Serhii Plokhy, historiador: “La política de Trump es una locura en la superficie, pero tiene una lógica que muchos no captan”
Serhii Plokhy (Gorki, 1957) es considerado uno de los mayores expertos mundiales en Ucrania. Aunque nació en Rusia, pasó su infancia y adolescencia en Zaporiyia, a la que sus padres ucranianos volvieron poco después de su nacimiento. Plokhy es catedrático de Historia en la Universidad de Harvard y dirige allí el Harvard Ukrainian Research Institute.
Además, a sus 68 años sigue siendo el gran cronista del conflicto bélico que ocupa al este de Europa desde principios de 2022. Su último libro, La guerra ruso-ucraniana (Ed. Península), explica con claridad meridiana las claves de un mundo convulso que parece encaminarse hacia el abismo a pasos agigantados.
El profesor se sienta a hablar con elDiario.es antes de su conferencia para el Seminario de Estudios Eslavos de la Universitat Pompeu Fabra, el Institut de Cultura y el Departament de Humanidades de la Universidad, en la (imposible) misión de discernir qué está pasando a menos de 4.000 kilómetros de nuestro país.
Si tuviera que articular un relato de lo que ha sucedido en Ucrania desde la invasión del ejército ruso el 24 de febrero de 2022 para alguien que no sabe nada de este asunto, ¿qué le diría?
Esta es la guerra más grande en Europa y, potencialmente, del mundo desde 1945. Hablamos de algo muy importante y hay muchísimas cosas en todo el mundo que van a depender de cómo termine esta guerra. Así que puedes olvidar Ucrania o Rusia; solo piensa en el tamaño de la guerra. Todos recordamos cómo terminó la de 1945, así que lo que pase ahora afectará al menos a toda una generación. Este conflicto va a transformar el planeta entero.
¿Cree de veras que esta guerra va a remodelar el mundo?
No es que vaya a remodelarlo, es que ya lo está haciendo. ¿De qué se trata realmente? Es básicamente una guerra clásica de desintegración de imperio. En este caso en particular, asistimos al proceso que comenzó con la Primera Guerra Mundial, la revolución de 1917, la caída de la Unión Soviética... Ese espacio, el antiguo espacio imperial ruso, está siendo remodelado y el antiguo poder imperial está tratando de impedir que una de las partes más grandes del imperio escape, sea libre.
Eso es lo que está pasando: el resto es una cortina de humo. Ni la OTAN ni los Estados Unidos, lo que es clave es la elección ucraniana de dejar el espacio imperial, y la elección rusa de sacrificar un millón de vidas de sus propios soldados para impedir que los ucranianos sean libres e independientes. Es muy complicado en los detalles, pero muy simple en la superficie. Si duda, mire el mapa. Encontrará fácilmente al país más grande del mundo. Ustedes, españoles, saben que no adquieres esos territorios si no eres un imperio.
Habla usted, al principio del libro, de estar viendo la tele y presenciar en directo cómo invaden su país, casi con un tono de sorpresa, a pesar de todas las señales que indicaban que la cosa era inminente.
Sí... Es verdad que los seres humanos, aunque a veces lo neguemos, siempre esperamos lo mejor. Y nosotros, los profesores de Historia, no es que esperemos lo mejor, sino que creemos que la gente presta atención a nuestras conferencias y lee nuestros libros. Teníamos la esperanza de que hubiéramos aprendido la lección de lo que pasó en el 91, cuando la Unión Soviética se desmoronó. Creímos que los rusos habían aprendido de los errores cometidos por los españoles, franceses y británicos.
Pero luego llegó la decepción y te das cuenta de que la gente o no lee o no escucha o no le importa. Así que estamos de vuelta donde estábamos, en la casilla de salida: la misma estupidez, la desintegración del imperio, el derramamiento de sangre. Y un imperio que se niega a caer sin provocar el caos absoluto y un gran proyecto de destrucción.
