Arzobispo de Oviedo: “Fui detenido por encapuchados que me apuntaron con sus metralletas, les expliqué quién era y me perdonaron”
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha vuelto a sorprender con sus declaraciones, aunque en esta última ocasión no se trataba de un enfrentamiento público con alguno de los responsables políticos de Asturias, sino por un relato sobre su experiencia en México, donde fue víctima de la espiral de violencia del país cuando fue detenido y amenazado con una metralleta por un grupo de encapuchados que le liberaron sin sufrir daños tras identificarse como religioso.
“Yendo a una de las comunidades más elevadas en la montaña, fui detenido por un grupo de encapuchados que me apuntaron con sus metralletas, hasta que les expliqué quién era y a dónde iba y me perdonaron, dejándome continuar. El susto lo tengo todavía en el cuerpo”, ha explicado.
Una homilía sorpresiva
Nadie se esperaba un comentario de este calibre durante la misa que el arzobispo, a sus 70 años, oficiaba junto a Javier Gómez Cuesta y Francisco Javier Suárez, en la conmemoración de la festividad de los Ángeles Custodios, patrones de la Policía Nacional que se celebraba ayer, jueves, en la iglesia de San Pedro de Gijón.
En la homilía hizo referencia a la labor policial de “los ángeles que van de uniforme” y desveló este episodio de su vida cuando fue amenazado en México donde se está impulsando una misión diocesana.
Según ha desvelado el diario La Nueva España, el arzobispo aseguró que se encontraba “en una zona realmente complicada de inmensa violencia” y comparó los altos índices de inseguridad en México frente el bajo número de delitos que se registran en España.
En México no puedo hablar de las florecillas ni del trino de los pájaros, cuando se están matando. Ellos saben a qué estamos allí cuando vamos con los Toyota y a veces te escuchan de mala gana. Tienes que combinar prudencia y libertad, pero no podemos perder la larga tradición misionera de la iglesia asturiana
Comunión interrumpida por un tiroteo
No era, sin embargo, la primera vez que se refería a la situación en México. El pasado mes de enero, ya había comentado en una entrevista que tuvo que “detener una primera comunión por un tiroteo. Me dijeron que tenía media hora antes de que reanudaran los disparos”, si bien ese riesgo no le hizo barajar un posible abandono de la misión de la iglesia asturiana.
“Es una de las zonas más violentas de los corredores del narcotráfico. Estábamos en Tlapa, en el estado de Guerrero, a 3.000 metros de altitud y con 30 personas, y tuve que parar una primera comunión por un tiroteo, una balacera, como dicen ellos. Tuve que pedir a uno de los presentes de la comunidad que tenía un walkie-talkie que hablara con quien fuera”, explicó.
“A veces te escuchan de mala gana”
“Me dijo: 'Puede usted seguir porque van a parar, tenemos media hora'. Y así finalizamos una primera comunión preciosa. Allí no puedo hablar de las florecillas ni del trino de los pájaros, cuando se están matando. Ellos saben a qué estamos allí cuando vamos con los Toyota y a veces te escuchan de mala gana. Tienes que combinar prudencia y libertad, pero no podemos perder la larga tradición misionera de la iglesia asturiana”, corroboraba el arzobispo de Oviedo.
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