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ANÁLISIS

La moneda de la CUP y el salvavidas de Illa

El president Aragonès y el conseller de Economía, Jaume Giró, en un pleno del Parlament.
9 de noviembre de 2021 21:39 h

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El Govern de Pere Aragonès ha presentado sus primeros presupuestos sin tener aún los apoyos necesarios para aprobarlos en el Parlament. ERC, con más convicción que Junts, no quiere plantearse otra opción que no sea la de contar con la ayuda de la CUP. Los republicanos apelan a la coherencia para preservar la mayoría independentista que facilitó la investidura de Aragonès. Pero en las filas anticapitalistas no están por la labor, al menos de momento. 

En ERC aseguran que su estrategia pasa por estar “en medio”, según expresión de uno de sus máximos dirigentes. Lo que buscan es tener en el Parlament el apoyo de los anticapitalistas y en Madrid ser los socios preferentes del PSOE. Un equilibrio que sobre el papel aguanta pero que no tiene en cuenta una variable que nunca hay que olvidar en la política catalana: la CUP es imprevisible y sobre todo lo son sus bases. Y es la militancia de los 'cupaires' la que decidirá este fin de semana su voto. Se han convocado distintas asambleas, entre el viernes y el domingo, para tomar la decisión. La foto de la más famosa, la del empate a 1.515 sobre la investidura de Artur Mas, aún persigue a esta formación. Casi seis años después, la militancia decidirá pero no se reproducirá una imagen como aquella.   

Si gana la opción de presentar una enmienda a la totalidad, estaremos ante el primer punto de inflexión de la legislatura puesto que la tramitación de las cuentas pasará a depender del PSC y los comuns. La alternativa sería prorrogar las del 2020 o lo que es lo mismo, certificar el primer gran fracaso de este Ejecutivo. Los socialistas se han ofrecido a apoyar los Presupuestos “a cambio de nada”. En el Govern hacen ver que no lo han escuchado pero saben que puede ser su salvavidas. Los comuns también les han tendido la mano y en su caso reclaman a cambio el apoyo de los independentistas a las cuentas de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. Con una abstención de sus ocho diputados en el Parlament ya sería suficiente para aprobar las del Govern.

ERC y Junts tienen una semana para intentar convencer a la CUP. En los Presupuestos se han incluido algunas partidas para intentar satisfacerlos. A modo de listado breve serían la gratuidad de la etapa de P2, un refuerzo de la atención primaria, el incremento de la partida de Cultura en un 30%, los 750 millones de euros en políticas de vivienda, una inversión inicial para impulsar el plan piloto para la renta básica universal y el anuncio de la apuesta por una energética pública. “Tres de cuatro euros se destinarán a inversión social”, subrayó Jaume Giró, en el que es su bautizo de fuego como conseller de Economia. 

Ese es el punto de salida y ahora tienen lo que resta de semana para persuadir a la militancia de las bondades de estas medidas. No es descartable que se negocie alguna más puesto que los 'cupaires' ya han dicho que con esto no es suficiente. No les gusta la letra ni tampoco la música porque el Govern no renuncia a grandes proyectos como la ampliación del aeropuerto de El Prat o la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en los Pirineos. 

Calendario con un ojo en Madrid

Con el calendario que el Ejecutivo se ha fijado, en 10 días se votarán las enmiendas a la totalidad. Es el plazo para saber si Catalunya se queda o no sin Presupuestos, unas cuentas que gracias a los fondos europeos son los más expansivos de la historia. Son 5.600 millones más que los anteriores y dos tercios estarán destinados a inversiones en educación, sanidad y políticas sociales. Es una cantidad y un reparto que pueden facilitar el apoyo de socialistas y comuns.   

El PSC quiere hacerse valer sin estridencias, acorde con el tono que utiliza habitualmente su líder, Salvador Illa, en el Parlament. Que se rompiese la mayoría independentista en una ley como los Presupuestos sería un tanto para los socialistas y, aunque ERC no quiere ni oír de vasos comunicantes, la tramitación de las cuentas de Sánchez y las de Aragonès transcurre en el tiempo prácticamente de manera paralela. 

Además de ganar protagonismo, el PSC aspira a demostrar que su oposición no tiene nada que ver con la que ejerció Ciudadanos en la pasada legislatura, cuando la formación naranja lideraba este espacio. Los socialistas, a diferencia del partido de Inés Arrimadas, están negociando con los independentistas la renovación de organismos como la cúpula de la radio y televisión públicas o la Sindicatura de Greuges.       

En la previsión más optimista del Ejecutivo, sea gracias a la CUP, el PSC o los comuns, los Presupuestos podrían quedar aprobados de manera definitiva el 23 de diciembre. Pero si cualquier grupo decide llevarlos al Consell Consultiu, algo habitual, ya no podrían estar vigentes hasta finales de enero del 2022. El retraso puede ser una posibilidad. Lo que no debería ser una opción y es algo que el conseller Giró ni contempla es dejar a Catalunya sin unos nuevos presupuestos. De ahí que ya haya acuñado un nuevo eslogan: “Presupuestos o Presupuestos”.

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