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La escuela pública catalana sale a la calle para reclamar una inversión del 6% en educación

Manifestación en Barcelona por una inversión del 6% del PIB en educación pública

Pau Rodríguez

A Charo González le ha empujado a manifestarse este sábado el hecho de que en el instituto de su hija, La Romànica de Barberà del Vallès, estén superando en algunas clases los 40 alumnos por aula. “Son unos niveles de masificación que hacen que nos falten espacios. A veces se aprovecha el recreo para hacer algunas clases de refuerzo porque es el único momento que hay aulas vacías”, explica. La de los ratios elevadas es una de las tantas caras de la baja inversión en educación en Catalunya, como también lo son los barracones, la subida de precios de las matrículas universitarias o la falta de apoyos para atender a los alumnos con más dificultades. Es por ello que la comunidad educativa ha llenado este sábado la plaza Sant Jaume de Barcelona para reclamar que la Generalitat destine un 6% del PIB en educación.

Bajo el lema “Ahora toca escuela pública, queremos una inversión del 6%” y respondiendo a la llamada de la Assemblea Groga, cientos de maestros, sindicatos, familias, entidades y estudiantes universitarios han participado en una movilización que contaba también con el apoyo del Marco unitario de la Comunidad Educativa (MUCE). “Es imprescindible e innegociable un cambio de tendencia en los presupuestos”, ha proclamado Montse Conejo, presidenta de la asociación de AMPA Fapac, que en la lectura del manifiesto ha reclamado que las nuevas cuentas de 2017 sean el primer paso para mejorar un sistema educativo “infrafinanciado”. En Catalunya se destina un 2,8% del PIB en educación, mientras que la propia ley catalana recoge que debería ser del 6%.

“¿No nos fijamos siempre en Finlandia? Pues ellos invierten un 7,2%”, expresaba Ramon Font, portavoz del sindicato USTEC, que considera prioritario ampliar la plantilla de profesorado con 6.000 docentes para compensar los recortes de los últimos años y el aumento de alumnado. Otras reclamaciones de los sindicatos -estaban presentes también CCOO, UGT y CGT– son recuperar las horas lectivas de los maestros de antes de la crisis (18 en Secundaria y 21 en Primaria), que las sustituciones se cubran todas desde el primer día de las bajas y que los sustitutos cobren el mes de julio.

La movilización ha contado con un amplio protagonismo de asociaciones de familias, que han llevado hasta el centro de Barcelona sus problemáticas locales, muy relacionadas con el rechazo al cierre de líneas a P-3 y con el déficit de infraestructuras en Secundaria. “¡La Mar Nova no se cierra!”, ha sido uno de los lemas más coreados de la tarde, en referencia a la escuela pública Mar Nova, de Premià de Mar, que está previsto que desaparezca el próximo curso. Suya era una de las pancartas más grandes de la marcha, al igual que suya ha sido también una de las protestas más grandes contra la política de reducción de líneas ante el descenso de la natalidad.

Uno de los colectivos que también ha participado en la manifestación ha sido el de las familias de Barcelona que reclaman más oferta de escuela pública, sobre todo en zonas como el Eixample, donde hay mucha presencia de la concertada. “Nos han puesto una línea más en la escuela, y esto ha hecho que perdamos espacios en la escuela donde se trabajaba con los alumnos con necesidades educativas especiales”, lamentaba José Xoriguera, presidente de la AMPA de la escuela Ramon Llull , convencido también de que una mayor inversión en educación debería servir para “reducir la segregación que existe dentro de la escuela pública”, en alusión al informe publicado por el Síndic de Greuges esta semana donde se constataba las diferencias existentes entre centros de la red pública. “No podemos tener un sistema que sustenta su calidad en el sobreesfuerzo docente”, sentenciaba.

Tras meses sin movilizaciones de esta envergadura en el sector de la educación, han podido coincidir en la calle colectivos tan diversos como los estudiantes universitarios –centrados en la lucha contra el 3+2 y por la rebaja del precio de las matrículas–, la Red de Escuelas Insumisas (XEI), que desde hace dos años se opone a las pruebas externas de la LOMCE, o las guarderías.

“Debemos rechazar todos los ataques contra la escuela pública, vengan de Vía Augusta –en referencia al Departamento de Enseñanza–, de Madrid o de Bruselas”, recogía el manifiesto, que ha recogido el sentir de una manifestación centrada al reclamar más dinero para la escuela pública. “Se trata de dignificar la escuela pública; el dinero está ahí, es una cuestión de prioridades ”, resumía Charo González, convencida de que la solución a la“ masificación ”de institutos como los de Barberà del Vallès no puede esperar más.

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