Resueltas las ayudas para la reestructuración de viñedo por más de 25 millones de euros para 1.000 viticultores

El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha informado hoy que se han firmado las resoluciones de ayuda para la reestructuración de viñedo de la campaña 2022, para operaciones a realizar en 2023. En concreto, afectan a 1.000 viticultores de Castilla-La Mancha, con una media de tres hectáreas por viticultor (unas 3.000 hectáreas en total), que recibirán más de 25 millones de euros “para mejorar la rentabilidad de sus explotaciones”.

Así lo ha informado a los medios de comunicación de manera previa a la comida de campaña de vendimia organizada por la cooperativa ‘Virgen de las Viñas Bodega y Almazara’, de Tomelloso, donde ha estado junto a su presidente, Rafael Torres; la alcaldesa de la ciudad, Inmaculada Jiménez; la delegada de la Junta en Ciudad Real, Carmen Teresa Olmedo; y la delegada provincial de Agricultura, Amparo Bremard.

En este sentido, el consejero ha realizado un llamamiento a los viticultores, para que, a través de sus organizaciones agrarias o entidades colaboradoras, pidan el anticipo de la ayuda antes del 30 de septiembre, para poder ejecutar satisfactoriamente todo el presupuesto asignado para la región, y que así, la comunidad reciba más fondos públicos para el viñedo.

 Martínez Arroyo ha destacado además que el cinco por ciento de la economía de Castilla-La Mancha “depende de este momento del año que llamamos vendimia”, en una región en la que hay 85.000 familias detrás del viñedo.

En esta línea, ha explicado que esta campaña va a ser previsiblemente más corta de lo anunciado por Cooperativas Agroalimentarias en días pasados, con 19,5 millones hectolitros de vino y mosto, siendo la campaña “más reducida de los últimos veinte años”. Eso, unido a las existencias, menores que otros años, “nos hace pensar en una vendimia rentable para todos”. 

Al respecto ha dicho que desde el Gobierno regional se trabaja para todos, para las cooperativas, las bodegas particulares, etcétera, pero, “sobre todo”, para los viticultores, que son “el eslabón más importante de la cadena sin los que no se puede vender el vino” que llega ya a 150 países del mundo.