Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Cuando el rey se sube el sueldo, no dicen nada. Cuando las grandes fortunas y empresas evaden impuestos, se callan la boca. Cuando rescatamos bancos y autopistas y por eso recortan Sanidad, Ciencia, Educación o Dependencia, nos explican que hay que hacerlo. Cuando congelan las pensiones, bajan los sueldos y reducen el despido, que no hay más remedio. Cuando desahucian, que sí se puede. Pero cuando el Gobierno y Podemos pactan subir el sueldo mínimo a 900 euros, montan en cólera, aúllan, braman, protestan y anuncian la llegada del Anticristo y la destrucción de España.
¿Pero eso no lo había hecho Puigdemont? Pues no del todo, lo que va a romper “la nación más importante de la Historia de la Humanidad” (en la modesta definición de Pablo Casado) es la subida del salario mínimo interprofesional, mire usted. ¿Por qué? Porque el PP, la CEOE, el FMI y unos tertulianos de derechas dicen que subirlo crea más paro, nos convertirá en Venezuela y hará que pasemos hambre. Más que a Venezuela, nos acerca a la Europa más avanzada, donde el sueldo mínimo no permite que pases hambre como aquí.
Son los mismos que decían que la crisis se arreglaba con austeridad y lo que han conseguido es que nos dure el doble y salgamos a medias. No es como para fiarse de ellos. Para empezar no hay evidencia que ligue el aumento del salario mínimo y el del paro. En Estados Unidos hay ejemplos de lo contrario. La explicación: los empresarios tienden a tener los salarios por debajo de mercado, así que cuando les obligan a subirlo, disponen de margen y lo que sucede es que el nivel de vida mejora, el consumo aumenta y los despidos que hay por un lado, se compensan con la creación de empleo por otro.
Luego nos dicen que esto quien lo va a sufrir más es el pequeño y mediano empresario. Ocultan que la subida no viene sola sino acompañada de incrementos de impuestos a las rentas de más de 130.000 euros y a los patrimonios de más de 10 millones y rebajas para las Pymes y para los autónomos que ingresen menos, que pagarán menos de cuota. Estos presupuestos quieren reducir el impacto sobre los más débiles y cargarlo sobre los más fuertes. Redistribuir la riqueza, vaya. A ver si va a ser por esto por lo que no les gusta. Llamadme suspicaz.
Estamos hartos de ver cómo las grandes empresas de este país han seguido teniendo beneficios millonarios durante la crisis. De eso iba la estafa, de sacárselo a los de abajo para dárselo a los de arriba, de privatizar el dinero público. Por eso ahora nos dicen que tampoco hay para las pensiones, que nos saquemos un plan privado. La mejor solución contra el fin de las jubilaciones es subir sueldos, aumentar cotizaciones, mejorar las condiciones de los trabajadores. A ver si va a ser por eso por lo que no les gusta. Llamadme loco.
Cuando fueron a por los demás, no dijeron nada. Pero ahora que, por fin, quieren ir un poquito, tampoco mucho, a por ellos, nos intentan convencer de que eso no puede ser, de ninguna manera, ni hablar. Nos quieren hacer creer que un acuerdo de mínimos es lo máximo, que una pensión y un sueldo dignos son disparates populistas de extrema izquierda. Queréis vivir dignamente y no se puede. Eso sí que no.
A LAS 10H, EN WWW.CARNECRUDA.ES, TERESA RODRÍGUEZ Y ANTONIO MAÍLLO
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