Hegel dijo que lo único que puedes aprender de la historia es que no puedes aprender nada de la historia. No sé si está usted de acuerdo con eso
No, no estoy de acuerdo con eso. La historia no se repite, eso es verdad, pero la historia rima. La gente inteligente puede aprender de los errores de otro; la gente no muy inteligente, no aprende ni siquiera de sus propios errores. Y me temo que nosotros, como humanidad, no somos muy buenos estudiantes.
La fascinación que suscita Rusia en la izquierda hoy es absolutamente inexplicable porque, aunque siempre fue autoritaria, ahora se sustenta en valores tradicionales y un imperialismo anticuado
Con esta guerra estamos asistiendo a un episodio insólito de comunión entre determinados elementos de la extrema derecha y la extrema izquierda…
Totalmente. Es algo que me tiene asombrado. De hecho, si me llegas a decir esto hace 25 años, 30 años, te diría que estás como una cabra, porque es una locura que no tiene ningún sentido ideológicamente hablando. Como historiador, entiendo lo que pasaba durante la Guerra Fría, cuando existía una alianza ideológica entre la izquierda y el sistema comunista en la Unión Soviética. Obviamente, podemos discutir qué tipo de comunismo era, pero -al menos en la superficie- tenía sentido.
Pero la fascinación que suscita Rusia en la izquierda hoy es absolutamente inexplicable porque, aunque siempre fue autoritaria, ahora se sustenta en valores tradicionales y un imperialismo anticuado. Que la derecha se sienta reflejada en Rusia es normal, pero ¿por qué se le ha unido la izquierda? La única explicación es que el capitalismo liberal y la política están atravesando una enorme crisis y tanto la izquierda como la derecha han entendido que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Es la única explicación que se me ocurre, aunque debo admitir que desde el 91 me cuesta entender muchas cosas.
¿Cree que lo que hemos llamado alto al fuego en Palestina va a ayudar de algún modo a la resolución de la guerra en su país o, viendo el comportamiento errático de Donald Trump, cualquier cosa es posible?
Creo que hay más lógica en Trump de la que creemos. Si, por las razones que sea —personales o por la situación de los Estados Unidos—, él y su administración creen que terminar guerras es algo bueno, bienvenido sea. También es cierto que puede usar un argumento por la mañana y otro completamente opuesto por la tarde, pero eso realmente no importa porque creo que su meta es, eventualmente, acabar con el conflicto. Eso es lo único consistente con la actual administración estadounidense.
Eso sí: Oriente Medio es un lugar en el que los alto el fuego no duran demasiado. Algunos sí, como pasó con los Acuerdos de Oslo, pero son los menos. Y eso se traduce en que, cuando las fuerzas externas no están interesadas en la región, es cuando mejor les va.
Ya han tenido una situación de paz prolongada, pero es muy difícil de lograr. También sabemos que la administración Trump y sus esfuerzos por lograr la paz obtuvieron un gran impulso con la firma de acuerdos en Egipto, y tampoco hay duda de que intentará usar este impulso para llevar algún tipo de alto el fuego a Ucrania. Por eso recibió de manera tan pública al presidente Volodímir Zelenski para hablar de suministrar a Ucrania más armas. Se hace de una manera tan pública no porque Trump quiera que Rusia sea derrotada, sino porque quiere que Putin empiece a prestar atención a su estrategia.
Hablando de reuniones en la Casa Blanca, ¿qué pensó cuando, hace unos meses, Zelenski sufrió el ataque de JD Vance y del propio presidente Trump en el mismísimo Despacho Oval y de forma tan pública?
Pues vi que el mundo llegaba a su fin. Nunca, nunca había pasado algo así antes; una gran potencia tratando de intimidar al más pequeño. No me malinterpretes, no soy ingenuo: como historiador, sé que esto pasa todo el tiempo, pero siempre sucede a puerta cerrada. Pero esta vez no fue solo que se nos permitiera mirar, sino que nos dieron entradas de primera fila.
