'Matadero': un thriller 'ibérico' con luces y sombras

Los asiduos a mi blog recordarán que a finales de 2017 escribí sobre el primer episodio de ‘Matadero’, la apuesta de Atresmedia Televisión en colaboración con Diagonal TV. Una rara avis que bebía -para bien-, del humor de la serie ‘Fargo’. Un tipo de humor que entrañaba cierto riesgo para una serie emitida en el prime time, como ya lo fue en su día ‘Vis a Vis’ en el terreno del drama.

‘Matadero’, con el subtítulo de thriller ‘ibérico’, me sorprendía por aquel entonces con su humor surrealista, negro y ácido; además, la serie contaba con una temporada de diez episodios con final cerrado lo que evitaba que se alargará en exceso -un punto a favor-. Su creador Daniel Martín Sáez de Parayuelo (‘La Señora’, ‘Amar es para siempre’) y su equipo se encontraban delante un reto mayúsculo, pero como dice el dicho: el que no arriesga no gana.

Lo que queda claro y, la factoría de ficción de Atresmedia lo sabía, es que ‘Matadero’ no era una serie para todos los públicos, más bien de nicho. Sin embargo, no dejaba de ser una apuesta valiente, con todo lo que eso conlleva, para el prime time de una televisión en abierto. No obstante, la ficción, contaba con caras muy reconocibles para el público español como Pepe Viyuela, Carmen Ruiz, Lucía Quintana, Antonio Garrido, Tito Valverde o Ginés García Millán.

La serie se fue desangrando por el camino -como sus datos de audiencia-, desde un inicio con un gran potencial hasta un final que estuvo a la altura, pero que ya se le notaba ciertamente el desgaste de una temporada. En mi opinión, funcionó a ráfagas y a la que hizo mucho daño la duración de 70 minutos por capítulo. Menos mal que los 50 minutos ya están aquí-.

El gran problema de ‘Matadero’ es que, en mi opinión, en muchos puntos de la temporada perdió el equilibrio narrativo entre comedia y drama. Además, ciertas partes de la historia fueron perdiendo frescura e interés. La serie dejaba grandes momentos, pero, por otro lado, había otras partes de la historia que no terminaban de cuajar tan bien. Es el caso del capo gallego.

La ficción se volvió demasiado reiterativa y sobreexplicativa, lo que me sacaba bastante de mis casillas. Incluso, los diálogos más ingeniosos, frescos y auténticos se quedaron en los primeros compases de la temporada, para luego volverse más monótona. Eso sí, la serie conseguía mostrar, en tramos de la temporada, porque cosechó tan buenas críticas en su inicio.

Sin embargo, de ‘Matadero’ me quedo con ese paisaje costumbrista de la España profunda. Una paleta de lugares y personajes pintorescos que forman un universo que surrealista y grotesco. Una visión burlesca y negra que tiene momentos absolutamente delirantes e hilarantes. Que cuando sabe mantener el equilibrio entre thriller más costumbrista y sangriento y el humor negro, ‘Matadero’, guarda ciertos momentos brillantes con grandes guiños a ‘Fargo’, ‘Breaking Bad’ o ‘Psicosis’.

Para siempre me quedo con la pareja de asesinos formada por los actores Ginés García Millán y Miguel de Lira. También me ha sorprendido gratamente el propio Pepe Viyuela, al que se le ha visto francamente cómodo con su personaje y su evolución. Que ha sido lo mejorcito de ‘Matadero’: de un miedoso veterinario a una especie de Walter White a la española.

‘Matadero’, a la que le queda una larga segunda vida en el streaming, es una apuesta por un humor no apto para todo tipo de público con el que yo conecté muy bien. El desgaste y esa falta de equilibrio narrativo, en algunos tramos de la temporada, manchan el gran inicio de la serie. Sin embargo, no resulta ser una mala opción para aquellos que busquen algo diferente.