Cardona trata de atrincherarse en Puertos de Las Palmas, donde lo arrinconó el PP para renovar el Ayuntamiento

Juan José Cardona, presidiendo una reunión del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

Tampoco Asier Antona, presidente del Partido Popular de Canarias, pensó jamás que una moción de censura contra Mariano Rajoy iba a interrumpir bruscamente la legislatura dos años antes de su final. Cuando pidió al presidente canario, Fernando Clavijo, la golosa plaza de presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas para Juan José Cardona pensaba en tres cosas: apartar de la carrera electoral al Ayuntamiento de la capital grancanaria a un candidato que no le interesaba, colocar en el Consistorio capitalino a concejales de su más estricta confianza y mostrar a los suyos que era capaz de obtener algún rédito del apoyo del PP al Gobierno nacionalista en momentos decisivos.

La cosa se torció casi por completo cuando la presidenta del Congreso dio por investido presidente a Pedro Sánchez. De repente Cardona se quedaba como el único cargo público del PP en Canarias y con la amenaza seria de poder ser removido en cuanto al PSOE le dé por pedirle a Clavijo que aplique la máxima de Coalición Canaria de estar a buenas con el partido del que habita La Moncloa.

Juan José Cardona se ha movido con aparente destreza desde el primer momento: además de organizar un acto protocolario con el que obligar a los poderes locales de todo tipo a rendirle pleitesía, presionó hasta el límite al director general de Puertos saliente, José Llorca, para que antes de la llegada del motorista con el cese dejara resuelto el expediente de la ampliación del dique Reina Sofía, atascado por la eterna cabezonería del ex alto cargo de Fomento, más preocupado por obstaculizar la gestión del anterior presidente portuario, Luis Ibarra (PSOE), que por desbloquear los problemas de La Luz.

Cardona no se ha resignado a ejercer el papel de silente huésped del cementerio de elefantes que le ha asignado su presidente regional. Quiere hacer cosas, reivindicar para él la apertura de la ciudad hacia el puerto y el mar, y explotar todo lo que pueda su condición de único cargo público de la Administración periférica del Estado en Canarias. Pero su capacidad de maniobra es mucho más limitada de lo que todos creían, sobre todo teniendo en cuenta que no va a contar necesariamente con las simpatías del Ministerio de Fomento ni con el ciego respaldo de las instituciones locales, gobernadas todas por adversarios políticos en pleno año pre-electoral. Además, desde el punto de vista orgánico, no va a poder alimentar muchas bocas porque solo hay dos puestos de libre designación, y el exalcalde de Las Palmas de Gran Canaria ya ha puesto en marcha el mecanismo para cubrir uno de ellos, el más trascendental, el de responsable de comunicación del organismo portuario.

Para ello ha publicado un concurso público que, para todos los que conocen a la que fuera su jefa de prensa en el Ayuntamiento, lleva el nombre de Cristina Rodríguez. Las bases dejan al criterio de una entrevista con los candidatos o candidatas el 40% de la puntuación, y las tres personas que tienen que mantener esa entrevista son tres funcionarios de la Autoridad Portuaria sin la menor idea de comunicación.

Cardona sabe lo que se juega en ese puesto. Y, al contrario de lo que quiere para él el presidente Antona, pretende utilizarlo como palanca para volver a la carrera electoral en cuanto se de la más mínima posibilidad. La oferta era muy tentadora porque le permitía abandonar la situación de mileurista a la que un antecesor suyo en la alcaldía, José Manuel Soria, condenó un día a los concejales de la oposición, a los que rebajó el sueldo de manera insultante. Además, Cardona no puede conformarse con un puesto de libre designación que acabe de manera inopinada sin darle tiempo a la recolocación, que a los efectos laborales, tiene muy complicada. Por eso necesitará presentarse a las elecciones locales en un puesto de salida, de ahí que necesite un buen equipo de comunicación y la maquinaria propagandística bien engrasada en los medios de comunicación locales.

No es el destino que tenía previsto para él Asier Antona, que pensó en una operación sibilina consistente en apartar del equipo de concejales en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria a aquellos que le eran menos afines. Además de Cardona, salió hacia la Zona Especial Canaria Jimena Delgado, y en su lugar han entrado en la Corporación Rosa Viera y María Amador, ambas de su equipo de dirección más allegado, como lo es José Miguel Álamo, ya dentro de esa institución.

Antona prepara un recambio al frente de la lista del PP en el Ayuntamiento de la ciudad más poblada de Canarias, y en sus cálculos no entraba de ninguna manera Juan José Cardona, que además pugnó contra él en los prolegómenos de las primarias a la presidencia regional sin plantearle batalla seriamente cuando llegó el momento oportuno.

¿Quién manda en el PP canario?

La jugada de Antona con la patada por elevación a Cardona debería eclipsar las voces que hablan de que, en realidad, el nombramiento fue una petición expresa de José Manuel Soria, que habría de estar controlando algunos resortes del PP de Canarias en la sombra a través de algunas de sus colaboradoras más fieles, entre las que se señala abiertamente a Australia Navarro. Fuentes de la disidencia del PP canario dan por sentado que Cardona está llamado a desempeñar un papel de facilitador de la familia Soria en el Puerto de La Luz, donde tradicionalmente tuvo negocios a través de la consignataria Oceanic.

El nombramiento de Cardona, además, habría obligado al PP a plegarse a los intereses de Coalición Canaria en el nombramiento de un administrador único afín al Gobierno al frente de Radio Televisión Canaria. Desde el entorno de Asier Antona niegan la mayor asegurando solemnemente que el actual presidente del PP no habla con Soria desde que abandonó la política por el escándalo de los papeles de Panamá, y la aceptación de Naranjo Sintes para tratar de salvar RTVC en los minutos de descuento es fruto de la ausencia de un candidato o candidata que quisiera asumir el encargo con las condiciones que imponía el Gobierno, es decir, con el Gobierno en contra.

Sin embargo, entre los mandos intermedios del PP canario circula una versión de un episodio vivido en el seno del Grupo Parlamentario Popular días antes de la designación del nuevo administrador único de RTVC. Aquella reunión fue “explosiva”, según ese relato, sobre todo después de que Asier Antona proclamara que no iba a apoyar a Naranjo Sintes bajo ningún concepto. De improviso estalló Australia Navarro con una frase que sostienen dos fuentes y las demás niegan: “¿Cómo que no lo vamos a apoyar? El jefe ha dicho que lo vamos a apoyar, que nuestro hombre es Sintes”. Luz Reverón, la diputada popular destacada a la comisión de control de RTVC no salió muy conforme de aquella reunión. El “jefe” es Soria, según esta versión que ninguna fuente oficial confirma.

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