Innovación en biotecnología para mejorar el bienestar animal en el transporte
“Si eres un científico comprometido, tu sueño es ver en el mercado la tecnología que has desarrollado y que tanto esfuerzo te ha costado”. Así relata Arantzazu Narváez, doctora en Ciencias Químicas, Licenciada en Biología y una de las promotoras de Ibersens Innova, la filosofía con la que esta empresa de Guadalajara, dedicada al desarrollo de herramientas sencillas de análisis, surgió hace dos años junto a la Catedrática de Química Analítica Elena Domínguez y al Doctor en Ciencias Ambientales Javier Jiménez. Ahora los tres han conseguido que la compañía gane la décima edición del Premio Emprendedor XXI que organiza La Caixa.
Según explica Narváez en una entrevista con eldiarioclm.es, la empresa surgió tras más de 20 años de investigación de la Universidad, con el objetivo de “devolver a la sociedad el esfuerzo económico invertido”. Eligieron Guadalajara porque les proporcionaba la logística necesaria para desarrollar sus laboratorios, así como un conjunto de profesionales que forman parte del equipo del Parque Tecnológico y Científico de la ciudad que les apoyan y aconsejan.
¿Cuál ha sido el ingrediente innovador de la empresa? La cuestión está en la sencillez. Ibersens desarrolla herramientas de análisis rápidas y de bajo coste, o lo que es lo mismo, sistemas en los que cualquiera pueda saber la concentración de uno o más parámetros químicos. Su actual trabajo se centra en la fase piloto de un dispositivo que mide la hormona del estrés, el cortisol. “Nuestro objetivo es sacar en los próximos meses un dispositivo que mida el estrés de cerdos y corderos mediante un análisis de saliva, en 20 minutos y solamente con un móvil”.
Narváez explica que este proyecto parte de que el bienestar animal es “uno de los factores que más preocupa” a ganaderos y transportistas de Castilla-La mancha. La empresa quiere por tanto proporcionarles una herramienta que “puede proporcionar a este sector clave de nuestra región ventajas competitivas y de rentabilidad”.
No niegan que el dinero, la inversión, es fundamental para la consecución del éxito, pero también apuestan por una “gran dosis de perseverancia, entusiasmo y mucho trabajo”. “En este país se trata de asumir una gran dosis de riesgo e incertidumbre. Luchar y aprovechar todas las oportunidades que existen y, aunque suene raro, patentar a nivel mundial con todo el gasto que eso supone. En resumen, tener una tecnología única y apostar por ella”, explica.
En ese camino y como emprendedores, también elogian el apoyo que han encontrado en la región: “es una ventaja, se nota que hay una apuesta firme por la diferenciación y la calidad”. De hecho, dicen compartir la creencia en la innovación tecnológica “como instrumento de competitividad en el mercado”. Se sienten un poco “bichos raros” en un mundo donde la innovación en biotecnología, que tiene “fases de latencia más largas”, no es lo más frecuente. “Actualmente, si no innovas, mueres, pero hay que ser un buen equilibrista y tener algo de suerte”.
Una “enorme movilización” solo para una ayuda
En opinión de Arantzazu Narváez, la asignatura pendiente para los emprendedores en el país es la “simplificación” de la gestión administrativa en todas las dimensiones. “Se tiene que diferenciar a las pequeñas empresas que están comenzando, donde los recursos están muy limitados”, argumenta, puesto que en su caso, el mero hecho de justificar una ayuda les supuso una “enorme movilización de recursos en detrimento de otras actividades”.
El resultado es que este año ni siquiera han solicitado ayudas porque “si cuadras números no son tan ventajosas”. Consideran por ello el Premio Emprendedor XXI como un “acicate” para seguir con su trabajo.
Ibersens Innova nació en 2014 a partir del grupo de Investigación, Bioelectroquímica y Biosensores (GBB) de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), como consecuencia natural de los más de 20 años trabajando en la funcionalización de superficies, uso y propiedades de nanomateriales. Las más de 1.300 citas, los artículos, patentes y proyectos tanto nacionales como internacionales realizados durante estos años, avalan su “know-how” en el desarrollo de dispositivos analíticos.