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ENTREVISTA

Paloma Bienert, poeta: “El arte se nutre de captar en las sombras lo que hay detrás de la evidencia”

La poeta Paloma Bienert.

Rubén Alonso

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Paloma Bienert Barberán nació en Alicante, vivió en Murcia la primera parte de su vida y desde hace una década reside en Santander, en donde escribe poesía. Acaba de publicar su poemario 'Esta continua niebla de llevarte' que, como todo acto poético, no requiere de explicación, pero sí puede contextualizarse.

El contexto personal y literario de Bienert dice que esta licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, ha realizado estudios de idiomas en Laussane, París y Cambridge; y de postgrado y traducción en Murcia, Zaragoza y Madrid. Empezó a publicar en la editorial zaragozana Del (a) Imperdible. Desde entonces ha colaborado en antologías poéticas, revistas y ediciones digitales de ámbito nacional (Territorio Kirguise, Aula de Poesía ‘José Luis Hidalgo’, Raúl Reyes Ediciones, entre otros) e internacionales (Yaugurú).

En esta entrevista, Bienert hace una defensa del instrumento poético como método de conocimiento, consuelo y transmisión de belleza y todo lo ha volcado en un libro cuya urdimbre es la reconstrucción personal desde el dolor.

¿Para qué la poesía? ¿No basta la realidad prosaica, en prosa?

Quizá habría también que empezar preguntándonos por qué la palabra o por qué haber abandonado su oralidad. Salvado este preliminar, el texto es, desde luego, un antídoto contra el olvido. La peculiaridad de la poesía —en sentido estricto— es su urgencia. Si se puede decir de otra manera, o después, entonces es prosa.

¿Existe una realidad tangencial a la que solo se puede llegar de una manera misteriosa, poética?

Me gustaría recordar a pensadores como Chantal Maillard, Mircea Elíade y Rudolf Steiner, pero también a films recientes como 'Todo a la vez en todas partes', porque existen muchas realidades en convivencia, y arrancar de la supremacía de una realidad sobre las otras es una posición occidental; otra cosa es el grado de consciencia que se tenga de esa simultaneidad. También sé, sabemos, que el arte, desde las cavernas, se nutre de captar en las 'sombras' lo que hay detrás o más allá de la evidencia.

La poesía es un acto creativo, una expansión de la mirada cuyo objeto es la realidad bruta; pero el poeta, como sujeto culpable de tender hacia el alma de las cosas, trabaja sobre el intersticio entre realidades que me gusta llamar 'el hueco'. De modo que el poeta en sentido particular, hablaría en el 'umbral del ser' -la 'razón poética' de la que hablaba María Zambrano-, y su campo de actuación es la metapalabra. Aun así, creo que hay poetas que lo son sin saberlo y, viceversa, poetas que no lo son realmente.

¿Se reconoce como poeta, como si fuese una profesión, tiene una vida poética?

¡No! Es una actitud, más bien. He escrito desde siempre como algo propio, que me servía para conocerme. Enseñarlo, publicar son hábitos tardíos —de madurez o de insensatez— que están ratificando, ahora, mi función de animar la vida con mi garganta y mi voz.

¿Su último libro es un poemario autobiográfico o la voz poética que utiliza no es la suya?

Escribir, aparte de significar estar atento, es reparar, exorcizar; en un diálogo con partes mías, o del otro, que no son del todo claras, con las que no dialogaría si no lo escribiera. Y ese acto cursa con los pasajes propios, a tal punto que podría hacer aquí el intento de una cita más y decir que “la obra de arte más creativa es mi propia vida”.

¿Fue un libro que escribió con una intención, por decirlo de algún modo, terapéutica?

Es un libro que fue escrito durante la pandemia y, ahora, desde la perspectiva temporal, aquel “algo” sin forma que el poemario recoge no solo puede hace pensar mucho, sino que además cura.

¿Es mejor poeta quien más ha sufrido?

La belleza es lo que viene después de la dificultad, decía Antonio Colinas. Quisiera unirle la máxima de que 'primero vivir, después filosofar'. Creo que, para quien sufre, crear es una tabla de salvamento, pero 'primum vivere', a poder ser.

¿Qué pesa más en poesía: la belleza o el conocimiento?

Esta es una pregunta-trampa que está en parte contestada… Sin belleza es muy difícil vivir, o rebasar lo primitivo, que es también pulsión humana. Y es por eso que no se transfiere sólidamente a la vida la belleza, o no se adhiere de forma estable el conocimiento… porque nos olvidamos, porque la raza humana es desmemoriada.

¿Qué piensa de los que buscan experiencias para crear y luego se topan con poetas como Emily Dickinson que apenas salió de su pueblo en toda su vida?

