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Sobre este blog

La igualdad de género, el feminismo y la lucha contra cualquier forma de violencia machista conforman algunos de nuestros principales focos informativos. Por ello en este espacio recopilamos las noticias y novedades en torno al Día Internacional de las Mujeres que se conmemora el próximo 8 de marzo.

“Como sociedad debemos sentirnos responsables” ante la violencia machista

violencia de género

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Hace más de tres décadas que abrió sus puertas la Casa de Acogida para Víctimas de Violencia de Género de Ciudad Real, la primera que entró en funcionamiento en Castilla-La Mancha y la tercera de España. Bajo la actual gestión de la Diputación Provincial de Ciudad Real y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, este recurso guarda numerosos testimonios e historias duras y dolorosas, pero también historias llenas de vidas libres de violencia de género.  

Una psicóloga, una trabajadora social y otras seis educadoras y auxiliares sociales conforman el equipo de profesionales, y se podría decir que la familia, que acompaña de manera continua, día y noche y durante todo el año a las mujeres víctimas de violencia de género, a sus hijas e hijos.

Actualmente las víctimas de violencia de género “son mujeres en una situación muchísimo más vulnerable”

Según Fátima Mondéjar Rodrigo, la psicóloga y además coordinadora de la casa de acogida ciudadrealeña, esta ha cambiado notablemente. Durante los primeros años de su puesta en marcha había menos recursos y estos se concebían más como un recurso asistencial. Actualmente, el aumento en el número de casas de acogida, que suman 14 en Castilla-La Mancha más un recurso extra puesto en marcha con motivo de la COVID-19, ha permitido disminuir el número de mujeres que se atienden en cada una de ellas, lo que ha facilitado la realización de un plan de intervención integral personalizado e individualizado.

Mondéjar explica cómo el perfil de las mujeres beneficiarias también ha evolucionado. “Las que llegan ahora mismo son mujeres en una situación muchísimo más vulnerable porque además de ser víctimas de violencia de género no suelen tener redes de apoyo, ni sociales ni familiares, porque proceden de otros países o porque el agresor ha provocado el deterioro de todas las que poseía la mujer. También a veces se mezclan con trastornos psicológicos, psiquiátricos o adicciones que el propio maltrato ha originado y mantenido y eso hace que lleguen en una situación muy dramática a las casas de acogida”. 

Tal y como analiza la experta, romper con una situación de violencia de género varía mucho de una mujer a otra, en ocasiones se tarda meses, en otras un año y en otras incluso más. Y es que, el agresor empieza ejerciendo un maltrato sutil que evoluciona hasta situaciones de violencia física. 

Acompañamiento que garantiza la recuperación

El tiempo medio que una mujer suele permanecer en el recurso de acogida es de entre seis y doce meses, aunque las secuelas requieren mucho tiempo para su recuperación. “En la casa de acogida hacemos un tratamiento intensivo para que ellas empiecen a construir la vida que el maltratador y el maltrato han derribado”. 

Ese proceso incluye la elaboración de un plan de intervención que se realiza junto a la mujer y que se evalúa permanentemente. El proyecto contempla cualquier aspecto vital, desde cuestiones sociales a psicológicas, jurídicas, administrativas, económicas o familiares de las que penden un buen número de medidas que se van desarrollando paulatinamente. “Al inicio de manera muy intensiva, con mucho seguimiento porque el objetivo es que conforme pasen las semanas y los meses ellas tengan más autonomía para gestionar su vida”. 

Los planes se adaptan a cada situación familiar ya que hay mujeres en todo tipo de circunstancias. “Cuando llegué aquí pensaba que las víctimas de violencia de género tenían mucho en común y ahora me doy cuenta que lo único que tienen en común es haber sido maltratadas”, explica la psicóloga quien alerta sobre cómo, independientemente de cada caso, el maltrato lo destruye todo. 

Por eso, desde el empadronamiento, que es lo primero que se hace cuando llegan a la casa, hasta la asistencia sanitaria, la solicitud de ayudas económicas o la orientación laboral, se realiza en función de la situación y las necesidades de cada usuaria.

