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El Ministerio se resiste a modificar el decreto de alarma para confinar Burgos si fuera necesario y prefiere esperar para ver si baja la incidencia

Disturbios en Burgos por el toque de queda en toda Castilla y León.

Laura Cornejo

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El Ministerio de Sanidad se resiste, por el momento, a modificar el decreto de alarma para poder confinar domiciliariamente la ciudad de Burgos si fuese necesario. Tras una reunión de casi dos horas, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, no han llegado a un acuerdo para tener a mano una medida dura pero eficaz, en el caso de que la incidencia de casos de COVID-19 siga subiendo.

Mientras que Igea y Casado (Ciudadanos), apoyados por De la Rosa (PSOE) han insistido en la necesidad de tener una herramienta que no aplicarían de forma inmediata, los técnicos del Ministerio quieren esperar un tiempo suficiente para comprobar si el cierre de la hostelería del pasado viernes empieza a tener efectos positivos y los casos descienden, si bien no han precisado cuál sería el plazo para asumir que nada ha dado resultado. Este viernes habrán transcurrido 7 días desde que la Junta acordó el cierre de bares y restaurantes, si el plazo que se maneja es de 10 días, el lunes habría que tomar decisiones.

En declaraciones a elDiario.es, Daniel de la Rosa se ha referido a los pocos datos que se manejan para conocer por qué en Burgos los casos no han dejado de subir. Para el alcalde, ni siquiera la movilidad con Madrid y País Vasco por el tejido industrial y empresarial de su ciudad tendría justificación, “porque se ha visto que las medidas tienen efectos en otras ciudades, pero no en esta”. De la Rosa también ha destacado que hay muchos casos positivos entre jóvenes en edad universitaria, a pesar de que la ciudad no tiene un movimiento o intercambio de estudiantes como Salamanca y de que en la capital charra, con las mismas medidas la incidencia está disminuyendo.

La principal preocupación de la Junta de Castilla y León es la situación hospitalaria. El Hospital Universitario de Burgos (HUBU) se ha visto obligado a derivar operaciones a las clínicas privadas, y faltan médicos para atender a los enfermos. “Esto es consecuencia de la política sanitaria de los últimos 30 años, y tiene que cambiar”, ha asegurado el alcalde.

Por el momento, el Ministerio seguirá al tanto de la evolución de Burgos. Desde este viernes, en la ciudad no podrán reunirse más de 3 personas no convivientes, ni en público ni en privado. Además se harán test masivos. Mientras, De la Rosa pide serenidad y confinamiento voluntario en la medida de lo posible.

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