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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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El último salto mortal de Pedro Sánchez

Javier Gallego

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Pedro Sánchez ha sacado el Manual de resistencia para casos de emergencia. Ha abierto por donde dice que, cuando te caes o te tiran, hay que levantarse rápido y volver a intentarlo para perder el miedo y coger a tus enemigos desprevenidos. Es lo que hizo cuando le descabalgaron de la secretaría general del PSOE y tuvo éxito. Es lo que ha hecho después del descalabro de las municipales y autonómicas, convocar generales para el 23 de julio antes de que sea demasiado tarde. Audacia o temeridad, se la juega a una carta pero es la mejor baza que tiene. La menos mala porque amortigua golpes y asesta uno. De momento, ha conseguido cambiar el marco de la discusión, arrebatarle a la derecha el relato, dejar de hablar de la derrota en esta batalla para empezar a hablar de ganar la guerra. 

El presidente logra tres objetivos que tienen que ver con el tiempo. Primero, no deja tiempo a la derecha para regodearse en su victoria, ni a la izquierda para lamerse las heridas. Les ha hurtado al PP y a Vox la celebración y les ha ahorrado el funeral a los suyos. No hay lugar para lamentaciones, tampoco para las críticas a su liderazgo. Prietas las filas detrás del alto mando. Obliga a sus barones a dejar los debates internos y hacer piña para salvar los muebles. Es el Cid saliendo a batallar después de muerto, atado al caballo. Apela a la épica y el heroísmo. Si no consigue la victoria, al menos aspira a mantener en pie al ejército.   

En segundo lugar, no deja tiempo para que la oposición abrase al Gobierno desde la fortaleza que han ganado porque apenas habrán tomado posesión de sus nuevas plazas. De hecho, atrapa a PP y Vox en plenas negociaciones, una imagen que le conviene para atacar a Feijóo por sus pactos con la extrema derecha. Sánchez piensa que en dos meses aún puede rearmarse, pero en seis sería un cadáver. En las municipales, el PSOE solo ha obtenido un punto menos que el PP, 750.000 votos, que son recuperables si consigue movilizar a sus votantes y recoger a los votantes descolgados a la izquierda de su espacio. Sin duda es una llamada a unificar el voto en torno a los socialistas apelando al voto útil.  

Y en tercer lugar, fuerza a Sumar y Podemos a dejar las hostilidades y cerrar un acuerdo en diez días de infarto. Es cierto que ha dejado a Yolanda Díaz sin tiempo para consolidar una propuesta firme, que el presidente podría querer apuntalar esta debilidad para fortalecerse y gobernar en solitario con pactos externos sin los incómodos socios, pero soy más de la tesis de que ha pensado en relanzar a todo el bloque porque sabe que es imposible seguir en Moncloa si las izquierdas se hunden. Si Yolanda Díaz hace de la necesidad virtud, puede convertir la falta de tiempo en aliado para apartar las diferencias, apagar el fuego amigo que la ha puesto de vuelta y media, dejar atrás a los que intoxican, que ya vemos adonde nos llevan, y salir reforzada como líder. De ella y Podemos depende.

Anticipar las elecciones ha sido anticiparse a sus rivales para cambiar el rumbo de la partida. Pasar de la reacción a la acción. Despertar a la izquierda. Romper la narrativa perdedora. En el 28M ha sido la derecha la que ha llevado el paso. Ha logrado imponer el marco de la derogación del ‘sanchismo’ y convertir a Pedro Sánchez en el nuevo Pablo Iglesias al que odia media España. Hay que apelar a la otra media. Dos meses parecen poco tiempo para darle la vuelta al relato y arreglar todo lo que está roto en la izquierda, pero también son un acicate para armar una respuesta contundente contra el posible primer gobierno de la democracia con la extrema derecha. Si no ilusionante, al menos beligerante contra esa anormalidad democrática. 

La derecha seguirá agitando los fantasmas de ETA, la ocupación, los violadores, los trans, los migrantes, el gobierno Frankenstein. Pero la izquierda tiene un monstruo mucho más temible con el que mover a un país que no quiere volver a las cavernas. Tiene que hacer valer sus muchos avances para hacerle frente al retroceso. Parece difícil pero si hay unidad muchos de los escaños que se han perdido son recuperables y los socios de investidura y las izquierdas aún son fuertes en Cataluña y Euskadi que son esenciales en nuestro sistema electoral. Pedro Sánchez siempre ha caído de pie después de sus saltos mortales. Este podría ser el último y podría ser mortal. Puede ser Peter Parker o Peter Sellers. El Gobierno de coalición se salvará solo si la izquierda es capaz de tejer la red que evite el golpe. 

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