Elementos de interés patrimonial

Nos dice la Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha vigente que un elemento de interés patrimonial es aquella parte de un inmueble “que no tenga los valores necesarios para ser declarado bien de interés cultural o bien de interés patrimonial pero que reúna alguno de los valores que le acrediten ser digno de declararse para su protección y conservación”.

En Castilla-La Mancha hay muchos inmuebles que tienen este tipo de elementos de interés patrimonial dignos de ese nombre para, tras ser declarados, incluirse en el inventario de bienes protegidos de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.

En muchos casos -como es el de las piezas visigodas empotradas en los muros de los inmuebles- les ampara la redacción de la ley, ya que, por el mero hecho de ser piezas extraídas con el método arqueológico, están automáticamente protegidas, ya que deben llevarse a los depósitos de los museos provinciales, o, en caso de mantenerse en los muros, conservarse adecuadamente.

 Son las instituciones académicas y culturales, los ayuntamientos, los ciudadanos y ciudadanas los que pueden pedir la incoación del expediente de declaración e inclusión en los inventarios, e incluso la propia Consejería puede -y debe, al tener noticia de su existencia- hacerlo.

Ya indicamos en su día (La memoria histórica, 6-II-2003 y 1-XII-2005, La desmemoria histórica 8-XI-2007) la necesidad de incorporar para la historia, los hechos, restos y documentos de los vencidos en la última guerra civil, a la vez que alertábamos sobre los criterios de eliminación de aquellos que se utilizaron para la exaltación del dictador, o la nominación original de las calles que el régimen dedicó a sus adjutores. Un monumento, un espacio urbano no se puede interpretar correctamente si se eliminan completamente aquellos elementos de interés patrimonial que fueron fruto de una época o ejecutados por determinado actor significativo.

Traemos ahora a colación estas menciones cuando se anuncia el derribo del que fue Hospital Virgen de la Salud de la capital toledana. Edificio emblemático del sistema sanitario de los años del desarrollo franquista en el que observamos unos elementos de interés patrimonial que deben ser protegidos adecuadamente.

Nos referimos a los dos mosaicos que franquean la entrada principal al inmueble y que representan (seguimos la descripción que realiza Julián Ramos Ramos en su artículo ‘La artesanía textil en Toledo y sus Montes’ publicado en el Boletín de la Asociación Cultural Montes de Toledo número 119 de 2007) y que dice así:

“La puerta de la entrada principal del Hospital Virgen de la Salud da la bienvenida al visitante mostrándole, a ambos lados del acceso al Centro y en el sentido de la marcha, dos curiosos mosaicos que, engalanando con sus curiosas y coloristas a la par que diminutas teselas, muestran las Alegorías de Toledo y sus Gentes. A la izquierda, aparece el risueño encanto del Segador y La Madre de Crian enseñoreando los campos de trigales mientras, a la derecha, destella, con dibujo plano y claroscuro en su policromía, el férreo laboreo del Espadero y la delicada ocupación de una Bordadora que cruza el paño por encima del canastillo o cestillo de hilos”.

Los mosaicos, de los que no sabemos la autoría (las obras del Estado no requerían entonces licencia de obra municipal), tienen una iconografía muy requerida en el momento -la Seguridad Social era una prestación por cotización laboral-, y son una muestra excepcional de la musivaria toledana que tiene en el mosaico de las cuatro estaciones de la villa romana de la Fábrica de Armas su más preclaro antecedente, y, en la azulejería mural del ‘Mural del anillo’ de la Universidad Laboral de Toledo, un claro ejemplo de declaración de este tipo de Elementos de interés Patrimonial.

La ley indica que “en los casos de urgencia, en coordinación con la Consejería competente en materia de Patrimonio Cultural, se adoptarán las medidas preventivas que sean necesarias para salvaguardar los bienes antes referidos que viesen amenazada su existencia, su conservación o su integridad”. Por ello, esperemos que la Consejería haga lo propio e inicie el expediente de declaración de estos dos ejemplares artísticos, así como su rescate del derribo (junto con el azulejo de la capilla de la aparición de la Virgen de Lourdes, realizada en 1970 por el artista puenteño Javier Robles), y que el SESCAM o la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha les den el destino más apropiado en el nuevo Hospital Universitario o en otra localización.