Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Feijóo se alinea con la ultra Meloni y su discurso de la inmigración como problema
Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada
Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs
Entrevista
Daniel Alvear, director general de Industria, Energía y Minas de Cantabria

“Vivimos una expansión inversora enorme en la industria cántabra y prácticamente estamos en situación de récord”

Daniel Alvear, director general de Industria del Gobierno de Cantabria.

Javier Fernández Rubio

0

Daniel Alvear (Santander, 1976) es ingeniero industrial y desde enero de este año ejerce como director general de Industria, Energía y Minas del Gobierno de Cantabria. Doctorado por la Universidad de Cantabria en 2006, ha ejercido la docencia como profesor titular de Construcciones Industriales. De perfil netamente investigador, antes de acceder a un cargo político dirigió desde 2012 el GIDAI, un grupo de investigación dedicado al estudio de los fenómenos asociados a incendios y la respuesta que pueda darse con el fin de mejorar los niveles de la seguridad. Ahora, en el equipo de la Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio tiene otro fuego entre manos: los efectos de la pandemia en el sector industrial, avivados por la remodelación interna que están acometiendo las industrias en un proceso de transformación profundo para garantizar su futuro. Alvear, quien asegura que ya conocía al sector desde su trabajo en el GIDAI, se muestra optimista y cree que el sector está recuperando niveles de prepandemia y que las inversiones que se están barajando son “de récord”.

¿En que situación se encuentra la industria de Cantabria?

La industria ha pasado por una situación de riesgo por las medidas sanitarias derivadas de la COVID y por un contexto de transformación. Tenemos una oportunidad enorme de abordar esa situación. Nos encontramos a empresas maduras y grandes, junto a pequeñas empresas con mucha pujanza. Entonces, tenemos una situación que hay que salvar en la inmediatez para que tengan continuidad esas empresas y al mismo tiempo hay que abordar el medio plazo para que tengan una vida más allá del hoy. Y eso lo entiende bien la industria y en ocasiones necesita una ayuda para estas transformaciones, porque son tan rápidas en el tiempo que o se hacen ya o quedan fuera del tablero. El actual es un momento de oportunidad, es un desafío.

Las transformaciones son tan rápidas en el tiempo que o se hacen ya o quedan fuera del tablero. El actual es un momento de oportunidad, es un desafío

Se da la paradoja de que en un momento de dificultad muy grande estamos viviendo una expansión inversora enorme. El lunes pasado, en el comité de evaluación del programa de inversión productiva, prácticamente estamos en situación de récord. Semanas antes, cuando hemos sacado el programa de ayudas a la innovación, también hemos obtenido cifras récord.

¿Industria está aguantando el tirón y apoyando con dinero público estos proyectos de transformación?

Nosotros estamos dando el máximo de ayudas en el plurianual que tenemos: cinco millones de euros, que van a impulsar más de 35 millones de inversión. De 83 solicitudes hay 20 empresas, que son pymes y presentan proyectos de más de un millón de euros a acometer en 12 meses. Son cifras enormes para pymes.

¿A dónde se orientan esos proyectos?

Transformación digital y sostenible, modernización de líneas de producción, los retos de descarbonización...

El tejido empresarial de Cantabria está caracterizado por las microempresas, pero también hay grandes compañías. ¿Es factible pensar que recale una gran industria en Cantabria?

Para ser atractivo tienes que demostrar que tu industria funciona. En la medida en que te conviertes en un área en donde, aparte de las infraestructuras básicas, hay una percepción entre las empresas de que se funciona bien y se es capaz de generar un ecosistema potente, eso atrae inversión.

¿Hay algún modelo que tomar como referente?

En España, un caso clarísimo de éxito es el País Vasco. Tampoco inventaron la pólvora: fueron al modelo alemán y lo traspasaron.

¿Y cuál es ese modelo?

Crear un ecosistema bien articulado en el cual una serie de agentes clave trabajan en función de su sector productivo. Es fácil de decir pero difícil de implementar.

¿De qué horizonte hablamos? ¿Años, décadas?

Cantabria en los últimos años, en una serie de indicadores, ha mejorado muchísimo. Pero hay que pasar de un modelo en el que apoyamos una serie de proyectos a articular un ecosistema. No solo apoyar proyectos, sino crear centros de investigación colaborativos de excelencia, centros tecnológicos, unidades de I+D empresariales... un ecosistema. Nosotros tenemos también fortalezas: una universidad y un centro tecnológico potentes, empresas tractoras, un ecosistema de clústeres organizado...

Cantabria en los últimos años ha mejorado muchísimo, pero hay que pasar de un modelo en el que apoyamos una serie de proyectos a articular un ecosistema

Lo que no tenemos es suelo industrial. ¿O sí?

