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El frustrado retorno a Bélgica deja a Puigdemont como el único dirigente independentista en una cárcel extranjera

Puigdemont, en una imagen de archivo

Oriol Solé Altimira

Carles Puigdemont ha pasado su quinta noche en la cárcel de Neümunster. Es el único dirigente independentista en el extranjero que sigue entre rejas después de que los poderes judiciales de Escocia, Bélgica y Alemania hayan recibido las euroordenes que envió el pasado viernes el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. El intento de retorno de Puigdemont a Bélgica, frustrado por la policía alemana en colaboración con la española y el CNI, es lo que ha llevado a la Justicia germana a apreciar riesgo de fuga en el expresident, y privarle, de momento, de libertad. Su defensa ha anunciado que acudirá hasta el Constitucional alemán, si es necesario, para que el expresident quede libre.

La respuesta de Bélgica y Escocia ha sido bien distinta. En el caso de la exconsellera Clara Ponsatí, el juez escocés la ha dejado libre a la espera de la primera vista para decidir sobre la euroorden, que será el 12 de abril. Y sobre los exconsellers Toni Comín, Lluís Puig y Meritxell Serret, la Justicia belga no les ha citado ni para una vista sobre medidas cautelares, a la que sí se sometieron con la primera euroorden. Tampoco se ha fijado una fecha para una primera decisión sobre la extradición. Los procesos durarán meses.

La diferencia estriba en las situaciones personales de los dirigentes independentistas. Ponsatí tiene arraigo en Escocia, donde ha retomado sus clases de Economía en la Universidad de St Andrews tras su breve etapa como consellera y su huida a Bélgica. Desde el primer momento, además, se mostró a disposición de los jueces, la Fiscalía y la policía escocesas para iniciar la tramitación de la euroorden. De hecho, su abogado pactó su entrega voluntaria en una comisaría de Edimburgo este miércoles.

En el mismo sentido, la Fiscalía belga ha confirmado que está en contacto con el equipo de abogados de los exconsellers y que los letrados le manifestaron su plena disposición a colaborar. En consecuencia, el Ministerio Público no vio riesgo de fuga en Comín, Serret y Puig. Por contra, Puigdemont no se puso de forma voluntaria a disposición de la Justicia alemana –ni de los otros países nórdicos que cruzó por carretera el pasado fin de semana, una vez activada la euroorden–, sino que fue interceptado en un área de servicio del land de Schleswig-Holstein mientras era conducido a Bélgica.

A Puigdemont le han asignado una de las celdas individuales del centro, que tienen entre 7 y 9 metros cuadrados, una cama, un escritorio, un armario y televisión, además de un inodoro y un lavabo. En las zonas comunes, además, hay teléfono y los presos lo pueden usar si en la orden de prisión no se ha señalado lo contrario, pero no tienen acceso a internet.

El abogado alemán del expresident, Wolfgang Schomburg, ha confiado en que Puigdemont quede pronto en libertad tras visitarlo este jueves en la cárcel. “Confío primero en la independencia de los jueces y, en segundo lugar, en el Gobierno alemán”, ha dicho a los periodistas Schomburg, experto en derecho penal internacional y exjuez del Tribunal Supremo alemán.

La Fiscalía debe decidir ahora si pide la ejecución de la extradición ante la Audiencia Territorial de Schleswig, el tribunal que evaluará la euroorden en primera instancia. Esto no sucederá hasta después de las fiestas de Semana Santa, por lo que el expresident pasará seguro la Pascua entre rejas. Con todo, que Puigdemont esté en prisión y los exconsellers en libertad no supone una pista de cara a la decisión sobre la extradición. Será la Justicia de cada país la que decida si coincide con el juez Llarena y atribuye a los líderes independentistas violencia en el proceso soberanista. Si es así, podrán ser juzgados en España por rebelión.

De los dirigentes huidos –exiliados para el soberanismo–, Llarena ha procesado por rebelión a Puigdemont, Ponsatí, Comín y a la republicana Marta Rovira, que se encuentra en Suiza. El adjunto a la presidencia de ERC, Pere Aragonès, ha explicado que su secretaria general comparecerá públicamente en el país helvético cuando “se aclare su situación de estancia legal”. A Puig y a Serret el juez les reclama por un delito de desobediencia, que tiene pena de inhabilitación pero no de cárcel y, como al resto de exconsellers, por malversación de fondos públicos.

Mientras tanto, la opinión pública de Alemania, tradicionalmente reacia al proceso soberanista, se ha empezado a posicionar en contra de la extradición. Según un sondeo publicado este jueves por el diario “Die Welt”, el 51% de los alemanes está en contra de la extradición a España de Puigdemont, por un 35% que la apoya. Y en Bélgica, 55 diputados flamencos de cinco partidos de los parlamentos Federal, Flamenco, de Bruselas y la Eurocámara y tres senadores –mayoritariamente de la formación nacionalista N-VA– han reclamado la retirada de los cargos contra “todos” los políticos y activistas detenidos por su relación con el proceso soberanista.

Además, la fracasada operación retorno a Bélgica de Puigdemont ha tenido consecuencias en España con la detención y puesta en libertad de los dos mossos y el historiador que acompañaban al expresident en el coche. El abogado de los policías ha rechazado este jueves en declaraciones a TV3 el delito del encubrimiento por el que se les investiga. “No hay ni encubrimiento ni delito principal que requiera un encubrimiento, pero no sé si harán algún tipo de filigrana jurídica para investigarlo”, ha asegurado el letrado Lluís Mestres.

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