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El Barça en la encrucijada: la carrera electoral para controlar un poder fáctico en ruinas

El Camp Nou, estadio del Barça, lleno para ver un partido antes de la pandemia

Arturo Puente

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Catalunya está a la espera de unas elecciones clave, que llegan en plena decadencia institucional, tras unos años agónicos y que elegirán un presidente para pilotar una etapa de renovación pero que nadie espera alegre. No estamos hablando de la votación que escogerá un nuevo Parlament sino de las elecciones del Barça, que se celebrarán el 24 de enero, apenas tres semanas antes a los comicios catalanes. La cercanía entre ambas fechas es pura casualidad, pero la relación es obvia: elegir una dirección de uno de los clubs de fútbol más importantes del mundo tiene una dimensión que trasciende lo deportivo e impacta en el mundo político, económico y empresarial catalán. Más aún en un momento en el que el Barça atraviesa un profundo bache y debe repensar su modelo en el ámbito doméstico y también su papel en el fútbol mundial.

“Frustración” es la palabra con la que el periodista Ramon Besa describe el sentimiento del barcelonismo a lo largo de los últimos meses. Frustración respecto al juego del equipo, frustración por los resultados, frustración con la gestión… frustración, en definitiva, de ver al club en su ocaso. “El Barça tiene ante sí una cuestión de supervivencia y se juega mucho en estas elecciones”, explica quien ha sido durante décadas la voz del sentido común blaugrana desde las páginas de 'El País'. ¿Tanto?. “Sí, sí”, responde el periodista, “ya digo que es una cuestión de supervivencia”.

Los números están ahí. En lo deportivo, durante la temporada pasada el Barça quedó en blanco por primera vez en esta década, con sonadas derrotas en competiciones menores y ridículo europeo; en lo institucional, un grupo de socios promovió un voto de censura contra el presidente Josep Maria Bartomeu y su Junta que recogió más de 20.000 firmas en pocos días y forzó su dimisión. En lo económico, el Barça está prácticamente en quiebra, con más de 1.000 millones de deuda, una masa salarial inasumible y unas perspectivas empresariales que le fuerzan a apretarse el cinturón.

En medio de esta crisis total, hay que nombrar nueva junta. “Estas elecciones irán de algo muy diferente porque dada la situación económica, ningún candidato puede vender grandes estrellas ni se elige a quien tenga el proyecto deportivo más luminoso”, explica el periodista Joan Maria Pou, conocido por ser entre otras cosas el narrador de los partidos del Barça en la emisora Rac1. Por eso, pese a todo el locutor describe estas elecciones como “apasionantes”, porque “no sabemos si el socio elegirá al candidato más alejado a la actual dirección, que podría ser Laporta, como ya ocurrió en 2003, o se decantará por una vía intermedia, como puede ser Víctor Font”, indica Pou.

La sensación de estar en un momento importante es ampliamente compartida. También lo ve así Ernest Folch, exdirector del diario 'Sport', quien asegura que el Barça está ante una “encrucijada” y “en un punto crítico”. “Hay una generación de jugadores, Piqué, Messi, Busquets…, desarrollada con Guardiola, que llega a su fin. Además colapsa el modelo económico y el modelo de club. Un colapso que no es, como se dice, consecuencia de la pandemia, sino que la pandemia ha acelerado”, explica. Para Folch, una de las cuestiones de calado de estas elecciones es que, de forma contraria a lo que suele ser el carácter del socio, esta vez sí pide hablar de lo que él llama “los grandes temas”. “La crisis es tan estructural que la gente ahora sí quiere que se hable de cosas como el modelo de club, de gestión, del Espai Barça, de la cantera…”.

“Estas elecciones son importantes porque pasa muy de vez en cuando que el Barça sea un territorio en disputa”, cambia de tercio Manel Vidal, uno de los cómicos detrás de 'La Sotana', un podcast de moda que habla sobre el Barça desde el humor bestia y que ya antes de la crisis de Bartomeu se había convertido en un espacio referente para los críticos a su gestión. “Cuando el Barça toca fondo, las élites barcelonesas, que normalmente están blindadas y controlan el club pase lo que pase, se apartan y hay margen para que gente de otra extracción y mentalidad tenga una oportunidad. También es probable que en este caso todo ya esté tan trinchado que el margen de actuación sea prácticamente nulo”, asegura Vidal.

