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Sobre este blog

Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.

Las manos que llegan

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Érase una vez una crisis económica, especialmente despiadada con los más débiles, característica esencial de todas las crisis, producida en el modelo económico neoliberal durante la primera década del siglo XXI. En el sur europeo, países como Grecia, Italia, Portugal y España vieron sus finanzas asfixiarse, en este último, había más de un cuarto de población sin trabajo y el desempleo juvenil era todavía más alarmante.

La respuesta a esta situación, aparte de las políticas de austeridad impuestas por Europa, fue atraer mano de obra formada del sur hacía países centroeuropeos de economías fuertes. Sí, se necesitaba fuerza de trabajo especializada, sobre todo, en el sector de la ingeniería, la construcción, la informática y la sanidad. En el último trimestre de 2012 hay una brecha de veinte puntos en la tasa de paro entre España y Alemania. Inmigración y emigración son dos caras de una misma moneda señalaba Abdelmalek Sayad, en su obra 'La Doble Ausencia' (1999).

La ministra de Defensa alemana, en ese momento Ursula von der Leyen hacía estas declaraciones: “El nuevo perfil cualificado de la inmigración es un golpe de suerte. Ayuda a nuestro país, lo rejuvenece y lo hace más creativo e internacional” (Declaraciones recogidas en diario EL PAIS 24/02/2013). Las titulaciones de estos jóvenes del sur valían lo que su posición económica y social, como así recoge Pierre Bourdieu en 'La Distinción' (1979). Estos eran europeos formados en la eurozona, con un capital cultural alto, y en algunos casos sus trayectorias laborales habían sido ascendentes. A Alemania llegaba una juventud instruida y con cierta experiencia laboral ¡Claro qué era un golpe de suerte! Como señalaba Ursula von der Leyen.

La suerte no corría de la misma manera para quienes habían llegado a trabajar al país teutón. En el caso de la sanidad, en concreto en enfermería, se cobraba casi la mitad “menos” que los compañeros alemanes. También, tenían unos contratos denominados contratos mordaza. En estos se obligaba a permanecer en la empresa un mínimo de dos años, aunque, a veces se llegaba a exigir más tiempo de permanencia, de lo contrario, tenían que hacer frente a sanciones que oscilaban entre 6 000 y 12 000 euros.

Desde el Grupo de Acción Sindical (GAS) en Berlín, se les asesoraba en materia laboral alemana y, sobre todo, el GAS hizo que sus reivindicaciones fuesen colectivas. Estos abusos se recogieron en la prensa española en esos años, como ejemplo de ello: El 09/06/2014 elDiario.es publicaba un artículo titulado “Enfermeros españoles en Alemania denuncian a su empresa por explotación”. Y Público (03/12/2016): “La trampa de los ‘contratos mordaza’ a enfermeros emigrados en Alemania”.

Actualmente en España, de forma cada día más pronunciada, hay falta de enfermeros tras el éxodo iniciado hace más de una década. Las razones de la escasez de profesionales en este campo, según el Consejo General de Enfermería (2022), podrían ser tres: las plazas que se convocan no son suficientes, la huida de profesionales a la sanidad privada y la salida al extranjero. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pone de manifiesto esta escasez de personal de enfermería y va más allá, mientras España tiene 5,3 de enfermeros por cada mil habitantes, Alemania tiene 13,8 para el mismo número de población. La ley de seguridad del paciente exigiría que el número de profesionales se incremente hasta seis. Ley que está a la espera de ser aprobada en las Cortes.

El Plan de Retorno y la escasez de personal

El Gobierno puso en marcha el Plan de Retorno a España para los años 2019 y 2020, que fue dotado con un presupuesto de 24.209.400 euros y con cincuenta medidas. La edad, el nivel de formación o el lugar de origen no han sido factores discriminatorios a la hora de la vuelta. Plan que no ha provocado que el número de retornos sean altos, sobre todo por las características del mercado laboral español, de la época, los salarios a la baja son una barrera al regreso. Muchos de estos jóvenes y no tan jóvenes tienen ya una vida muy asentada en el extranjero, han creado un nuevo capital social, incrementado el cultural y el económico. La posición ocupada en el espacio social es mejor que la que se ocuparía en España y hay una serie de disposiciones que se han ido incorporando en el habitus. Disposiciones o expectativas que se devaluarían a su regreso.

La escasez de personal no es solo en la sanidad. Se extiende a casi todos los sectores productivos. Una respuesta a la falta de fuerza de trabajo puede ser la inmigración que llega a España, sin caer en el despiadado utilitarismo. El artículo 15 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea debería amparar a todas las personas, todas, que estén en un Estado miembro. Una inmigración en la que, sobre todo, dada en los más pobres, a veces, seguimos sin darle la oportunidad de que vivan de manera digna.

Las manos de estos inmigrantes, que son más que unas manos, a menudo hacen el trabajo que nadie quiere hacer como son los jornaleros y jornaleras. La situación llega a ser tan dramática que quedan condenados, con frecuencia, al chabolismo. Las organizaciones sociales que les dan apoyo estiman que más de 500 000 personas están a la espera de poder regularizar su situación. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha sacado adelante la reforma de la ley del Reglamento de la Extranjería. Esta reforma siendo menos ambiciosa que la llevada a cabo en 2005, podría mejorar la situación de algunas personas que quedan a la deriva en derechos humanos y de los laborales, de los de los cuales, ya mejor ni hablamos.

Alemania les dio la oportunidad a los enfermeros españoles de poder trabajar en su campo, estos se pudieron organizar y defender sus derechos laborales. Ellos eran naturales del espacio Schenger. Sin embargo, otros no tienen esta suerte, ya que la suerte está echada desde el lugar de nacimiento de un ser humano: nacer a un lado u otro del Estrecho da derechos o por el contrario ni siquiera ofrece la posibilidad de ser persona.

El pasado 24 de junio, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado estimó en más de 37 el número de personas que morían tratando de alcanzar la vaya Melilla para llegar a la soñada tierra europea. Estas personas son 'Los Nadies' de Galeano:

Los nadies, que cuestan menos que las balas que los matan”.

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