Las universidades auguran una caída de las matriculaciones de másteres que pondrá en jaque sus cuentas
La comunidad universitaria está enfrascada estos días en el debate sobre cómo deben ser las clases y las evaluaciones a distancia, pero en las salas de máquinas de los campus hay otra preocupación: el agujero que la epidemia va a dejar en sus cuentas, todavía lastradas por los recortes de hace casi un decenio. Calculan que habrá una caída significativa en las matrículas, sobre todo en los posgrados y másteres, que mermará sus ingresos junto con lo que dejen de recaudar en alquiler de salas para congresos, en servicios complementarios como restaurantes o gimnasios, o en convenios con empresas privadas para proyectos de investigación.
En Catalunya, los ocho centros públicos estiman que dejarán de ingresar 74,5 millones de euros, un 10% de su presupuesto para 2020. Una de sus principales preocupaciones es el descenso en las inscripciones sobre todo en los posgrados y másteres, porque son más caros caros que los grados –y la crisis podría echar atrás a los más vulnerables– y porque tienen un mayor numero de alumnado extranjero –que por la actual restricción de viajes internacionales podría cancelar sus planes para el curso que viene–. El alumnado de fuera la Unión Europea, que supone el 16% del total en los posgrados, es para las arcas universitarias el más rentable, puesto que el precio que paga por crédito puede llegar a ser del doble que el de un local.
Una de las universidades más pesimistas en sus previsiones es la Autònoma de Barcelona (UAB), que cree que la caída de las matriculaciones será del 30% en los posgrados, que el curso pasado contaron con 5.480 estudiantes, de los que 1.005 eran de fuera (el 18%). “Nos preocupan especialmente las restricciones de movilidad, cuyos efectos pueden notarse hasta el segundo semestre del año que viene. La gente que tenga que venir de China, Sudamérica o India no lo va a hacer”, resume la rectora de esta universidad, Margarida Arboix.
También les inquieta que una caída aún más drástica en algunos posgrados en concreto les obligue a dejar de ofertarlos. Por ahora, con los datos de preinscripciones que manejan, han observado hasta abril una reducción de entre el 10% y el 15% de la demanda, pero el porcentaje se dispara a hasta el 60% en algunos estudios, advierte la rectora Arboix.
En la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) estiman que habrá un 25% menos de ingresos de las matrículas de másteres y un 5% de las carreras. “En los estudios de grado no creemos que haya menos estudiantes, aunque sí algunos de ellos quizás se matriculen de menos créditos, pero en los másteres será más duro”, detalla Xavier Massó, gerente de la universidad. En un cálculo muy pormenorizado, contempla un desajuste de 7,5 millones en sus cuentas del año. Por un lado, entrarían 1,4 millones de euros menos de los estudiantes, 800.000 de los proyectos de investigación y 180.000 del alquiler de espacios, a lo que habría que añadir aumentos del gasto destinados a favorecer las clases online o la compra de EPI.
“Si no llegan medidas complementarias tendremos problemas graves de tesorería ya desde julio para abonar las pagas extra y otros gastos”, advierte Massó, que pide a la Generalitat que adelante parte de las transferencias anuales. Es en verano cuando las universidades reciben los primeros ingresos por las matrículas.
Más allá de Catalunya, donde las universidades públicas han vehiculado su inquietud a través de la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP), desde la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ven el mismo peligro, pero se muestran más prudentes. “Es posible que se produzca una caída de la matrícula de másteres y doctorados, si hay fuertes restricciones a la movilidad y problemas para que los alumnos extranjeros puedan venir a España”, se limitan a afirmar fuentes del organismo.
El peso de los estudiantes internacionales
Los que pueden verse más perjudicados son aquellos campus con mayores niveles de internacionalización, que suelen ser los más grandes. En Madrid, las universidades Complutense (UCM) y la Autónoma (UAM), con un 22% y un 19% de alumnado de posgrado de fuera de España, respectivamente.
Las universidades saben que una parte muy importante de sus ingresos proviene de este alumnado extranjero, a menudo latinoamericano o asiático, que ha aumentado significativamente en los últimos años y al que se pueden aplicar precios más elevados. Un decreto de 2012, de la época de José Ignacio Wert, permite cobrar a los de fuera de la UE el 100% del coste de los estudios (en los españoles no este porcentaje no puede superar el 50%), una opción que cada comunidad autónoma puede acotar y que algunas incluso lo dejan en manos de cada universidad.
Para entender el peso que tienen los extracomunitarios en las arcas de los campus, basta con poner un ejemplo, como el posgrado de Psicología de la Educación de la Autónoma de Madrid. 16 de los 79 estudiantes que había el curso pasado eran de fuera de la UE, la mayoría latinoamericanos. Estos –asumiendo que no tienen residencia oficial en España– pagan 84,07 euros por crédito, mientras que los locales, 52,65. Es decir, que aunque en los estudiantes extracomunitarios supongan un 20% del total, su peso en cuanto a ingresos para la universidad es del doble, el 40%.
Consultada por este diario, la UAM ha asegurado sin embargo que, a diferencia de la información facilitada por las universidades catalanas, en su caso están recibiendo un número “muy similar” de solicitudes de admisión desde que abrieron el primer plazo de inscripciones el 5 de febrero. “Nada hace prever un descenso”, señala María Teresa Parra, vicerrectora de Estudios de Posgrado.
Los ingresos que generan los universitarios extranjeros, ahora amenazados por el coronavirus, va más allá de los posgrados, y afecta también a doctorados y a otros programas. Massó, gerente de la UPC, pone como ejemplo el master Erasmus Mundus, conjunto con otras universidades, que cuesta el doble si eres de fuera de la UE. El de Big Data Management cuesta 4.000 euros si eres europeo y cerca de 9.000 si no lo eres. O el programa Study Abroad de la Universitat Pompeu Fabra, con el que trae 800 estudiantes a su campus de Barcelona, y que está enteramente en peligro. Supondría perder un millón de euros.
Unas finanzas diezmadas por la crisis
Este revés financiero llega a las universidades cuando estas apenas estaban empezando a salir del bache de los recortes de la crisis económica y cuando veían en los anuncios del nuevo ministro, Manuel Castells, la posibilidad de acabar con la precariedad de parte del profesorado y con las elevadas tasas impuestas por el PP. El pasado 23 de abril, más de un mes después del inicio de la pandemia, admitió que la rebaja de las matrículas dependería de la “situación de catástrofe” en la que quede el país, pero aun así este martes el Gobierno ha anunciado que elimina la horquilla para los precios públicos que puso las bases para que se aumentara de media un 17% el coste de los estudios para los universitarios.
Desde el primer mandato de Mariano Rajoy no solo tuvieron que pagar más los estudiantes, sino que pese a ello el presupuesto de las 50 universidades españolas cayó de los 9.900 millones de euros hasta cerca de 8.600 (un 13% menos), para finalmente situarse en 8.939 millones en 2019.
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