Lo que pasó allí es que se estaba tratando de forzar a Zelenski a aceptar la posición que la actual administración estadounidense tiene sobre la paz, usando el suministro de armas a Ucrania de un modo completamente nuevo, para poner a Putin de su lado, del lado de la Casa Blanca. Así que, de nuevo, toda la política de Trump es una locura en la superficie, pero no lo es en el fondo: no está completamente desprovisto de lógica. Se basa en una lógica particular que muchos no alcanzan a captar.
Sé que los historiadores no hacen previsiones, pero ¿qué futuro le ve al conflicto?
Hay una expresión latina: dum spiro spero, ‘mientras respiro, espero’. No sé si hay un equivalente en inglés o en español, pero lo que quiero decir es que la esperanza es lo último que te abandona, pero también es verdad que en frente hay un poder inmenso, descomunal… Es complicado predecir nada.
Algunos afirman que en realidad Ucrania es un estado totalitario, que Zelenski se niega a convocar elecciones. ¿Qué piensa cuando escucha este tipo de afirmaciones?
Pues trato de calmarme, aplacar mis nervios y buscar un lenguaje que no sea ofensivo. Pero lo que realmente quiero decir es, ¿estás loco? ¿No estás prestando atención a que te ha invadido un país dirigido por un dictador que señala con el dedo al que le incomoda o le molesta, con los resultados que todos conocemos? Zelenski es un presidente elegido popularmente por un país en el cual la Constitución impide, explícitamente, la convocatoria de elecciones durante la guerra, y la mayoría de la población cree que ponerse ahora a organizar elecciones es una idea francamente estúpida.
Y si tú compras ese argumento, ese marco mental, bueno, pues no sé qué decirte. Creo que los idiomas que conozco por ahora no tienen las palabras correctas para expresar mis sentimientos, así que lo único quizá debería hacer es aprender más idiomas para, quizás, encontrar las palabras correctas. De momento, lo dejaremos en que me cuesta expresar cualquier cosa que no sea incredulidad.
¿Cuál cree que es el papel de la propaganda en esta guerra?
Muy importante. Es como cuando decían que todos los ucranianos eran nazis… Claro, por eso tenemos un presidente judío: tiene todo el sentido del mundo. Básicamente, hay una máquina de propaganda que ahora viene de Moscú, muy diferente a lo que estaba pasando antes del 91. Antes del 91 había ideología detrás de la propaganda; ahora lo que Rusia está haciendo es lanzar bulos y mentiras con la esperanza de que algunas calen en la izquierda, otras en la derecha y que, en general, sean recogidas y desarrolladas por una sociedad a la que cada vez le cuesta más pensar por sí misma. Así que no es que la propaganda tenga un papel vital: es que todo es propaganda.
Al principio de la invasión era habitual ver a expertos militares diciendo que Ucrania no podía resistir más de dos semanas.
Dos semanas decían, quizá un mes, como máximo [Sonríe]. Y luego, ya sabes, era obvio: “Van a caer”.
¿Cree que cuando Rusia decía eso pensaba así o era un acto más de propaganda? Y usted, ¿pensó que Ucrania podía resistir?
La gente en general no daba demasiado crédito a Ucrania. Cuando Rusia invadió Crimea y la anexionó, allá por 2014, hubo muy poca resistencia y la mayoría sacaron conclusiones. Pero es que los ucranianos no estaban listos, psicológicamente, para la guerra. En aquella época, me invitaban a muchas tertulias con expertos militares. Sabían mucho sobre Rusia, pero pensaban que el ejército ucraniano no existía ni tenía posibilidades, en base a lo que había pasado años antes.
Es verdad que los acontecimientos previos son importantes, pero muchas veces se peca de enfocarse sólo en los chicos grandes y pensar que los pequeños no importan. Esa es la lógica que llevó a un cálculo erróneo. Se puede contar el número de tanques y piezas de artillería, pero es muy difícil medir el espíritu de la gente y la población.