Se está organizando. Históricamente se ha trabajado sobre la necesidad de suelo industrial, ahora tal vez la primera necesidad no sea esa, pero sí que es cierto que necesitamos disponibilidad como por ejemplo en la comarca del Besaya. Se están acometiendo actuaciones, pero es un proceso lento con pasos que son inevitables. Ahora, hay que trabajar para que no haya una demora más de la imprescindible.

Tal vez uno de los puntos débiles de Cantabria es la lentitud de los trámites. Incluso empresarios que no reclaman ayudas sino un trámite burocrático ágil tiran la toalla por el tiempo que les lleva instalarse. ¿Comparte este planteamiento?

Hay muchos factores. Hay un poco de todo, honestamente. En Industria tenemos trámites de lo más variopintos. Hay que decir que la gestión depende de las personas y la administración pública ha experimentado un proceso de degradación.

¿Se refiere a que hay un proceso burocratizador excesivo?

Cada vez hay más normas. El incremento de los procesos de gestión no se ha visto compensado con un incremento del número de personas, aunque en mi caso debo decir que estoy muy satisfecho con mi equipo. Aquí hay 50 personas que están trabajando lo máximo que pueden bajo la premisa de no meter más burocracia ni un minuto más de lo necesario en cada proceso.

¿Hay negociaciones con empresas para su instalación en Cantabria?

Trabajamos con cautela y un grado de delicadeza a la hora de transmitir informaciones. Siempre hay actuaciones, incluso con algún grado de madurez y con visos de implantación, pero he visto en mi actividad pasada que muchos contratos en el último minuto se caen. ¿Qué sentido tiene contar cosas que no están firmadas?

Pero ¿hay proyectos?

Sí, los hay, pero nuestra prioridad son los proyectos enormes de nuestras empresas. Tenemos proyectos con inversiones importantes en Solvay, Derivados del Flúor, Dynasol, SEG Automotive, Ferroatlántica y empresas más pequeñas.

En el caso de Solvay, ¿el Estado está haciendo todo lo que debiera por asegurar el proceso de descarbonización de la planta?

En el caso de Solvay necesitamos concreción y conocer perfectamente cuál es la herramienta que se va a emplear y esto viene también de la mano de la concreción de los planes de los fondos europeos. Hasta ahora han tenido muy poca concreción y se han generado unas expectativas brutales, que si no se concretan en cosas reales que ayuden de verdad a impactar en la economía productiva el miedo nuestro es que se frustren las expectativas.

¿Qué esperan de los fondos europeos?

En la sección de energía tenemos una parte importante de los programas territorializada, en la parte de industria no va a llegar nada territorializado, sino que va a ser gestionado directamente por el Estado. Estamos tratando de explicar a las empresas cómo competir en las convocatorias que va a sacar el Ministerio y al mismo tiempo sensibilizar al Estado que tiene que adaptar los programas para que de verdad lleguen. Si los programas sirven para generar factorías asociadas a grupos que no tienen su toma de decisiones en Cantabria nos ponemos en una situación vulnerable. Queremos que al menos nuestras empresas tengan un elemento de participación razonable. Por ejemplo, nuestro sector de automoción, que tiene un peso importante en el PIB, ya ha trabajado con la patronal nacional en los planes de transformación. Pues que hagan caso de esos planes y adapten las convocatorias para responder a las necesidades.

¿Cuánta financiación esperan captar, o condicionar al menos?

Hay una referencia clara: si nosotros somos el 1,2% [del PIB o VAB nacional] tenemos que aspirar a tener unos retornos de este estilo.

¿Es factible en términos de tiempo tramitar el polígono de La Pasiega, si acaba siendo susceptible de recibir financiación europea?

Los plazos son razonables. Todo depende del plazo del proceso de participación pública. Se está trabajando con la mayor agilidad posible. Sican (Suelo Industrial de Cantabria) está trabajando al máximo.

¿Le preocupan las alegaciones que puedan presentarse?

En este tipo de proyectos siempre hay. Hay que convivir con ello. Lo importante es que haya una hoja de ruta sobre las necesidades industriales y que se trabaje al máximo para acelerar los procesos.

¿Cantabria es la reserva de suelo del País Vasco y otras comunidades?

No tengo esa intuición sobre Cantabria. Los grandes polos logísticos no están en Cantabria. Los grandes consumidores de suelo están en las dos castillas y en el entorno de Madrid. Aquí tenemos actividades más modestas y relacionadas con la actividad de las empresas como, por ejemplo, Lupa. Tenemos que aprovechar las oportunidades. Si tenemos suelo industrial cerca del País Vasco que dé servicio a los puertos de Santander y Bilbao tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para ofrecernos a ese tipo de operadores. No podemos cerrarnos esa puerta.