De todo hay en la viña del Señor… Y también, que los que buscan no encuentran y los que no buscan se topan… Supongo que experimentar en los límites es una característica del ser humano y, a veces, una condición de crecimiento o de destrucción. De ahí proceden muchas cosas, algunas de inconmensurable belleza, otras deleznables absolutamente, pero ciñéndonos al campo de la creación literario-poética, que tiene tanto de filosofía como de desvelamiento de un sentido en la existencia y en lo que hacemos de ella, puesto que estamos vivos, cada uno que sea dueño de su libertad relativa. Con Emily Dickinson, estamos ante el máximo, esta hipersensibilidad desarrollada en su concreto metro cuadrado de espacio-tiempo no ha podido ser de mayor provecho para la humanidad.

Hablando de la Dickinson, ella escribió: “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”.

Sí, es una maravillosa y 'letal' metáfora.

¿Es para usted una experiencia dolorosa escribir?

La experiencia de la literatura es tan dolorosa como humilde, tan alegre como superviviente, tan necesaria como inconsistente. El artista crea en estado de neurosis, aseveraba Freud, lo que sin ser más que otro concepto, no deja duda sobre el hecho de que a mayor calma o estabilidad, estas sienten menos necesidad de catarsis a través de cualquier forma de arte. El arte es un sacrificio, hacer sagrado, en latín. Llevar a cabo una ceremonia sagrada, consagrar… ¡Mejor para el arte, peor para los artistas!

¿Cómo podemos aprender a escribir poesía?

Dejando que nos atraviese, para que germine en nuestro interior. Quien siente ese placer, como quien cata un sabor nuevo, ya no queda indemne, sino solo, con los mecanismos de su paladar, ante una nueva encrucijada.

¿Cuándo sabe que 'tiene' que escribir un poema y cuándo que ya lo ha terminado?

El poema te asalta, en plena noche, o en el sueño de día, implacable. Cuándo decides dejarlo, es algo más difuso, que depende mucho de la personalidad y el momento de quien se deja escribir.

¿Es una escritora metódica o caótica?

Metódica, en cuanto a escuchar la pulsión y ponerme con ello. Caótica, en cuanto a los materiales, los lugares que hacen de escritorio: todos los que empuñamos la pluma, sabemos que lo hacemos sobre palimpsestos.

¿Cuáles son sus referencias poéticas?

En sentido estricto, son más bien clásicas; románticos ingleses y alemanes, Rilke, los surrealistas franceses, Eluard, los sufíes Omar Jayyam y Hafez, y sus escuelas, W.B. Yeats, Adonis; desde las poetas 'sin sombrero' y la Generación del 27, María Zambrano, Manuel Altolaguirre, la lengua portuguesa, Clarice Lispector… hasta Borges, Clara Janés, Silvia Plath, Carolyn Forché, la Generación Beat, René Char, Idea Vilariño, Menchu Gutiérrez, Christian Bobin, y una generación nueva de poetas españolas cuya última línea y primera es la jovencísima Corina Gratti.

¿De dónde extrae la energía el poeta?

El poeta no posee esa energía, la energía pasa a través suyo como una adherencia en su cuerpo, su alma, sus manos. Es un conductor de energía, un proyector, a lo sumo, un intérprete.

¿Ha llegado a tachar algo por pudor?

Claro que sí.

¿Hasta qué punto es racional al escribir sobre sentimientos?

Es lo más natural que te llegue lo invisible y después aplicarle el menor 'oficio' posible para que la energía llegue al lector y cumpla su ciclo.

¿Por qué poesía amorosa?

¿Quién dijo que la poesía es un acto de amor?

Cuando escribe, ¿espera que aparezca la epifanía, un fulgor mágico?

El poeta es un ser alado, decía Platón. Mi escritura es más aérea que sólida, desde luego. Vuelos o sueños que se paran ante mí, y tengo que mirarlos, escuchar, y callar. Después, si hay suerte y paciencia, quedarán escritos como si hubiera pasado un ángel, como si se hubiera detenido la magia de la vida en mis manos.

¿Juega un papel importante el azar en su poesía?

¿Lo puedo llamar coincidencia?

¿Todo poema no es un empecinamiento en el fracaso?

Pues claro. El fracaso de no poder ser poesía, decirlo sin palabras… Ser la cosa con su destello.

¿Se puede explicar un poema?

Pudiera ser explicado, pero no se debe.

¿Por qué no?

Para dejar a la imaginación su recorrido, expedito hasta el lector, que se monta como en un caballito que tira de él por primera vez, y a veces, le lleva para siempre con sus cantos de colores, hasta allá.

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