Personal, estudiantes y profesores de la Universidad de Zaragoza piden no renovar el convenio de colaboración con el Arzobispado
En una carta dirigida al Rector de la Universidad de Zaragoza, el pasado 9 de abril, 16 colectivos que representan a la totalidad del Personal de Administración y Servicios (PAS), la gran mayoría de estudiantes y una parte del Personal Docente e Investigador (PDI) reclamaron que no se renovara el “Convenio Específico de Colaboración entre la Universidad de Zaragoza y el Arzobispado de Zaragoza”, firmado en 2012 “de espaldas a la comunidad educativa”, tal y como apuntan en su misiva.
Dicho convenio, explican los firmantes, ofrece a los estudiantes de los grados de Educación Infantil y Educación Primaria la oportunidad de cursar en la Universidad pública aragonesa una serie de créditos adicionales que llevan a la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica: un título que “los colegios concertados de la Iglesia Católica exigen a quienes aspiran a impartir clase en sus aulas, tanto si es para dar Religión Católica, como Matemáticas, Lengua Castellana o Ciencias Naturales. El texto recogía también, entre otros puntos, que la Universidad permitiría al Arzobispado el uso de salas de la institución pública, incluso para actos litúrgicos que nada tienen que ver con la docencia”.
Ante esto, los colectivos denunciantes plantean que, en primer lugar, “la Universidad debe ser un lugar dedicado al conocimiento riguroso y científico, donde no hay sitio para dogmas religiosos; que para los estudiantes que lo deseen existen otros métodos igualmente accesibles para obtener la DECA (a través de Internet, o en centros dedicados a ese fin), por lo cual no es necesario que Unizar lo ofrezca; que la de Zaragoza es la única universidad pública de España en la que existe un acuerdo de estas características; y que la Universidad deja a disposición del Arzobispado el programa de las asignaturas, sin supervisar los valores retrógrados que estas pudieran ofrecer”.
Por otra parte, continúan, “siendo que los estudiantes de Educación ya graduados tienen la formación necesaria para desarrollar su oficio, es incomprensible que la Universidad de Zaragoza, no solo no denuncie que estos serán discriminados por sus creencias cuando busquen un empleo, sino que decida legitimar y normalizar esa discriminación ofreciendo en sus propias instalaciones una titulación que exige estar bautizado por la Iglesia Católica para poder cursarla”.