Los candidatos: dos cruyffistas en cabeza

Hace solo un par de meses, todos los aficionados del Barça hubiesen apostado a que las elecciones serían una carrera entre el candidato continuista de la junta de Bartomeu y Víctor Font, un hombre que lleva años preparando su candidatura y que se presenta como la oposición y el garante de una renovación tranquila. Sin embargo, finalmente el expresident Joan Laporta decidió dar un paso adelante y presentar su propia propuesta.

“Font invitó a Laporta a sumarse a su equipo, pero él dijo que no, que quería ir solo”, resume Gemma Herrero, una de las periodistas que durante más tiempo ha seguido al Barça para diferentes medios. “Así que ahora compiten, aunque representan cosas similares. Font con un proyecto muy definido y un equipo que ya traía pensando, y Laporta siendo Laporta, aunque hay que decir que en la presentación estuvo muy rebajado, no vimos al 'jabalí', como le llamaban en la anterior etapa”, remacha la periodista.

La razón por la que Laporta y Font van separados la da Joan Maria Pou. “Hay que tener en cuenta que, aunque Laporta y Font son de la misma familia futbolística, la que viene del cruyffismo-guardiolismo, tienen dos personalidades muy diferentes. Laporta tiene una forma de ser que rompía con presidentes anteriores, porque celebra, no tiene complejos y no pide perdón por ser como es”, recuerda Pou, que indica que, en cambio, “Font seguramente tenga otro talante”. “Pero es cierto que si aquí hubiera coaliciones”, continúa Pou, “la lista de Laporta y la de Font podrían hacer un Gobierno de coalición coherente”.

Según apunta Herrero, la explicación para que no haya un candidato fuerte del 'nuñismo', la etiqueta que se usa en el Barça para describir al 'establishment' del club, tiene que ver principalmente con la situación económica. “Todo apuntaba a que Juan Rosell se presentaba y, según dicen, su candidatura se cayó cuando tuvo acceso a las cuentas”, afirma la periodista.

Por otro lado, recuerda que el presidente de la comisión gestora, Carles Tusquets, ya ha anunciado que los jugadores no cobrarán en enero, lo que da muestra de la situación desesperada del club. “Es opinión personal, pero yo creo que hay que estar mal de la cabeza para presentarse a presidir el Barça. Solo se explica porque son como niños: grandes empresarios, gente que gestiona millones, pero después con el fútbol tienen una ilusión infantil de dirigir el club, comprar jugadores y todo eso. Como niños”, bromea Herrero.

Pero, ¿el nuñismo ha renunciado a la presidencia del Barça, por primera vez en 40 años? Los periodistas consultados no se ponen de acuerdo. Para Manel Vidal, es obvio que sí. “Por dos factores, que a Sandro Rosell, que es quien manda, no le gustaban los candidatos que estaban dispuestos a ir y, en segundo lugar, porque los candidatos que le gustaban a Sandro Rosell han visto el panorama y se han echado atrás”, asegura. “Eso quiere decir que el nuñismo no ha encontrado un candidato fiable y manipulable, pero no significa que renuncie a influir. Se acercarán al candidato que consideren el mar menor, probablemente Font, e intentarán cooptarlo”, pronostica Vidal.

En cambio, Folch es más cauto a la hora de apostar a que la competición esté ya decantada entre Font y Laporta. Y le cuesta creer eso, porque eso es pensar “que la mitad del club va a quedarse fuera” de la carrera por la presidencia. “Esperemos a ver qué pasa, pero hay candidatos como Toni Freixa, que representan al socio conservador que opina que el poder lo debe tener la Junta y no los jugadores, que considera que el club ha de ser más local que internacional. Y sabemos que esa opinión no solo existe, sino que está muy extendida entre los socios”, afirma Folch.