Si tenemos suelo industrial cerca del País Vasco que dé servicio a los puertos de Santander y Bilbao tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para ofrecernos a ese tipo de operadores. No podemos cerrarnos esa puerta

¿Qué impacto ha tenido la pandemia en la industria y cuándo esta volverá a situarse en niveles prepandemia?

La industria ha tenido un comportamiento muy desigual dependiendo de sectores y empresas. Tuvimos un elemento positivo como que una parte importante de nuestra industria fuera definida como elemento esencial. Eso permitió que mantuviera la actividad e incluso se dio la paradoja de empresas que, estando en mitad de un ERTE, salieran de él.

¿Cómo afectó entonces?

Nuestras empresas no suelen competir en un mercado local, sino que muchas de ellas, incluso pymes, exportan. Las dificultades de movimientos y de inversión paralizan y generan dificultades. Pero si vemos las cifras de caída del PIB de Cantabria, en el caso de la industria es pequeñísima con respecto a otros sectores. Es un sector productivo que tiene más resiliencia, es capaz de aguantar mejor.

A la hora de aguantar, me imagino que haya sido de importancia capital la figura de los ERTE.

Los ERTE han sido una herramienta fundamental. Ha sido un ejercicio de solidaridad con el dinero de todos. Desde un punto de vista social, ha sido una medida positiva.

Si vemos las cifras de caída del PIB de Cantabria, en el caso de la industria es pequeñísima con respecto a otros sectores. Es un sector productivo que tiene más resiliencia, es capaz de aguantar mejor

De hecho, y en cuanto a los precios industriales, Cantabria, en el primer semestre de este año, estaba ocho puntos por encima de la media española.

Sí, tiene unas cifras impresionantes.

Después de la pandemia, ¿en qué estado se encontrará la industria de Cantabria?

En este momento nos aproximamos ya a cierta situación prepandemia.

¿Y cómo avanza el Plan de Sostenibilidad Energética?

Es un programa que aborda cómo queremos el sector de la energía como sociedad. El Plan de Sostenibilidad en el que estamos trabajando tiene como premisas algunas intuiciones que estaban en el anterior, cuya vigencia concluyó en 2020. Sobre estas, se plantean unos retos nuevos en documentos de referencia como son los acuerdos europeos o el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

Su aplicación, cuando se apruebe, ¿no hará de él un puzle imposible de armar ante la sensibilidad ciudadana en aspectos como la energía eólica?

En la eólica terrestre, el Plan de Sostenibilidad dice que el 32% de Cantabria es zona de exclusión y luego hay otras zonas de nivel 2 donde hay posibilidad pero con condicionantes técnicos, y sobre ese paraguas se está trabajando. En el proyecto de El Escudo, que es de tramitación estatal, hay unos condicionantes de tipo técnico que el promotor verá si le compensa acometerlos o no. Todos los documentos de planificación son extraordinariamente complicados. Todos los proyectos eólicos que tenemos hoy han entrado a trámite antes de finales de 2020 y se acogieron al Plan 2014-2020. Ese plan recoge situaciones en las que por ningún concepto se puede llevar a cabo una actuación eólica, que por cierto en otros lugares sí que se pueden hacer. Tenemos un Plan de Sostenibilidad el cual dice claramente que hay zonas 1 de exclusión. En cualquier espacio protegido, espacio POL [Plan de Ordenación del Litoral] no se puede poner un aerogenerador. En otras regiones sí que se puede hacer. En Red Natura, per se, pudiera llevarse a cabo una actuación de energías renovables. De hecho, la Comisión Europea tiene un documento que se titula 'Las energías naturales y la Red Natura 2000'. Otra cosa son los condicionantes técnicos que tengan en ese tipo de espacios. Nosotros hemos dicho: “No nos compliquemos, en esos espacios no puede haber un aerogenerador”. Y solucionado.

Pero lo que hay es una clara oposición ciudadana a la tramitación de proyectos eólicos en Cantabria...

Hay muchísimas sensibilidades. Hay personas a las que el mínimo impacto les parece insostenible y a otras les parece compatible. Nosotros tenemos que trabajar con un marco legislativo, que es el que tenemos, y ser absolutamente serios y rigurosos en la tramitación. Y aquellos proyectos que no estén bien, aunque, imaginémosnos, tengamos zonas aptas, se caerán. ¿Tenemos en Cantabria un exceso de apetito de implantación de eólicas? Sí, porque no vamos a implantar más de 700 megavatios, incluyendo los de tramitación estatal [proyectos por encima de 50 megavatios]. Y eso quiere decir que en el hipotético caso de que se avanzara en la tramitación y el parque de El Escudo caminara, y teniendo en cuenta que existe Cañoneras, quedarían unos 550 megavatios disponibles. Si hay 28 proyectos en tramitación autonómica y otros 10 u 11 de tramitación estatal, la inmensa mayoría no va a salir.

