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Las mariposas desaparecen de los parques de Barcelona: “Si no llueve, no volverán”

Teresa Contreras, bióloga y voluntaria del Observatorio Metropolitano de Mariposas (mBMS), busca ejemplares en el Parc del Castell de Castelldefels (Barcelona)

Carla Quintana

Barcelona —

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“La blanquita de la col –Pieris rapae– es la mariposa reina de los parques metropolitanos: es una de las especies generalistas y colonizadoras que mejor se adapta al ambiente hostil de las ciudades”. Habla Joan Pino, responsable científico del Observatorio Metropolitano de Mariposas (mBMS), quien ha constatado como la sequía, las altas temperaturas y las restricciones en el riego han provocado un debilitamiento en las poblaciones de mariposas que habitan los parques urbanos y las dunas de las playas de la provincia de Barcelona.

A las 10 de la mañana en el Parc del Castell de Castelldefels (Barcelona) el día se presenta soleado y caluroso, con una temperatura que roza los 27 grados, inusual para mediados de septiembre. La carestía de agua y flores no impide que durante las casi dos horas de expedición se avisten siete ejemplares de especies generalistas en las zonas más frescas y sombrías de este parque. “Hoy hemos tenido suerte, muchos días de este verano no hemos avistado ni una sola mariposa”, comenta Teresa Contreras, voluntaria del mBMS. 

El verano de 2023 ha estado marcado por la sequía, las olas de calor y también por una disminución significativa de la presencia de mariposas en parques y playas del Área Metropolitana de Barcelona. De los 110 muestreos efectuados durante los meses de junio a agosto, se ha apreciado una reducción del 71,7% en la cantidad de estos insectos en comparación con la media observada en los últimos 5 años por el mBMS.

El responsable del programa de seguimiento de estos polinizadores en el observatorio ciudadano de mariposas urbanas (mBMS), dependiente del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), señala que las mariposas desempeñan un papel fundamental como indicadores del cambio climático. Al ser insectos muy sensibles a cualquier variación de las condiciones ambientales, su presencia en los parques urbanos es una señal perfecta para medir la pérdida de biodiversidad.

Los datos recogidos este verano muestran que incluso especies generalistas y comunes en áreas urbanas naturalizadas, como la Pieris rapae, ya no son tan abundantes. “A pesar de ser relativamente grandes, móviles y tener un amplio espectro alimentario”, detalla Pino.

Así lo corrobora también Contreras. Esta voluntaria, que es bióloga, ha monitorizado y registrado mariposas urbanas en el Parc del Castell de Castelldefels durante los últimos dos años. “Las lluvias de finales de agosto ayudaron a revitalizar las poblaciones de mariposas, pero todavía está todo muy seco y hay árboles y plantas perennes que ya están perdiendo sus hojas”, cuenta señalando un garrofero.

Un descenso continuado

En la línea del verano anterior, con el efecto continuado de la sequía, este 2023 se ha detectado una rebaja del 46,1% en cuanto a la riqueza del número de especies en parques y playas de la provincia de Barcelona. “Hemos visto una reducción de mariposas más especialistas, puesto que tienen menos capacidad para desplazarse y son más exigentes a la hora de alimentarse”, comenta Pino, en referencia a tipos de mariposas más raras que se escapan de parques naturales como el de Collserola o el Garraf. 

El éxodo de las mariposas naturales se explica por el aumento de la masa boscosa en Catalunya, ya que estos insectos ya no encuentran los prados floridos que necesitan para alimentarse. “Si llueve, este otoño y la próxima primavera podremos ver más mariposas, ya que florecerá la vegetación actualmente seca”, apunta Pino. “Pero si no llueve, no volverán”, advierte.

Las pocas flores que hay en el Parc del Castell son de plantas ornamentales y exóticas como los jazmines azules, que aunque no son fuentes de alimento para las mariposas, pueden influir en la disponibilidad de recursos para ciertas especies más generalistas y con mayor capacidad de adaptación.

“Manejamos la hipótesis de que ha habido una pérdida en cantidad de individuos, pero no tanto en biodiversidad de especies”, comenta Pino. Ya en 2020, el informe ‘Estat de la Natura a Catalunya’ apuntaba una regresión del 70% de las 200 especies de mariposas identificadas alrededor la comunidad catalana. Este declive se atribuye no solo a los efectos del cambio climático, sino también al uso de productos fitosanitarios, así como a la pérdida de prados y espacios abiertos debido al despoblamiento de áreas rurales y el consecuente crecimiento de las masas forestales.

En las zonas urbanas que cuentan con más áreas verdes y presentan construcciones modestas, se puede apreciar una mayor diversidad de especies de mariposas, incluso de aquellas que tienen una movilidad más restringida. Por contra, en los núcleos urbanos más densos y urbanizados, la población de insectos se reduce a mayor velocidad. Pino lo achaca al efecto “isla de calor” y a la “presión social” sobre la fauna y flora locales. 

Una red de voluntarios comprometidos

Estudiar las poblaciones de mariposas proporciona información acerca de cómo reaccionan nuestros ecosistemas frente a los cambios ambientales y la pérdida de biodiversidad. Las mariposas, al igual que las aves y los murciélagos, son los únicos animales bioindicadores avalados por la Unión Europea. “Su facilidad de avistamiento y su atractivo visual las convierten en objetos de estudio accesibles tanto para voluntarios, científicos ciudadanos o naturalistas”, asevera Pino.

Durante los últimos cinco años, el Observatorio Metropolitano de Mariposas (mBMS) ha desempeñado un papel crucial al abordar la falta de conocimiento de estos polinizadores en entornos urbanos. También han realizado un seguimiento y recopilado de datos relacionados con la diversidad de especies, las características de las poblaciones y las pautas de comportamiento.

Este proyecto de ciencia ciudadana moviliza a través de la modalidad del trabajo de campo a un gran número de voluntarios para recabar datos en diferentes puntos geográficos de la provincia de Barcelona para su posterior investigación analítica. “Las expediciones realizadas este verano han sido especialmente desalentadoras para nuestros voluntarios, ya que lo que les motiva es localizar y aprender acerca de nuevas especies”, reconoce Pino. Para el investigador, no hallar especies resulta relevante: “Los ceros también son importantes”.

Durante los meses de marzo a octubre, los voluntarios se organizan para llevar a cabo muestreos cada 15 días en uno de los 31 parques o playas sugeridos por el mBMS. A pesar de los resultados desfavorables de este año, voluntarios como Contreras continúan participando con entusiasmo y aprovechan la oportunidad para disfrutar de un paseo por el parque.

El CREAF participa en dos observatorios de mariposas. Por un lado, en el de Barcelona y Madrid, el uBMS, coordinado por el CREAF y financiado por el Ayuntamiento de Barcelona. Por otro lado, el del Área Metropolitana de Barcelona, el mBMS, que está gestionado por el CREAF, el Instituto Metrópoli y el Área Metropolitana de Barcelona.

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