Sois nuestra casa

Cuando nos dijeron que teníamos que quedarnos en casa, me puse a pensar cuál es nuestra casa, dónde está el hogar de este programa, dónde el refugio, el lugar seguro, dónde la familia, los seres queridos, dónde alguien que nos espera cada día, que nos escucha con atención, que se despierta o se acuesta con nosotros, que cocina, ríe, llora, se indigna, se emociona, se divierte, come, conversa, discute, reflexiona, siente con nosotros, dónde está nuestro sitio, con quién queremos estar y vivir, con quién queremos compartir esta cuarentena. La respuesta fue muy fácil: nuestros oyentes. Vosotros y vosotras sois nuestra casa.

No es sólo una imagen poética, es literal en nuestro caso. Habéis tenido que acogernos para que sigamos existiendo. Dos veces nos han echado a la calle. Las dos veces nos salvasteis. La primera hicisteis tanto ruido que nos llamaron de otra emisora. La segunda os convertisteis vosotros en la emisora y el altavoz. Nosotros emitimos, vosotros sois la antena. Nosotros ponemos el micrófono, vosotras sois el amplificador. Somos una verdadera cadena. Una cadena humana.

Juntos hemos hecho realidad esta república independiente de la radio, el primer programa radiofónico en este país que existe gracias a sus oyentes y que se mantiene ya durante seis temporadas sin más ayuda que la vuestra y el ingenio de un equipo para inventarse una forma distinta de sobrevivir. Nos habéis adoptado para no quedaros huérfanos. Por qué creéis que os llamo familia. Porque lo somos. Porque nos cuidamos. Porque tenemos algo en común. Porque estamos juntas en esto.

La familia está ahí. Cuando te hace falta y cuando la echas en falta. Está ahí para lo bueno y lo malo, las duras y las maduras, la salud y la enfermedad. Y aquí en la enfermedad, habéis vuelto a estar. Como siempre pero más que nunca. Nosotros hemos doblado programas y redoblado esfuerzos para acompañaros. Vosotros habéis triplicado el vuestro. En marzo habéis ingresado tres veces más que en el mismo mes del año pasado. En abril, lo vais a superar. Más de medio millar de personas se han hecho productores en la cuarentena. Todos los días llegan cartas, mensajes que nos ponen un nudo en la garganta o nos arrancan unas lágrimas. Eso es la familia, la gente que se preocupa, te escribe para ver cómo estás, te llama, está pendiente, se acuerda de ti.

Quería daros las gracias en nombre de esta parte de la familia. Por estar ahí. Por estar aquí. Por ser nuestras enfermeras, nuestros sanitarios, nuestra mascarilla y guantes protectores, nuestro oxígeno para tomar aire. Una vez más, nos estáis dando la vida. Cuando más peligro corremos de desaparecer, más habéis corrido al rescate. Cuanto mayor es la necesidad, mayor está siendo vuestro abrazo.

Pero lo más extraordinario es que se ha demostrado que somos más resistentes que la mayoría frente a la adversidad. Los que elegimos el poder de lo común y el apoyo mutuo, los que apostamos por tejer redes y construir comunidad, los que nos salimos de la rueda para rodar por los márgenes, somos más fuertes. Mientras todos los medios que viven de los anunciantes han entrado en crisis, nosotros estamos más sanos que nunca. Habéis respondido como nadie a la epidemia y sé que lo seguiréis haciendo. Sois nuestros anticuerpos.

Al final ha sido mejor depender de nosotros mismos para ser independientes. Al final ha sido mejor hacer nosotros la casa. Aquí estamos a salvo. No tenemos miedo de desaparecer. Sé que haréis que sobrevivamos.

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