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Los imputados por una violación múltiple en Molins de Rei (Barcelona) alegan que fue una relación consentida

Patrulla de los Mossos en una imagen de archivo

Oriol Solé Altimira

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La jueza y los Mossos d'Esquadra ven indicios claros de agresión sexual en la violación múltiple en Molins de Rei (Barcelona) que una joven denunció en mayo. De ahí que este pasado viernes la instructora decretara una orden de alejamiento, la retirada del pasaporte y la comparecencia semanal en el juzgado de cinco de los seis hombres investigados. La magistrada no dio credibilidad a la tesis de los hombres, esto es, que fue una relación consentida, pero no pudo acordar prisión provisional porque no fue solicitada por la Fiscalía. La víctima no se ha personado en la causa.

En un auto hecho público a última hora de este martes, la jueza de Sant Boi de Llobregat que investiga el caso expone el relato pormenorizado que hicieron la víctima y los presuntos agresores de lo sucedido el pasado 19 de mayo a la salida de una discoteca de Molins de Rei. Tanto en sede policial como ante la jueza se han mantenido las mismas versiones sobre el núcleo de la investigación: violación por parte de la víctima; sexo en grupo consentido por los presuntos agresores.

La víctima explicó que a la salida de la discoteca, donde le habían robado el bolso, se encontró con un grupo que le propuso comprar cocaína. Después, cuando ya había decidido ir a su casa, apareció un coche en el que viajaban cinco hombres a los que no había visto nunca. Dos de ellos “salieron del vehículo y violentamente la cogieron y la introdujeron dentro del maletero”, según la versión de la joven. Pasaron 15 minutos hasta que el coche se detuviera en un descampado.

Entonces, dos agresores la sacaron del maletero y la forzaron a mantener relaciones sexuales. La víctima expuso que uno le cogió por los brazos y otro le comenzó a penetrar vaginalmente. Luego, el mismo hombre le habría forzado a hacerle una felación y habría eyaculado encima suyo, mientras otro hombre habría intentado penetrarla analmente sin conseguirlo. Los agresores continuaron hasta penetrarla vaginalmente los cinco, concluyó la víctima.

Tras la agresión, la abandonaron en un lugar desconocido y caminó hasta la estación. Antes de dejarla fuera del coche, según la víctima, el conductor del vehículo gritó “dejarla que esta nos la va a liar”. En sede policial, la víctima identificó “sin ningún género de dudas”, destaca el auto, a uno de sus agresores, quien tiene un tatuaje.

Por contra, tres de los presuntos agresores adujeron que se trató de una relación consentida. Tras desayunar en un bar y dejar a un amigo en su casa (el sexto investigado), según la versión de uno de ellos, se dirigieron a un descampado de Molins, “donde comenzaron a beber y a divertirse, y de manera consentida, la chica comenzó a mantener relaciones sexuales” con todos ellos, expone el auto.

“Comenzó a enseñar los pechos y a besar a los investigados invitándoles a mantener relaciones sexuales. El ambiente era amistoso y divertido, la denunciante era quien tomaba la iniciativa; y en ningún momento la denunciante manifestó repulsa, miedo o negativa a continuar las prácticas sexuales”, relató otro de los presuntos agresores, que también declaró que “la chica iba muy bebida y había consumido cocaína y cristal esa noche”.

Asimismo, tras dejarla en la estación, el denunciado también declaró que pudo ver por el espejo del retrovisor que la chica había quedado “como paralizada”. Uno de los investigados reconoció que grabó con el móvil fotos y vídeos de lo sucedido, pero que los borró. Uno de los teléfonos ya se ha volcado sin encontrar los supuestos vídeos. Todos los móviles han sido intervenidos para que los peritos analicen su contenido así como para evitar que se destruyan pruebas.

El auto recoge además la declaración de testigos amigos de la víctima y los presuntos agresores. Los primeros relataron que pudieron observar a la joven subir a un coche “con unos chicos interior que desconocían”. El segundo explicó que sus amigos le explicaron al día siguiente “que mantuvieron relaciones sexuales con la chica”.

Otros dos testigos explicaron cómo encontraron a la joven después de la agresión. Fue en la estación de Ferrocarriles de la Generalitat de Molins. Tenía las medias rotas, ocultaba su torso con la chaqueta y estaba “asustada, desorientada y avergonzada”. “Perdí a mi grupo de amigos y después me metieron en el maletero de un coche; me han tirado de un coche en marcha”, fue lo que les dijo.

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