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'La sagrada familia', la biografía laica que se necesitaba sobre Jordi Pujol

Árbol familiar que aparece en el documental

Oriol Solé Altimira

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Las figuras históricas generan discordia. Más si, como hizo Jordi Pujol Soley un día de Santiago Apóstol del año 2014, confiesan haber engañado a Hacienda tras décadas dando lecciones morales. Parte de Catalunya prefiere seguir venerando a Pujol, pero muchos a un lado y otro del Ebro lo ven como el jefe de una banda. Aunque lleva por título 'La sagrada familia', David Trueba y Jordi Ferrerons han logrado realizar para HBO Max una biografía laica del personaje. El documental huye tanto de la glorificación como de la tentación de darlo por condenado antes del juicio. 

'La sagrada familia', que se estrena este jueves, es un ejercicio periodístico de primer nivel. A lo largo de cuatro capítulos de cerca de una hora, más de 60 entrevistados diseccionan la vida personal, política y presuntamente delictiva –¿es posible separarlas en compartimentos estancos?– de Jordi Pujol. La narración es cronológica, lo que ayuda a entender a uno de los personajes más complejos de la política catalana y española. El documental termina con su propia conclusión, pero no es rotunda, sino que da al espectador todos los elementos para que se forme su propia opinión sobre Pujol.

En los últimos tiempos, los trabajos audiovisuales sobre Jordi Pujol se habían centrado exclusivamente en su causa judicial. TV3 le dedicó un documental en 2021, seis años después del estallido del caso. Sí se habían escrito más libros y biografías. El más reciente, el testamento político dictado por el propio Pujol a uno de sus intelectuales de cabecera, Vicenç Villatoro, en el que el expresident vuelve a expiar sus pecados de forma más extensa que en la carta de su confesión de 2014. 

El documental huye de cualquier ejercicio de religiosidad (pietista o inquisitorial). No hay una voz en 'off', sino que son los entrevistados los que llevan a cabo la narración. Compañeros de militancia antifranquista como Miquel Esquirol, Enric Bastardes o Miquel Sellarès explican los inicios en política de Pujol y su etapa de preso político de la dictadura. Felipe González y José María Aznar recuerdan al Pujol hombre de Estado y “comprometido con el proyecto constitucional”, en palabras del expresidente socialista. 

Lluís Prenafeta, su hombre de confianza en la Generalitat, repasa sus 23 años como president. El lado familiar y su papel de padre ausente (a Marta Ferrusola le dijo que serían un matrimonio de tres, pues Catalunya siempre iba a estar allí) lo aporta Josep Pujol Ferrusola, único miembro de la familia que accede a hablar en el documental. Y periodistas que se conocen al dedillo el sumario abierto en la Audiencia Nacional –Rossi García (EFE)– y que vivieron el caso Banco Catalana –Santi Tarín (La Vanguardia), Enric González y Pere Ríos (El País)–, así como el abogado Javier Melero, aportan los datos objetivos y el contexto histórico necesario para comprender los vericuetos judiciales.

El documental no solo repasa con minuciosidad la causa por la que el expresident y sus hijos esperan fecha de juicio desde hace dos años. También aporta detalles sobre el cónclave familiar en el que Jordi Pujol Ferrusola se impuso a Oriol y se decidió la famosa carta. “Ojalá hubiera podido mirar esa escena por la mirilla”, confiesa, por todos, el exparlamentario de la CUP David Fernàndez. Años después esta confesión, rechazada por varios penalistas que asesoran a la familia, se ha constatado como un error.

La misiva permitió a la Justicia indagar en el patrimonio familiar sin necesidad de recurrir a las malas artes a las que la brigada política del PP también sometió a la familia. Sobre este extremo el documental de Trueba aporta un testigo de importancia en la causa abierta en Andorra en la que está imputado Mariano Rajoy: el exjefe de gobierno andorrano Antoni Martí niega presión alguna del Gobierno del PP para conseguir los datos bancarios de la familia.

En el plano familiar, el documental muestra que la expiación y el perdón expresado por Pujol estos años no lo profesan todos sus hijos. Josep Pujol Ferrusola, que se acogió a la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro, exculpa a su padre pero justifica haber mantenido dinero sin tributar en Andorra: “Era feo, pero no era posible prosperar en el mundo inmobiliario en España sin eso porque había una parte en A y otra en B. ¿Merece un escarnio mi padre? Cero. ¿Destruye su obra de gobierno? Cero”. En casi todas las intervenciones del portavoz familiar resuena un eco de impunidad.

Termine como termine el juicio, los testigos del documental anticipan un debate que ya está viviendo la sociedad catalana y que emergerá con toda crudeza el día que falte Pujol. ¿Las décadas de dinero sin tributar y la corrupción hunden 23 años de obra de gobierno y haberse dejado la piel contra la dictadura? Tal vez no haya una respuesta inequívoca y se necesite del paso de los años, pero el documental de Trueba es un buen punto de partida para empezar a contestar.

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