El socio es catalanista pero huye de la politización

Ganar unas elecciones del Fútbol Club Barcelona tiene muy poco que ver con ganar cualquier otra votación política por las propias características tanto de la institución como del electorado. Y esto es básico para entender cómo debe competirse en una carrera así. “Las elecciones del Barça están llenas de espejismos y hay que entenderlas bien para ganar”, explica un veterano técnico que ha trabajado para campañas del club pero que en esta ocasión no va con ningún candidato, y que pide no aparecer con su nombre. “Para comenzar es muy fácil dejarte llevar por lo que opinan los aficionados del Barça, que es una opinión que normalmente no representa a la de los socios”, asegura.

El Fútbol Club Barcelona cuenta con algo más de 100.000 socios con derecho a voto, de los cuales la mitad nunca se moviliza. Según los datos que ofrece este técnico, cerca del 90% de ellos vive en la provincia de Barcelona, y principalmente entre la capital y L'Hospitalet. De hecho, si se hace un mapa de calor, el porcentaje de socios de FCB sube según uno más se acerca al Camp Nou, hasta el punto de que en el distrito de Les Corts hay nada menos que 11.000 carnés.

“El perfil del socio del Barça sería un señor mayor de 50 años que vota Convergència y vive en Barcelona”, dibuja el experto. Además dos tercios de ellos hombres, aunque las mujeres socias están más movilizadas y son influyentes en el voto de sus parejas. Políticamente, la práctica totalidad de los socios se considera catalanista y el independentismo seduce a la mayoría. “Pero, y el 'pero' es muy grande, el socio del Barça rechaza que el club sea una plataforma política. Puede acompañar, en un momento dado puede representar algo y no habrá problema en colocar la 'senyera' en una equipación. Y al socio no le gusta que el Barça sea la vanguardia de nada. El candidato que no lea bien esto se puede encontrar un inesperado rechazo”, advierte.

Los equipos de los dos candidatos favoritos tienen estos datos en cuenta. Tanto Laporta como Font se declaran independentistas, pero ambas campañas han tratado de no centrar su apuesta en esta cuestión. De hecho, la aparición de Laporta en la competición ha hecho que Font se desplace a buscar un voto menos contestatario e, incluso, que abra la puerta a celebrar partidos de la selección española en el Camp Nou. “No sé si es estrategia o patinazo. Creo que los asesores les dicen que al principio se centren para no ofender a nadie pero al final [los candidatos] acaban diciendo cosas que no les pegan”, asegura Gemma Herrero.

De Les Corts al mundo: el modelo Barça en cuestión

“En una primera etapa el club aguantaba al equipo. Los jugadores no ganaban nada, pero, como el club era poderoso, aguantaba. Después vino la etapa Cruyff, cuando el equipo ganaba y se convirtió en lo que aguantaba al club. Y en la última etapa, Messi aguantaba el equipo y el club. Así que ahora no hay ni equipo, ni club, ni Messi”. Quien habla es Ramon Besa y lo que pone encima de la mesa, tirando de su estilo, es la crisis de modelo que afronta el Barça y que será uno de los temas de discusión más importantes en las elecciones del próximo 24 de enero. Según explica el redactor de 'El País', el Barça vive una crisis propia, fruto de sus propios errores, pero también un momento de transformación del fútbol mundial en el que todos los equipos buscan su sitio.

Sobre lo que respecta propiamente al club, los expertos están de acuerdo en que hay una disfuncionalidad en la forma en la que se gobierna la entidad. “Hay que tener en cuenta que la ley catalana obliga a que la junta avale el 15% del presupuesto del club, y eso hace que haya muy poca gente que pueda poner ese dinero. Hace la presidencia inaccesible al 99% de los socios. Para ser presidente del Barça, tienes que ser rico o tener amigos ricos, y eso deja el club entre muy pocas manos”, recuerda Joan Maria Pou. “Al Barça se le ha quedado anticuado su sistema de gobierno”, remacha Folch, quien opina que “un club universal, que tiene millones de seguidores y espectadores, acaba decidiéndolo todo de la forma mas local posible”.

