están viendo afectados por la presencia de los aerogeneradores como por la cantidad de las víctimas.

“Es cierto que hay parques de reciente puesta en funcionamiento que muestran altas tasas de mortalidad y que están siendo objeto de una mayor atención por si fuese necesaria la adopción de medidas excepcionales de protección”, admite el consejero de Agricultura, Joaquín Olona, en su respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado de IU Álvaro Sanz, en la que, no obstante, matiza que “no es posible realizar una valoración conjunta de la gravedad de los incidentes” por resultar “muy variada” la “casuística de mortalidad en los parques eólicos de Aragón”.

Trece complejos energéticos superan los veinte accidentes mortales en el último lustro: La Nava (74) y Los Cierzos (37) en Gallur, los de Mallén (51) y El Campo (31) en esa localidad, el de Santo Domingo de Luna (43), Las Majas V y II (37 y 35) en Fuendetodos y en Tosos y Aguilón, San Pedro de Alacón (31), San Agustín (29) en Azaila, La Sarda (28) en Las Pedrosas, La Serreta (23) en Lumpiaque, la segunda fase del Acampo Arias (25) en Zaragoza y La Estanca (21) en Alcañiz.

Entre los trece, once de ellos ubicados en la provincia de Zaragoza, suman más de la cuarta parte de las víctimas, 463.

El Inaga podrá desmantelar parques por exceso de mortalidad

La contestación del consejero recoge cómo entre el 1 de mayo de 2016 y el 30 de abril de 2021 fueron depositados en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca 919 ejemplares de aves y 341 de murciélagos “muertos por colisión de aerogeneradores”, lo que hace un total de 1.260. Entre los primeros los hay de 69 especies y entre los segundos, de diez.

El contenido de la respuesta contrasta con el de otra anterior del consejero de Industria, Arturo Aliaga, que sostenía que “con carácter general no se ha constatado esta mortalidad” de aves en parques eólicos que venían denunciando los grupos ecologistas aunque “de manera puntual” y “en instalaciones muy concretas” podrían estar dándose registros “que podrían tener un interés especial en lo que se refiere a datos algo fuera de lo habitual de mortandad de aves”.

Esa misma respuesta indicaba que el tiempo transcurrido desde que comenzó la obligación de poner en marcha comisiones de seguimiento ambiental en alrededor de sesenta parques eólicos, de apenas un año, suponía “un periodo relativamente corto para un periodo de aprendizaje del nuevo hábitat que se han encontrado [las aves] con la proliferación de aerogeneradores que desconocían en sus últimos pasos migratorios, por poner un ejemplo”.

Agricultura está trabajando en “la elaboración de un Protocolo para la adopción de medidas adicionales de protección en los casos de aerogeneradores conflictivos” en el que fijará “criterios de referencia a la hora de valorar la siniestralidad para la fauna de determinados aerogeneradores y de adoptar medidas para minimizarla” para esas comisiones.

El documento, cuya redacción definitiva consultará con Industria, fijará “los pasos a seguir y los criterios y datos a considerar hasta tomar la decisión de una parada temporal o definitiva de uno o varios aerogeneradores, siempre a través de la evaluación de la mortalidad y de las circunstancias en las que esta se produce”, adelanta Olona, que añade que, en caso extremo, el Inaga (Instituto Aragonés de Garantía Ambiental) será competente para ordenar “el desmantelamiento” del parque o de molinos en concreto “oída la comisión de seguimiento del parque en caso de que exista”.

Cerca de 700 rapaces y grandes aves

Las cifras que la Consejería de Agricultura expone en su respuesta sitúan al buitre leonado como la especie más afectada, con un ave de pequeño tamaño como la calandria (42) que aparece en segunda posición como excepción de una regla de mortalidad en la que predominan las aves de gran tamaño y las rapaces: 20 águilas calzadas y 12 reales, 13 aguiluchos laguneros, 20 ratoneros, 32 cernícalos vulgares y 12 primillas, 34 milanos negros y 25 reales suman 168 ejemplares a los que se añaden otras 8 águilas (7 culebreras y una pescadora), dos alimoches, un búho real, un buitre negro, cuatro cigüeñas, un cisne, un halcón peregrino, una grulla, una lechuza y una garza imperial.

Las grandes aves y las rapaces, que con el desarrollo de las renovables se encuentran con unos inesperados y mortales obstáculos en los corredores de viento y las laderas que tradicionalmente utilizaban para impulsarse y levantar el vuelo, suman 687 víctimas confirmadas de los aerogeneradores, casi tres cada semana hasta sumar tres de cada cuatro en total.

Las consecuencias de esa mortandad resultan obvias: pérdida de aves carroñeras, y con ella de su función sanitaria de eliminación de cadáveres en el medio natural, y reducción del número de depredadores de mamíferos como el conejo, cuya presencia tiene dimensiones de plaga en varias zonas de la comunidad.

En el caso de los murciélagos, el principal riesgo para su supervivencia se encuentra en el atractivo que la iluminación de los aerogeneradores supone para los insectos que forman la base de su dieta, ya que fallecen por el impacto de las aspas cuando se acercan a cazarlos.

Casi la mitad de los murciélagos fallecidos en accidentes con aerogeneradores, 161, eran de la especie enana, a la que le siguen en volumen de víctimas la de Cabrera (106), el de borde claro (41) y el montañero (28).

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