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El exconvergente David Madí niega una trama para defraudar a Hacienda admitida por otros dos acusados

Madí, durante el juicio

Oriol Solé Altimira

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No hay trama corrupta sin fraude a Hacienda. Este principio casi universal bien puede aplicarse al caso del 3% de Convergència. Su rama audiovisual todavía está bajo investigación en la Audiencia Nacional, pero el delito fiscal derivado de la misma se ha empezado a juzgar este miércoles en un juzgado penal de Barcelona. En el banquillo, la antigua mano derecha de Artur Mas, David Madí, ahora dedicado a sus negocios. “Consultoría estratégica”, en sus propias palabras. Madí ha negado el fraude, pero otros dos acusados lo han admitido.

El juicio se ha demorado años y finalmente ha arrancado con un choque de los que merece la pena recordar entre Madrí y el fiscal de delitos económicos Pedro Castro. Mientras Madí daba lecciones al fiscal -“seguramente usted no conoce la operativa de una empresa normal”; “usted debe saber que Hacienda se lleva la mitad de mi salario”-, Castro replicaba primero retador y después con ironía -“le pregunto desde mi ignorancia del mundo empresarial”- para intentar llevar a la contradicción al expolítico.

La causa juzga si las empresas de Madí y otros seis acusados falsificaron facturas a la productora audiovisual Triacom para que ésta última defraudara el IVA y el impuesto de sociedades del año 2011. La Fiscalía pide dos años de cárcel para Madí, una pena rebajada a once meses para Oriol Carbó, exadministrador de Triacom que ya ha confesado el fraude.

Previsiblemente también se aligerará la pena solicitada a Juan Manuel Parra, exresponsable de Hispart que ha confesado que efectuaba facturas falsas a Triacom para cobrar trabajos para la campaña de las elecciones al Parlament de Convergència del año 2010. Carbó y Parra están imputados en la Audiencia Nacional por el 3% audiovisual. No así Madí.

El fiscal ha resaltado (y Madí ha admitido) que Triacom era la empresa más pequeña para la que trabajaba la consultora del expolítico, que desde 2010 viene prestando servicios de asesoría a grandes multinacionales y empresas catalanas. El pequeño volumen de Triacom era lo que precisamente, según el fiscal, permitió a Madí confeccionar facturas de 194.700 a la productora para servicios de asesoramiento y consultoría que en realidad no se prestaron y poder defraudar así a Hacienda.

Madí ha negado que la “anormalidad” en los pagos a Triacom detectada por el fiscal tenga que ver con un fraude a Hacienda y ha dado una nueva lección de negocios: “Las empresas muy importantes tienen un día de pago, pero con las empresas pequeñas como la de Carbó no funciona así, pagan cuando va bien y si hay acuerdo y confianza”.

El exconvergente, que pese a provenir de una adinerada familia de la burguesía catalana ha apuntado que pasó “dificultades económicas” al inicio de sus negocios, ha relatado que Carbó, a quien conoce desde hace 20 años, le pidió ser uno de los clientes de sus empresas, pese a que éste lo niegue “por sus beneficios procesales”.

El fiscal ha inquirido a Madí para que describiera en qué consiste el trabajo de “consultoría estratégica”, a su juicio la excusa con la que emitir las facturas falsas de la trama. “Es mucho más amplio que hacer un informe de coyuntura económica, hay proyectos, informes, reuniones... Los que mandan en las empresas saben perfectamente qué trabajo haces y cómo lo haces”, ha respondido Madí.

En una de las frases del juicio, Madí no ha perdido la ocasión para citar a otro acusado que ha negado el fraude alegando que él hacía “zanjas” en una empresa de construcción. “Yo no hago zanjas pero soy muy conocido en este país por otras capacidades”, ha alegado la antigua mano derecha de Artur Mas, que ha implorado al fiscal: “Se tendría que entender mi perfil”.

“Es absolutamente falso que no hubiera prestación de servicio. Era un cliente y era un amigo. Era el cliente mas pequeño del despacho pero los trabajos eran reales”, ha reiterado Madí, para a renglón seguido invitar al fiscal a examinar “un poco más” su perfil profesional antes de “descalificar” sus capacidades para prestar servicios de consultoría: “Perdone, pero yo en este país soy conocido, me parece”.

Tal y como reveló elDiario.es, la investigación de la Audiencia Nacional ha desvelado que después la productora Triacom pagó 420.000 euros a David Madí. Carbó costeó todos los gastos del despacho privado del exdirigente convergente, entre ellos mobiliario, teléfono, luz, cafés o bolígrafos. La defensa de Madí sostiene que todas las facturas que sus empresas emitieron a Triacom responden a servicios realmente prestados y perfectamente acreditados.

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