Si hay 28 proyectos en tramitación autonómica y otros 10 u 11 de tramitación estatal, la inmensa mayoría de los proyectos eólicos no va a salir

Parece que hay un debate social sobre la energía eólica que nunca se ha planteado seriamente, ¿no le parece?

Como sociedad tenemos que decidir qué queremos. El pasado fin de semana, en Francia, hubo un problema eléctrico derivado de la actuación de un hidroavión en un incendio. Y eso conllevó el cierre de la conexión internacional de Red Eléctrica. Eso dejó a cero a una cantidad importantísima de empresas electrointensivas y no electrointensivas en Cantabria. Eso es soberanía energética. El 70% de la energía que consumimos procede de combustible fósil. ¿Ese es el país que queremos? Como sociedad tenemos que hacer una reflexión. ¿Que estas inversiones tienen impacto? Sí. ¿Que son ineludibles? También. Es imposible que con autoconsumo, que vamos a potenciar, seamos capaces de dar suministro a las necesidades de la sociedad, ya que no se llegue a más del 35-40%. Necesitamos otras instalaciones.

Se vende la idea de que estas instalaciones dan riqueza a los pueblos, a los municipios, pero después de la instalación, ¿qué riqueza aportan?

Nosotros no somos promotores. En otros lugares sí, pero en Cantabria el Gobierno no es el promotor de ningún proyecto eólico. Nuestra obligación es tramitar con seriedad.

¿A qué responde este 'boom' de solicitudes?

En el último trimestre del pasado año se han reactivado 28 actuaciones, como en el resto de España. El Gobierno [central] estableció unos objetivos de implantación de energía eólica y fotovoltaica y puso un calendario por el cual todos los proyectos tenían que estar tramitados antes del 31 de diciembre. Y eso ha hecho que se presentaran todos. La medida ha servido para saturar nuestros sistemas de gestión. Y en vez de efectuar un tránsito ordenado, tenemos una avalancha de proyectos, lo que afecta a la percepción social y a que proyectos con trabajo más escaso afecten a otros con más recorrido y mejor trabajados. Metidos en una coctelera generan un ruido social y político en el que se compara un aerogenerador con Sniace. Cuando se hacen cosas con tan poco rigor se corre el riesgo de que no salga bien.

¿Y están tramitando todas las solicitudes?

Tenemos la obligación de responder a esa tramitación. Si no lo hacemos, podemos tener una responsabilidad patrimonial.

¿Están tramitando también todas las alegaciones que se presentan? Se lo comento porque hay quienes protestan y dicen que hay dificultades para presentarlas.

El Registro no es mi competencia. Puede que haya una dificultad con alegaciones en nombre de otras personas o que requieran un poder [notarial].

Vista la sensibilidad social existente, ¿una alternativa no sería la energía eólica marina?

Los proyectos eólicos objetivamente tienen un impacto visual. Eso es evidente. Hay impactos que se pueden mitigar y deben ser mitigados, pero aquellos impactos que no se pueden mitigar deberá establecerse una serie de medidas compensatorias para el entorno como llegar a acuerdos con ayuntamientos y propietarios. Tenemos la experiencia de Cañoneras y creo que la percepción de los vecinos de Soba puede ser positiva para otros. La energía marina hoy no tiene la capacidad competitiva de otros sistemas. Es tan sencillo como eso. Hay más plantas precomerciales que comerciales. En Cantabria estas últimas requieren unas condiciones de cimentación que no podríamos emplear aquí. Bajo esas premisas, lo seguro es que quien quiera invertir vaya donde haya unos recursos eólicos enormes. En Cantabria no tenemos recursos enormes. Es discutible desde el punto de vista técnico y las mismas dificultades que tenemos en la terrestre las tendríamos off shore. Si nos vamos a unos kilómetros [mar adentro], requeriría una cimentación a 1.000 metros y, si no, cerca de la costa... Estoy convencido de que surgirían problemas de aceptación como con la eólica terrestre.

Y los estudios prospectivos del zinc en el Besaya, ¿en qué estado se encuentran?

Hay dos concursos de permisos de investigación. Uno de ellos, desde nuestro punto de vista no tiene un avance significativo.Finalizó, se solicitó prórroga, no hubo lugar y hay un proceso de recursos. Esperemos que termine y ver si se deroga el permiso. El otro proyecto está ligado a la zona de San José y funciona razonablemente bien. Las materias primas han subido de forma brutal [3.000 dólares por tonelada], por lo que no se requiere el grado máximo del recurso para que la instalación sea eficaz. Además, ya tiene todas las infraestructuras, por lo que solo ha tenido que rehabilitar el recurso. Según datos que suministran, el nivel de grado en bruto en varios puntos es del 4%, que es un dato muy bueno. En algunas zonas es del 9%.

Etiquetas
stats