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Catalunya desoye a Sanidad y vacuna al personal no asistencial de los hospitales

Profesionales sanitarias preparan y administran la vacuna de covid-19 a sus compañeros en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta/Archivo

Pau Rodríguez

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La Generalitat tiene intención de vacunar en Catalunya a todo el personal que trabaja en los hospitales públicos y privados en la primera fase de la campaña. Aunque el protocolo del Ministerio de Sanidad establece que debe inmunizarse por ahora a los sanitarios de primera línea y los que están de cara al paciente, desde Salud Pública han decidido incluir a todos los demás profesionales: desde el personal de cocina hasta el de administración. También a todos los directivos. 

Tras salir a la luz noticias en otras comunidades, como Euskadi, donde directivos sanitarios dimitieron tras administrarse la primera dosis, desde Salud Pública en Catalunya defienden que su criterio está siendo vacunar a todo el personal que trabaja en un recinto hospitalario, empezando por los trabajadores de circuitos COVID-19. “Consideramos una prioridad vacunar a todos los profesionales de los centros asistenciales. Buscamos evitar que el virus entre por la comunidad en nuestros dispositivos sanitarios y así proteger a los pacientes y profesionales de posibles brotes nosocomiales”, ha explicado el secretario Josep Maria Argimon en una carta remitida a todos los centros del sistema catalán de salud. “Con este escrito quiero acabar también con las tentaciones de hacer demagogia sobre si los mandos, el personal de administración y servicios u otros colectivos esenciales para el funcionamiento de los centros deben recibir la vacuna”, ha zanjado.

Catalunya fue una de las primeras comunidades autónomas en empezar a vacunar a los sanitarios y con ello –junto a muchos otros gobiernos regionales– ya se alejó del protocolo del ministerio, que fijaba que primero había que inmunizar a los usuarios y trabajadores de residencias. Al constatar la mayor complejidad de llevar las dosis a los geriátricos, Salud Pública optó por comenzar en paralelo en los hospitales y los centros de Atención Primaria

Desde el inicio de la campaña, que se puso en marcha el 28 de diciembre con la llegada de las primeras dosis de Pfizer/BioNTech, en Catalunya se ha aplicado la primera de las dos inyecciones a 164.738 personas. En las residencias de ancianos se ha vacunado a más del 75% de los usuarios, lo que correspondería a los geriátricos que están libres del virus en el momento actual –no se puede vacunar con brotes activos–, según el Departamento de Salud. Esta semana han comenzado a inmunizar también a las residencias que tienen brotes activos y están dando la segunda dosis a las primeras.

Distintos ritmos entre centros y profesionales

En cuanto a los sanitarios, se ha vacunado a poco más de 80.000 –el 48% sobre el total de población inmunizada, según datos de Salud–. Aunque no hay un protocolo específico, el procedimiento generalizado en estos casos, según confirman fuentes de la Administración y sindicales, es que primero se administran las dosis al personal de primera línea o asistencial y, completado este colectivo, se prosigue con el resto de profesionales. 

Esta estrategia ha provocado que algunos grandes hospitales, como Vall d'Hebron y Sant Pau en Barcelona, o Arnau de Vilanova en Lleida, ya tengan a gran parte del personal vacunado en primera dosis, sean o no asistenciales, mientras que no han cubierto a todo el de primera línea. También la falta de protocolos más específicos ha provocado algunos desajustes una vez llegan las dosis a los centros. Fuentes sanitarias del Hospital Moisès Broggi, en Sant Joan Despí, señalan por ejemplo que estos días ha habido quejas porque se ha vacunado antes a personal administrativo que no está en contacto con COVID-19 que a médicos y enfermeras de las unidades más expuestas.

Sobre estos casos, desde Salud Pública alegan que, más allá de sus directrices, los equipos de vacunación y las unidades de prevención de riesgos de cada hospital tienen autonomía para adaptar el operativo. El propio Argimon lo da a entender en su carta: “Somos conscientes de que hay que trabajar en base a distintas casuísticas variables como la logística de los viales, la respuesta a los llamamientos de vacunación o la optimización de los turnos de vacunación y laborales”. “Tengo confianza en que todo el mundo está aplicando el mejor criterio posible a cada momento”, insiste en la misiva.

Sindicatos como UGT y CCOO defienden que se aplique la primera dosis a todo el personal siempre que se siga el orden establecido. También que se incluya a los trabajadores de empresas externas como los cocineros, el personal de seguridad o los de mantenimiento. “Si el protocolo no prevé que se vacunen los directivos, deberían abstenerse, pero hay que tener en cuenta que el personal de los hospitales, aunque no sea asistencial, puede estar en plantas donde hay COVID-19 o bien interactuar con trabajadores que sí son de primera línea”, resume Inma Vivar, secretaria de Salud y Servicios Sociosanitarios de UGT.

Lo que estipula concretamente el protocolo de Sanidad, con fecha 18 de diciembre, es que entre el personal de primera línea –el grupo 2– se cuentan los sanitarios de cara al paciente, pero también administrativos o de limpieza, que estén expuestos al virus. O bien en circuitos COVID-19, en Urgencias o Atención Primaria, en transporte sanitario, con pacientes de alto riesgo o “personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión directa de la pandemia”. En el grupo 3 se incluyen los demás sanitarios, pero se añade: “En esta primera etapa, la vacunación se centrará solamente en el personal que de manera específica realiza actividades que exigen contacto estrecho con personas que pueden estar infectadas por SARS-CoV-2”. 

Además, se contempla que los trabajadores de centros sanitarios que no se incluyan en esta tanda, se les tendrá en cuenta en las siguientes “Como personal esencial de primera línea u otro personal esencial”, cierra el documento.

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