A eso, se suma el momento que está viviendo el fútbol a nivel internacional. “El Barça, el Madrid y el Bayern están buscando su identidad en un fútbol inundado de petrodólares y de nuevos ricos. El Barça ha jugado a ser un Paris Saint-Germain [club que rompe el mercado gracias al dinero qatarí] y competir en este mundo de los fichajes, y se ha equivocado. Hay que repensarlo”, asegura el exdirector del Sport.

“Esta es la trampa que nos hacemos el cruyffismo 'romántico': queremos un club local pero un equipo universal. Es básicamente el discurso de Víctor Font, si no me equivoco: intentar competir con los más grandes con un club moderno y potente, sin tener un 'petropropietario'. En 2003 se pudo. Ahora también se debería poder. No sé si es viable, pero se les debe exigir que lo intenten”, apunta Manel Vidal.

Más amarga es la reflexión que hace Besa, quien asegura que “el fútbol ha prescindido hasta de los aficionados”, que “ahora son telespectadores”. “La industria del entretenimiento se está comiendo a la industria de los seguidores, y por tanto hay que plantearse si vamos hacia el modelo americano de una superliga o una NBA. Es posible, no lo sé. Ahora no lo descarto”, considera el periodista.

Todo está en cuestión, menos el hecho de que el Barcelona pase a ser una sociedad anónima deportiva. En esto están de acuerdo todos los consultados. “Es un runrún recurrente, pero es como el hombre del saco”, asegura Pou. “Yo quiero pensar que si al socio le das a elegir entre redimensionar el club y pasar unos años con peores perspectivas para después resurgir o vender el club a una junta de accionistas privada, los socios elegirán mantener el Barça como lo que es”, añade.

¿Vía abierta al independentismo? El Barça 'superpoder'

Las relaciones entre el Barça y la política siempre han sido polémicas, tormentosas y, a menudo, un tabú. De las malas relaciones de Josep Lluís Nuñez con Jordi Pujol a la llegada de un independentista como Joan Laporta en 2003, cuando los partidarios de la secesión eran los menos en el Parlament, la directiva blaugrana ha dado tantos giros como la sociedad catalana, aunque a menudo poco acompasados. La última gran controversia fue la decisión del Barça de jugar a puerta cerrada el partido con Las Palmas en la tarde del 1 de octubre de 2017, una decisión que ha traído cola desde entonces.

¿Que haya un presidente independentista al frente del Barça significa que los partidos independentistas mandarán en el club? “No es tan automático ni va así”, opina Pou. “Es evidente que los partidos y el mundillo de la política tienen una antena puesta a lo que ocurre en el Camp Nou, pero también que el socio es muy celoso del club. Siempre que ha habido intentos desde la política para controlar el club, como fue el de Sixte Cambra como avanzadilla de Pujol, el socio ha mostrado su incomodidad”, explica el narrador de Rac1. “Que el Barça tenga un presidente independentista o no tiene mucha influencia”, matiza Herrero, que opina que “es evidente que Laporta no hubiera actuado igual que Bartomeu el 1 de octubre, cuando dejó en manos de los jugadores si jugaban o no”.

La relación entre el Barça y la política es, por el momento, asimétrica, pues mientras las candidaturas blaugranas han evitado destapar en público sus afinidades, por parte de los partidos hay un claro interés por mostrar su cercanía a los favoritos, por ser un puesto no solo de poder sino, sobre todo, de visibilidad. “El Barça, más que es un contrapoder, es un superpoder”, indica Ernest Folch, que recuerda que el presidente del Barça llega a donde la Generalitat y las instituciones catalanas no pueden llegar. “El Barça es recibido por Obama, por mandatarios europeos, por ministros. Por eso el Barça tiene un poder que yo creo que ningún presidente usará de forma extrema”, opina el periodista.

Para Vidal, en cambio, un presidente del Barça no debería tener ningún problema para mostrarse independentista si lo es. “Ya lo hizo Laporta y no pasó nada, más allá de que Sandro Rosell hiciera el ridículo yendo a pedir disculpas al presidente de Extremadura”, afirma. “No creo en la idea esta que el independentismo es una postura política potencialmente ofensiva. Si alguien de fuera se ofende porque el presidente del Barça es independentista, que se haga del Liverpool. No habernos fusilado a no sé qué presidente”, afirma con sorna.

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