Las potencias occidentales le dijeron a Zelenski que si quería ir a Londres para tener un Gobierno en el exilio, era más que bienvenido. Pero Zelenski tiene ese talento que los americanos llaman ‘leer a la audiencia’. Supo lo que necesitaba el pueblo de Ucrania. Leyó el contexto en 2022 y supo que no era el mismo que en 2014. Los ucranianos después de 2014 se dieron cuenta de que tenían algo que perder y estaban preparados para luchar por ello.
La anexión de Crimea da a Putin un empujón en las encuestas. Hay muchas razones para la guerra y una de ellas es que el régimen actual en Rusia se mantenga en el poder
¿Diría que Putin se dio cuenta enseguida de que no iba a ganar la guerra tan rápidamente como pensaba?
Ciertamente, perdió la guerra: al menos la guerra que él había planeado. En otoño de 2022, las tropas rusas se están retirando por todas partes. La línea del frente estaba cayendo. Así que fue en ese momento cuando tuvo que empezar a jugar la carta atómica y amenazar con la idea de usar armas nucleares. Y llegados a ese punto, los estadounidenses estimaron que había un 50% de posibilidades de que eso sucediera. Por eso, Putin empezó a reconstruir la economía de su país para una guerra larga, una guerra diferente.
En 2023, el presidente ruso vio que era muy difícil encontrar la manera de gestionar esa guerra, y eso es importante porque él llega al poder en medio de la segunda guerra chechena. Y la anexión de Crimea le da un empujón en las encuestas y hace crecer muchísimo su popularidad. Hay muchas razones para la guerra y una de ellas es que el régimen actual en Rusia se mantenga en el poder.
Además, con esta guerra, se está deshaciendo de decenas de miles, quizá de cientos de miles, de ciudadanos rusos que, de otra manera, estarían en la oposición. Pero se han ido: estamos presenciando la inmigración política más grande que ha habido en Rusia desde 1917. Putin siempre ha sabido como usar este tipo de cosas en su favor.
Antes hablaba de la amenaza nuclear ¿cree que Putin pensó realmente en esa posibilidad y que estuvo sobre la mesa?
Creo que esa amenaza fue la operación psicológica más exitosa de Rusia y que cambió el curso de la guerra porque los estadounidenses se preocuparon mucho por si debían proporcionar a Ucrania las armas necesarias. Esto era, obviamente, un farol y ahora Occidente empieza a aprender cómo jugar este juego.
Romper el tabú sobre el uso de armas nucleares es un camino directo al aislamiento de Rusia, porque ni siquiera China está todavía al nivel nuclear de Estados Unidos. Quizás en 10 años, cuando estén listos, su posición podría cambiar, pero no ahora. Correr el riesgo de usar armas nucleares con tantas variables impredecibles era un imposible, principalmente porque Putin no está loco.
Diría que Occidente empieza a volverse menos asustadizo, porque si permites que cualquier potencia nuclear, Pakistán, Rusia o quien sea, te chantajee con lo nuclear, el mundo está acabado. Es un juego muy peligroso, pero así sobrevivimos a la Guerra Fría, porque había más de un país con armas nucleares.
Churchill llamó a eso en los años 1950, ‘equilibrio del terror’. Yo lo llamo así en algunos de mis libros. Lo que necesitamos para sobrevivir es el equilibrio del miedo. Y en 2022 no hubo equilibrio del miedo. Hubo mucho miedo del lado occidental y hubo mucho chantaje del lado de Rusia. Y, a menos que consigas un equilibrio, estamos acabados.
¿Cuál es entonces el camino que permitirá salir de esta guerra?
Pues es una paradoja: para apagar el incendio no puedes huir del fuego, debes correr hacia él. Es la única manera de extinguirlo y hacer que deje de consumir más y más oxígeno. Por supuesto, esto es complicado y a veces contraintuitivo. Lo intuitivo es huir, sí, pero la manera de sobrevivir es correr hacia el peligro. Parece una locura, pero solo así lograremos salir de este laberinto.
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