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Durante este verano hemos asistido a uno de los Orgullos LGTBI más políticos de los últimos tiempos. A lo largo de estos años, las asociaciones y colectivos que trabajamos por la defensa y conquista de los derechos LGTBI hemos tenido que soportar que se utilizaran esos mismos derechos como arma arrojadiza entre los diferentes grupos políticos. Este año hemos decidido frenar la deriva que convertía nuestros derechos en mercancía política.
Hay quienes los han considerado un nicho de votos propio y otros que preferían atacarlos o ningunearlos por la misma razón, transformar en votos su discurso. En Castilla-La Mancha por ejemplo podemos ver cómo los dos partidos que han alternado el Gobierno de la región han dado respuestas totalmente diferentes ante las demandas del colectivo. Así por ejemplo, durante las épocas de gobiernos más progresistas, las asociaciones que han dado respuesta a las necesidades del colectivo han podido ver cómo sus demandas eran contestadas -podríamos perfilar el tiempo y los modos, pero finalmente terminaban traduciéndose en acciones por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha- mientras que por ejemplo durante la época recordada por todos como “la de Cospedal” desaparecieron de nuestra región servicios tan importantes como el que en su día gestionaba Bolo-Bolo Castilla-La Mancha en Toledo y que entre otras cuestiones llevaba un proyecto enfocado a la prueba rápida del VIH, charlas en colegios, jornadas de sensibilización, etc. Además de este proyecto se suspendió la posibilidad de acceder a la reproducción asistida, en caso de parejas de mujeres, por la Seguridad Social, dejando este derecho accesible solo para quienes pudieran costearlo.
Con este panorama y tras el mandato que asfixió y mermó los proyectos enfocados al colectivo en nuestra comunidad, volvimos a festejar que quienes nos habían apoyado durante sus mandatos volvían a dirigir la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, pero algo había ocurrido. Los años oscuros donde el hacha recortó los derechos sociales hicieron mella en el tejido asociativo y el activismo, que ahora parecía aletargado después de tantas embestidas institucionales. En esta situación el Gobierno de nuestra comunidad, más tarde que pronto, volvió a hacer accesible la reproducción asistida por la Seguridad Social -cuestión que atendió tras las peticiones formales por parte de la Asociación Bolo-Bolo Castilla-La Mancha- e incluso llegó a comprometerse en la elaboración de una Ley regional LGTBI, que a día de hoy y tras haberse presentado ya una Proposición en las Cortes en la pasada Legislatura continúa sin materializarse.
Como puede verse la situación actual en una comunidad tan extensa y rural como la nuestra, no es muy alentadora para el colectivo, que continúa marchándose a otras ciudades para poder vivir de manera más amable y respetuosa. En esta tesitura la acción del tejido asociativo LGTBI y el activismo son claves. Depende de nuestro compromiso, como actores principales en la consecución de derechos, que comiencen a materializarse las peticiones que durante estos últimos años hemos ido lanzando desde las diferentes asociaciones regionales, existentes en cada provincia de nuestra comunidad, al Gobierno regional. Y para ello necesitamos un activismo de hechos, donde los discursos den paso a la articulación de acciones que propicien escenarios de posibilidad, donde el encuentro y las sinergias permitan continuar construyendo una red de trabajo colaborativa, que de como resultado la creación de espacios seguros en nuestra comunidad que hagan que nuestras gentes elijan esta región para vivir. Ese, y no otro, debería ser el verdadero sentido de la acción activista.
Por ello, desde Bolo-Bolo Castilla-La Mancha, nos comprometemos a trabajar en esa dirección. Porque entendemos que es el momento de generar un relato colectivo, recuperar la memoria de las personas LGTBI en nuestra región, una memoria que comienza a visibilizarse hace 18 años con el nacimiento de nuestra asociación en Toledo pero que continúa extendiéndose a lo largo y ancho de nuestra comunidad con la creación de otras asociaciones LGTBI. Porque se hace difícil construir futuros sin entender de dónde venimos. En definitiva, un activismo que permita que nuestros derechos no pendan de un hilo en cada legislatura.
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