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Juicio a un mosso acusado de reventar un ojo con una bala de goma: “Dejé de creer que la policía era siempre buena”

Òscar Alpuente perdió un ojo en 2009 tras una intervención de los antidisturbios de los Mossos

Oriol Solé Altimira

Segundo juicio a un agente de los Mossos d'Esquadra relacionado con una bala de goma. Tras la absolución de dos agentes en el caso Ester Quintana, otro escopetero de los antidisturbios de la policía autonómica se sienta a partir de este miércoles en el banquillo acusado de disparar la bala de goma que dejó sin ojo izquierdo a Òscar Alpuente en 2009. La acusación particular ejercida por el joven es la única parte que acusa al agente, en concreto de un delito de lesiones por imprudencia grave por el que pide tres años de prisión. La Fiscalía, por contra, cree que la lesión que sufrió Alpuente fue fortuita y de autor desconocido, por lo que no solicita pena alguna.

Los hechos se remontan al 28 de mayo de 2009. Alpuente, junto a un grupo de amigos, acudió a la celebración de la plaza Catalunya por el triplete que acababa de ganar el F.C. Barcelona. “Cuando el plató que había instalado TV3 apagó las luces, empezaron los problemas”, recuerda Alpuente en conversación con este diario.

El joven explica que las furgonetas antidisturbios de los Mossos d'Esquadra hicieron de la Rambla de Canaletes y la plaza Catalunya una ratonera, por lo que la única salida que encontraron fue ir Passeig de Gràcia arriba. “Había un ambiente festivo, la gente caminaba feliz por la acera”, asegura. De pronto, a la altura del edificio de la Bolsa de Barcelona, aparecieron dos furgonetas de antidisturbios y alguien les tiró una botella de cerveza.

“No recuerdo nada. Solo sentí el golpe”, rememora Alpuente, que explica que no tuvo tiempo de refugiarse detrás del quiosco de delante de la Bolsa, como sí hicieron sus dos amigos. “Se pudieron esconder rápido porque vieron bajar de las furgonetas a los antidisturbios. Me contaron que fue una intervención muy rápida, solo tres o cuatro disparos”, añade.

El caso de Alpuente ha tardado casi ocho años en llegar a juicio, pese al informe policial que identificó a las furgonetas que intervinieron en la Bolsa de Barcelona como la Drago 110 y la Drago 111. En este tiempo, la Audiencia de Barcelona ha ordenado reabrir dos veces el archivo acordado por el titular del juzgado de instrucción 32.

La acusación del joven pedía procesar a tres policías –el jefe de operativo del 28 de mayo, el cabo y el escopetero de la 110–, pero finalmente el juez acordó enviar a juicio solo a este último. El tribunal de la sección 10 de la Audiencia de Barcelona tendrá que determinar, a partir de las imágenes de las cámaras de seguridad de la Bolsa que grabaron los hechos y de los informes forenses, si el acusado es el agente que dejó sin ojo al joven.

Alpuente es una de las siete personas que han perdido un ojo por culpa de las balas de goma en Catalunya desde el despliegue de los Mossos d'Esquadra en 2005. A diferencia de casos como el de Ester Quintana o Nicola Tanno, la aseguradora de la Generalitat y la víctima llegan al juicio sin haber alcanzado un acuerdo sobre la indemnización.

La Fiscalía no acusa

La Fiscalía, en su escrito, reconoce la intervención de las dos furgonetas en la zona y el disparo de balas de goma. Sin embargo, la enmarca como respuesta a “violentas agresiones” de las que habrían sido objeto los agentes y a altercados y destrozas de mobiliario urbano. Sobre Alpuente, la Fiscalía admite que no estaba realizando ningún altercado, sino que “caminaba junto con otras personas dirección montaña por el Paseo de Gracia”.

El ministerio público subraya que los escopeteros de las dos furgonetas dispararon las balas de gomas “siguiendo las órdenes de su superior y cumpliendo las normas de seguridad fijadas en el protocolo”. “No ha podido determinarse de cuál de los agentes de los Mossos d'Esquadra procedía el proyectil que alcanzó fortuitamente” a Alpuente, concluye la Fiscalía. Al no haber autor, no pide ninguna pena. La defensa del agente pide su absolución.

Saura defendió la actuación policial

Como consecuencia de las lesiones que sufrió al perder el ojo izquierdo, Alpuente fue trasladado al hospital Vall d'Hebron, donde fue operado y pasó ingresado dos semanas. “Cuando me hacían las curas en el hospital pensaba: 'mala suerte, un policía se ha equivocado'”, explica. Sin embargo, Alpuente pasó “de la aceptación a la rabia y a la frustración” tras oír la versión de los hechos que hicieron representantes sindicales y políticos de los Mossos. “Me sentí fatal y desautorizado. Tras escucharles dejé de creer que la policía era siempre buena”, rememora.

El conseller de Interior de la época, Joan Saura (ICV) defendió que la actuación policial aquella noche fue “absolutamente correcta” y avaló el uso de las balas de gomas por parte de los Mossos. Por su lado, el entonces secretario general del Sindicat de Policies de Catalunya (SPC), David Miquel, tildó de “falsas” las denuncias que habían interpuesto Alpuente y otros dos jóvenes heridos por bala de goma la misma noche. Llegó a decir que sólo buscaban “notoriedad o una indemnización”.

“En 2009 la respuesta social a un herido por bala de goma era de que si estaba allí, algo habría hecho”, asevera Alpuente. El joven no se quedó de brazos cruzados y junto a Nicola Tanno, otra víctima de bala de goma, fundó la asociación Stop Bales de Goma y presionó para que la Generalitat prohibiera este arma policial. No lo consiguió hasta 2013, después de la relevancia política y mediática que adquirió el caso Quintana. “Espero que mi caso no termine igual”, concluye Alpuente.

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