Las delgadas líneas rojas

Como decíamos ayer (y perdón por la pedantería de citar a Fray Luis y Unamuno para darme la razón), el movimiento de Valls en Barcelona va a tener consecuencias en los pactos en toda España. Cuando el francés cruzó la línea roja que separa a la derecha de la izquierda y la trazó frente al independentismo, le estaba diciendo a Rivera que quitara el cordón sanitario al PSOE y se lo pusiera a la extrema derecha. Et voilà. Más o menos aquí lo tenemos. Ciudadanos se abre a pactar con los socialistas y se pone no un cordón sino un condón para hacérselo con Vox pero sin tocarse las pieles.

Han esquivado la cobra anunciando que no formará gobierno con la ultraderecha, lo que no quita que puedan hacerlo otra vez a la andaluza. Trifachito pero sólo la puntita. Nada nuevo, pues. La derecha blanquea a la ultraderecha pero hace como que no. Rivera ha escapado del jaque de Valls con una jugada de trileros. El francés juega al ajedrez; el español, a esconder la bolita. Los naranjas se quitan el marrón tirando la pelota al tejado de los ultras.

Ciudadanos sólo pactará con el PP (o eso dicen) y Abascal tendrá que comérselo si no quiere permitir que gobierne la izquierda bolivariana. Pero Vox no es el que era y ya ha dicho que nadie les hace el feo de dejarles fuera. Veremos quién cede en este duelo de machitos: la derechita cobarde o la ultraderechita cobarde. Si ninguno lo hace, Carmena podría ser alcaldesa y Gabilondo presidente, aunque dudo mucho que neoliberales y neofranquistas quieran asumir la responsabilidad ante sus votantes. Apuesto más por un acuerdo bajo cuerda sin que lo parezca.

Lo que ha cedido ya es el veto de Rivera a Sánchez, que ha dejado de ser el traidor que había vendido España a los independentistas para convertirse en posible pareja de baile cuando el Ibex ponga la música. Habrá acuerdos para investir gobiernos autonómicos y pactos con el gobierno central para evitar el concurso de los nacionalistas. “Con Rivera, no” van a formar coalición, pero van a aceptar sus votos para que las cosas sigan como estaban.

Ya dijo la ministra de Trabajo en funciones: la reforma laboral se queda. Seguro que también las leyes mordaza y demás clavadas que nos metieron con la excusa de la crisis. No sería tampoco la primera vez que el PSOE hiciera de trilero. Sólo Unidas Podemos está ahí para descubrir dónde esconden la bolita, aunque me temo que se han quedado sin cartas para entrar en el gobierno y poco podrán hacer con sus fuerzas tan mermadas. Bastante tienen con parar su caída.

Precisamente para detener el desplome de los partidos del cambio, Colau debería conservar la alcaldía de Barcelona, con los votos de Valls, dado que el tripartito de izquierdas es imposible por el veto mutuo entre PSC y ERC. Los independentistas le critican que cruce esa línea roja pero para darle la alcaldía a Esquerra tendría que cruzar la línea roja de aceptar los votos o abstención de la derecha convergente, que proviene del mismo régimen que la española. Sólo cambia la bandera.

Si la cosa va de izquierdismo, tanto da apoyarse en Collboni que en Maragall porque éste viene del Partido Socialista. Y si se trata de qué gusta más al Ibex, basta con demostrar que sirves a la gente y para eso es mejor tener el poder de cambiar las cosas. Puestos a cruzar líneas, que sea para pintarlas más rojas.

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