“Vi cómo la avalancha llegaba a mi casa y el agua nos subía hasta la cintura”
Carla Rodríguez tardará en olvidar los momentos vividos la tarde del pasado domingo instantes después de la rotura de una balsa en la zona de Argual. Fueron unos minutos, pero intensos y angustiosos: “Vi cómo la avalancha llegaba hasta mi casa; la riada arrastraba dos coches con personas dentro y los estrelló cerca, aunque sin causar daños a los ocupantes de los vehículos”, ha relatado a LA PALMA AHORA esta vecina de Los Llanos de Aridane. “En primer lugar escuchamos un fuerte ruido, pensé que era un helicóptero”. La riada desbocada que originó el escape de parte del caudal embalsado arrolló todo lo que encontró a su paso, provocando daños en fincas agrarias, varios vehículos y el cierre de un tramo de la carrera LP-1 que une Los Llanos de Aridane y Tijarafe. “Nuestra casa está a un kilómetro aguas abajo de la presa”, detalla.
El súbito aluvión de agua, piedras, restos de plataneras, trozos de hierro y plásticos duró poco tiempo, pero inundó de escombros y pánico el entorno. “En casa estábamos mi madre, mi hermano y yo y, asustados, tuvimos que aguantar la puerta” para que la inesperada crecida, “con la fuerza que venía”, añade, no entrara en el interior. “Al lado viven, en otra casa, mis abuelos”, apunta. “El agua, en el patio que tenemos, nos llegó hasta la cintura ya que la salida se atascó. Mi hermano tuvo salir para abrirla”.
“Cuando aflojó un poco pudimos salir de casa y, a los pocos minutos, llegó la Policía Local, así como bomberos, ambulancias y otros efectivos de ayuda”. Los ocupantes de los coches seguían en su interior y “una de las señoras vino para casa porque estaba muy nerviosa, como todos”.
El agua del torrente “llegó hasta la cocina; mojó algunos muebles y afectó una parte de la zona baja de la casa y los coches que tenemos aparcados en el exterior, pero afortunadamente estamos todos aquí”.