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El museo de un escultor anarquista y republicano de Zamora que acoge un edificio de la Iglesia

Baltasar Lobo, ´Mujer sentada con las manos cruzadas´. Galería Freites

Alba Camazón

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En Zamora hay un edificio de la Iglesia que el Ayuntamiento alquila para un museo de un escultor anarquista y republicano por 100.000 euros anuales. El museo Baltasar Lobo de Zamora acoge la exposición permanente de este escultor del siglo XX en un edificio llamado la Casa de los Gigantes. Este edificio, anexo a la catedral, fue construido por el cabildo catedralicio en el siglo XVII.

Sin embargo, no se trata de un inmueble de uso religioso, sino de un bien que lleva años alquilado. Primero, por unos promotores locales que montaron un bar restaurante a principios de los años 2000. Más tarde, el Ayuntamiento de Zamora lo realquiló a estos promotores por 103.000 euros, confirma la concejala de Cultura de Zamora. El Obispado ha rechazado dar información sobre cuánto dinero ingresa por el alquiler de este edificio “por la otra parte”, aunque asegura que es una cantidad “sustanciosamente más baja que la que paga el Ayuntamiento”.

El Obispado de Zamora sí paga el Impuesto de Bienes Inmuebles desde su arrendamiento, “a pesar de que podría solicitar su exención porque así lo permite y lo autorizaría la legislación vigente”, indica el propio Obispado. La Iglesia no paga el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en virtud del acuerdo del año 1979 entre el Gobierno y la Santa Sede y a la ley de entidades sin fines lucrativos. El concejal de Hacienda de Zamora, Diego Bernardo, confirma a este diario que el Obispado paga el IBI por este edificio en concreto: 1.942,82 euros en 2020.

La Casa de las Cabezas recibe este nombre porque allí se guardaban los trajes de gigantes y cabezudos de las fiestas, explica a elDiario.es el archivero municipal de Zamora, Alberto Martín. “En vez de un almacén, era una panera, una especie de depósito”, recuerda. En el año 1994 fue arrendado a un particular y éste a su vez, años más tarde, lo subarrendó al Ayuntamiento por 103.000 euros.

Hoy en día, la Casa de los Gigantes acoge más de 70 obras modernistas y abstractas de este artista. Baltasar Lobo colaboró durante la Guerra Civil como ilustrador de diversas revistas anarquistas, estuvo internado en un campo de concentración para españoles en Argelès (Francia) y se exilió en París, donde falleció en 1993.

La Casa de los Gigantes es la sede provisional del Museo Baltasar Lobo desde 2009, a la espera de trasladar todo el legado de Lobo en una sede definitiva. La concejala de Cultura de Zamora, María Eugenia Cabezas, asegura a este periódico que ya está “en marcha” el proyecto de un nuevo Museo Baltasar Lobo en un espacio “netamente municipal”, en la plaza Mayor.

Para la concejala, no tiene “mucho sentido” buscar un alquiler alternativo al actual porque habría que invertir “mucho dinero” en “hacer un nuevo museo”, y el Ayuntamiento ya está trabajando en un espacio municipal, el edificio del Ayuntamiento Viejo. “Buscar otro local implicaría habilitar otro museo con el coste que eso conllevaría. Por otra parte, la ubicación es perfecta junto a los jardines del castillo y el castillo, que a su vez albergan también obras de Baltasar Lobo”, defiende.

Sin embargo, el espacio es “insuficiente” para la Asociación de Amigos de Baltasar Lobo, que reivindica un “museo vivo”, que implique a más artistas aparte de Lobo con exposiciones temporales y tenga actividades culturales y artísticas. En resumen, un “centro de arte muy dinámico”. Sin embargo, esta organización lamenta que el Ayuntamiento y la familia no cuenten con la ayuda de la Junta de Castilla y León, la Diputación de Zamora ni el Ministerio de Cultura. Todavía quedan cientos de obras en un almacén y una treintena de escayolas de Verona en Italia, lamentan.

La obra de Baltasar Lobo

Baltasar Lobo donó en vida a la ciudad de Zamora una colección de mármoles y bronces. En 1993, falleció en París a los 83 años. Seis años más tarde, su familia firmó un convenio con el Ayuntamiento y dona más de 600 piezas a cambio del abono de los derechos de sucesión al fisco francés -impuestos de herencia- y la construcción de un museo dedicado a su obra. Actualmente su obra está repartida en el museo, en los Jardines Baltasar Lobo y en el Castillo.

En la primavera de 1939, Lobo llegó a París, y con el amparo de Picasso conoció a algunos de las más importantes figuras del momento como Julio González, Pevsner y sobre todo Henri Laurens. Este último escultor cubista le dio trabajo en su taller a pesar de que no contaba con un permiso de trabajo. En París es donde Lobo desarrolló casi toda su obra, gran parte de la cual se centró en las maternidades y los fragmentos del cuerpo humano, “los torsos en los que se acerca a la abstracción renunciando a su obsesión clasicista, superando en muchos casos a los mejores de sus contemporáneos”, explica el museo. Lobo forma parte de la 'Escuela de París'.

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