Identificar la violencia de género, clave para huir de la culpabilidad

Desde las casas de acogida, se trabaja en primera instancia el área psicológica, el empoderamiento y la toma de decisiones, planteado todo ello como un acompañamiento y huyendo de la tutorización. Entre los primeros pasos, Mondéjar destaca la importancia de identificar la situación como violencia de género. “Empezamos por algo tan básico como es la consideración de la violencia de género porque a veces llegan sin explicarse qué ha pasado, le echan la culpa al alcohol, a las circunstancias y esto se debe en gran parte a que la sociedad es permisiva con ciertas conductas de celos o de control. Durante las primeras semanas se sorprenden cuando hablamos de violencia de género porque ven el proceso por el que han pasado, se sienten identificadas y le ponen nombre.

Paralelamente, se trabaja la confianza en el equipo, la desculpabilización y a partir de ahí, las propias usuarias fomentan su autoestima “porque ven que hacen cosas lejos de él que siempre les había dicho que no eran capaces de hacer, y se sienten protagonistas”. 

La coordinadora de la casa de acogida de Ciudad Real insiste en la idea de que “acabar con la violencia de género es responsabilidad de todos y de todas. Es muy importante que como sociedad seamos conscientes de la importancia de los pequeños gestos y de sentirnos responsables de lo que les pasa”.  

Por esta misma razón, en las casas de acogida se trabaja siempre con dos máximas: sororidad y perspectiva de género. “La mayoría de cosas negativas que les han pasado ha sido por el hecho de ser mujeres y esto lo trabajamos de manera continua y cuidando que no haya un desequilibrio de poder entre el equipo, que somos mujeres, y ellas. Es decir, trabajando siempre desde la perspectiva de la sororidad. Desde ahí se crea una conexión muy bonita en la que se sienten apoyadas”. 

En esta casa de acogida es habitual que las familias que pueden llegar a convivir sean de nacionalidades distintas. La sororidad se consolida con talleres y dinámicas que crean unas relaciones muy hermosas “y eso también les ayuda mucho a salir adelante”. 

Aunque no es lo habitual, un momento muy emocionante dentro de estos hogares es cuando ingresa una mujer que acaba de denunciar y que se queda en la casa de acogida porque al día siguiente tiene un juicio rápido. Según la coordinadora, “se vuelcan con ella, y es muy bonito porque son conscientes de todo lo que han avanzado porque se acuerdan de cuando estaban en la situación de esta mujer. A su vez, para ella también es muy importante porque se da cuenta de lo que han avanzado las demás y se ve a sí misma en el futuro. Ellas mismas tienen las claves para avanzar y la relación que se produce, la conexión entre mujeres es muy emotiva y potente”.

Siempre hay salida

Más allá de ofrecer una alternativa habitacional a las víctimas de violencia de género, las casas de acogida consiguen reforzar la autoestima de las beneficiarias y ofrecerles herramientas para que tomen las riendas de su vida y desarrollen una vida autónoma y libre de violencia. Según avanza el proyecto de intervención muchas veces son ellas las que proponen iniciar su nueva vida. Para dar este paso, se realiza una coordinación previa con los centros de la mujer de la ciudad en la que se instalan y se planifica un seguimiento en el que participa la propia casa de acogida.  

La preparación de la salida se hace poniendo a su disposición todos los recursos con los que cuenta Castilla-La Mancha “que afortunadamente son muchos porque es una región muy sensibilizada”. Entre otros, además de la renta activa de inserción y el ingreso mínimo vital, existe una ayuda a la salida del recurso, se les informa sobre planes de empleo, viviendas a la que puedan optar, etc. 

“Siempre digo que en la casa de acogida tenemos el trabajo más bonito porque a pesar de lo duro que es, acompañamos a mujeres que son lecciones de vida para nosotras. Me emociono mucho con ellas porque llegan con sus hijos y su maleta y unos meses después la ves con otra actitud, otro aspecto, otra fortaleza… es algo maravilloso pero las protagonistas son ellas, son increíblemente fuertes”, concluye Fátima.  

(*) CONTENIDO PATROCINADO POR EL INSTITUTO DE LA MUJER DE CASTILLA-LA MANCHA

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