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El próximo año se celebra el centenario de la muerte de uno de los pintores más interesantes de la historia del arte de Toledo: Vicente Cutanda y Toraya. Nacido en Madrid en 1850, pero es considerado toledano, ya que en esta ciudad vivió su vida profesional, familiar y artística.
Hace ya unos años dediqué un notable esfuerzo y tiempo a investigar sobre su vida y a elaborar un completo catálogo con vistas a celebrar una magna exposición con parte de su obra en el Museo de Santa Cruz durante el 2025. En un cajón de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte la propuesta duerme el sueño de los justos, realizada también a un conocido descendiente del pintor, muy conocido en los ámbitos académicos, intelectuales y sociales de nuestra ciudad, que adquirió el compromiso de celebrar de algún modo el aniversario.
Vicente Cutanda, decimos, protagonizó la vida social de la ciudad. Fue director de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, dos de sus hijas fueron concejalas, artistas y docentes. Su obra de tema religioso se encuentra en edificios (La ermita del Valle, convento de San Antonio, carroza procesional de Santo Tomé, Catedral Primada), colecciones y museos de la ciudad (la espléndida “Virgen obrera” en el Museo de Santa Cruz). Además del género social (esencial para presenciar el mundo obrero vasco de finales del s. XIX), hizo también género histórico e ilustró revistas y publicaciones del momento.
Una exposición recién inaugurada en el Museo del Prado, 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)', que se abrirá desde el 21 de mayo hasta el 22 de septiembre, pone en valor este tema que ciertamente ha estado olvidado en el tratamiento de los movimientos y autores de nuestro país. Trescientas obras, dos de ellas de mujeres, que van a mostrar un antes y un después en el tratamiento del género.
Y, de nuevo, la inacción de nuestras autoridades y la falta de autonomía del museo provincial (al que también se le ha propuesto reiteradamente el proyecto), hace que uno de los más destacados autores del movimiento pictórico quede desplazado por figuras como Ricardo Baroja, José Gutiérrez Solana, Luis y José Jiménez Aranda, Francisco Iturrino, Antonio Fillol, Isidro Nonel, Diario de Regoyos, Solana, Sorolla e incluso Pablo Picasso que mostró en una etapa temprana de su producción ejemplos de este tema tan querido para el mundo académico de finales del siglo XIX.
Hemos perdido la oportunidad de poner en valor a uno de los artistas más reconocidos de la historia del arte contemporáneo, de poner a Toledo en el mapa expositivo español y, sobre todo, de valorar lo nuestro, el legado de los que nos precedieron en esta ciudad que no es capaz de reconocer a sus hijos adoptivos. Lo que sería un escándalo en otras latitudes lo naturalizamos entre nosotros como una característica más de nuestra forma de abordar lo que, en otro lugar, sería trascendente.
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