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Alerta en el Pirineo: el urogallo se podría extinguir dentro de 30 años

Un ejemplar de urogallo.

Miguel Barluenga

Huesca —

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Lo advierten los ecologistas: el urogallo se podría extinguir en 2053 debido a la cada vez mayor reducción de sus poblaciones y la distancia entre éstas. El urogallo pirenaico es, junto con el cantábrico, las subespecies más primitivas del mundo. Mientras que en el primer censo de urogallo en Aragón, realizado en 1990, se contabilizaron 154 machos, en el último de 2017 solo se encontraron 40. Así, la población aragonesa de urogallos se ha reducido en un 74%.

Debido a esta situación crítica, se ha declarado el urogallo especie en peligro de extinción en el catálogo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y en peligro crítico en el Libro Rojo de las Aves, pero mucho antes ya estaba clasificada como especie sensible a la alteración del hábitat y desde 2015 cuenta con un plan de conservación de su hábitat que, a la vista de los resultados, “debería de aumentar su implementación e interés por parte del Gobierno de Aragón”, señala la organización ecologista SEO/Birdlife.

El urogallo es una especie emparentada con la perdiz nival y de forma muy lejana con las gallinas. En el caso del urogallo pirenaico, es probablemente la subespecie más primitiva de todas al haberse quedado aislada, acantonada en los Pirineos durante la época glaciar y sin ninguna conexión durante decenas de miles de años del resto de las poblaciones del resto de Europa. Así, los urogallos machos tienen un menor tamaño (3,3 kilos) que sus congéneres eurosiberianos, que pueden llegar a los 5 kilogramos.

Los urogallos presentan dimorfismo sexual. Mientras que los machos son de color negro y marrón oscuro con una ceja roja característica y un 30% mayores que las hembras, éstas son pardas y mucho menos vistosas por mimetismo con su entorno para evitar a los depredadores.

El urogallo pirenaico habita los bosques de pino negro con abundancia de arándanos y rododendros, o bien gayuba si es sobre sustrato calizo, y se alimenta tanto de bayas como de brotes, hojas y yemas de acículas de pino. Salvo los pollos, que comen invertebrados. Algo curioso sobre su dieta es que se ha demostrado que, además, comen hojas tiernas y bayas de acebo, pero sólo los urogallos cantábricos.

Si bien las causas de su declive se suelen atribuir a una baja productividad -un pollo superviviente por cada dos hembras- o a un supuesto aumento de jabalís, zorros, ciervos o corzos que compiten por el alimento o que aumentan la depredación sobre los individuos, lo cierto es que, en la actualidad, la fragmentación de los hábitats donde viven y la frecuentación cada vez mayor por el turismo debido al aumento de pistas y senderos balizados es probablemente uno de los factores que más están contribuyendo a su declive y extinción.

“Es muy necesario concienciar a la población, mediante el apoyo de las instituciones, para evitar comportamientos negativos (suelta de perros, salirse del camino, ruido…) que afectan a esta magnífica especie amenazada e instar al Gobierno de Aragón que, a través del Plan de Desarrollo Rural, financie en el marco del Plan de Recuperación del Hábitat aragonés, acciones dirigidas a la mejora del hábitat y a salvar la especie”, señalan los ecologistas.

En este sentido, el Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón ha iniciado trabajos forestales de mejora del hábitat del urogallo. Se desarrollan en tres zonas del Pirineo -Benasque, Bielsa y Tella-Sin-, en un área de 300 hectáreas de superficie. El importe de licitación del proyecto es de 1,4 millones de euros, financiados íntegramente por los Fondos de Recuperación v de la Unión Europea -Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia-, dentro de la actuación denominada Plan de restauración y mejora de hábitats del urogallo en Aragón. En años sucesivos está previsto ampliar las zonas de trabajo a otros municipios.

Los urogallos se enfrentan a una combinación de elementos que juegan en su contra y cuya manifestación más evidente es la baja tasa reproductiva. Este fracaso reproductor está relacionado con una baja calidad del hábitat, el efecto del cambio climático en los hábitats de montaña y el efecto de la depredación, como reveló un estudio al respecto en el Pirineo catalán llevado a cabo hace unos años

Ante este panorama los esfuerzos para la conservación del urogallo en otros territorios se están dirigiendo a incrementar la calidad del hábitat mediante el manejo forestal, la protección de su hábitat, la reducción del efecto de la depredación y el reforzamiento poblacional.

Otras comunidades autónomas

En Cantabria, el proyecto de recuperación del urogallo cantábrico estima la existencia de 190 ejemplares de la especie, de los que 130 son machos y 60, hembras, según la toma de muestras realizada en 2019 y los análisis genéticos posteriores. En 2024 se realizará una nueva muestra para valorar la evolución de la especie y el efecto de las medidas, según informó la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio.

El Pirineo ya ha visto en tiempos recientes cómo desaparecía una especie que lo habitaba. El bucardo lo hizo de manera oficial en el año 2000. Conocida como capra pyrenaica pyrenaica, en este periodo final habitaba en Ordesa y Monte Perdido. El último ejemplar localizado murió aplastado por unos árboles tras una tormenta. Se intentó clonar, pero el ejemplar sobrevivió pocos minutos.

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