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Evaluaciones online y clases rotatorias: el ministerio avanza la adaptación de las universidades a la era coronavirus

La universidad pública pierde más de 77.000 alumnos desde 2012

Daniel Sánchez Caballero

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Por primera vez desde que empezó el confinamiento, el ministro de Universidades, Manuel Castells, compareció ayer ante la prensa para explicar la situación en que queda el final de curso universitario y cómo afectará a los estudiantes el confinamiento y el cierre de la docencia presencial, que en los campus ya es seguro que no volverá.

Castells ha explicado que el curso acabará en los plazos establecidos, que la evaluación será online salvo milagro de última hora, ha dudado de que las universidades devuelvan el precio de la matrícula a estudiantes, tal y como le han pedido algunas asociaciones, y ha advertido de que probablemente la situación de excepcionalidad se seguirá notando en la apertura del curso que viene, para el que las universidades tendrán que pensar en situaciones de clases rotatorias y separación entre alumnos.

“Ningún estudiante va a perder el curso por motivos de la pandemia”, ha asegurado el ministro que han acordado Gobierno y comunidades autónomas. La comparecencia de Castells, con el tono desenfadado, casi coloquial, que acostumbra a utilizar (ha mencionado “las fuerzas del mal” con las que tiene que lidiar un ministro) también ha servido, sin embargo, para atestiguar que su cartera no tiene competencias reales para hacer muchas cosas concretas durante la pandemia –varias veces lo ha tenido que recordar el propio ministro: “Es competencia de las comunidades”–, más allá de colaborar con las universidades, ofrecerles el apoyo del Gobierno y ejercer de elemento central coordinador entre regiones, porque una cosa que sí ha dejado clara Castells es que no quiere diferentes soluciones en cada comunidad.

Tres opciones de evaluación

Castells ha explicado que en este momento se barajan tres fórmulas para evaluar el curso, y ha pedido a los centros que sean “flexibles” con este tema y que den “instrucciones claras para los estudiantes”. Cada comunidad, cada universidad, cada facultad o cada profesor, en última instancia y haciendo uso de su libertad de cátedra, pueden fijar la modalidad, aunque el ministro ha insistido en que deben pactarlo, al menos hablarlo de manera “breve”, con sus estudiantes.

La primera modalidad, para la que trabajan universidades y profesores, es que se hagan exámenes a distancia. Esta opción plantea problemas de seguridad a las universidades en la línea de que se copie. Los estudiantes están denunciando que la solución de muchos profesores es plantear exámenes tipo test sin apenas tiempo para leer bien las preguntas y sin posibilidad de volver atrás. El otro inconveniente viene por el lado de la privacidad: hay docentes pidiendo a sus alumnos que tengan la cámara del ordenador conectada durante todo el examen, cuando puede haber algunos de ellos que ni siquiera dispongan de un espacio propio. Castells no ha entrado en esta cuestión.

La segunda opción que ha planteado el ministro es la evaluación continua, “teniendo en cuenta qué ha pasado a lo largo del curso, ”presencial y no presencial“. ”Ya se está haciendo y debe tenerse en cuenta como la opción más probable“, ha afirmado Castells.

Por último, se ha referido a la posibilidad de que haya exámenes presenciales finalmente. “No lo sabemos”, ha admitido. Como sucede con Primaria y Secundaria, la decisión está en manos de Sanidad. Sí ha explicado el ministro que si se hacen tendrá que ser con medidas de distanciamiento y sanitarias, y ha explicado que se trabaja bajo el supuesto de que los exámenes serán a distancia porque “es mucho más difícil improvisar en el último minuto la evaluación online o continuada” que la presencial.

Castells ha cerrado recordando que “flexibilidad” y “consultar y adaptarse” –todo lo que ha pedido a las universidades que hagan– “no quiere decir un aprobado general, sería injusto para aquellos estudiantes que están matándose para aprender y sacar el curso”.

En este apartado se ha referido también a la brecha tecnológica, que ha afirmado “no es lo mismo que cuando se empezó a hablar de ella”, ha esgrimido que el 91% de los hogares tiene un ordenador y acceso a internet y que según la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), solo el 2% de lo estudiantes tiene problemas de acceso online. “Se están intentado resolver esos problemas”, ha afirmado poniendo en valor que “muchas empresas” están colaborando prestando equipamiento y tarjetas de red para acceder a la enseñanza a distancia.

Tasas

Otra de las cuestiones que más preocupa a los estudiantes, que han pedido al ministro que les dé la posibilidad de desmatricularse de alguna asignatura, de manera que o no corra convocatoria o incluso les devuelvan el dinero, o de que como mínimo no les salga más cara la matrícula del año próximo (en la universidad, matricularse de algo por segunda vez es más caro que la primera, y la tercera más cara que la segunda, etc.) en el caso de suspender alguna materia.

Castells ha explicado que le gustaría, pero duda de que pueda llevarse a cabo por motivos financieros de las universidades: “Es una reivindicación justa, pero con una particularidad. Si alguien no se siente en condiciones de aprobar, que lo diga antes. No vale después. Que explique y en ese caso que no se presente a esta convocatoria si no a otra (y ya sabemos lo que pasa desde el punto de vista financiero). Creo que debería ser posible. Pero una cosa es lo que yo piense y otra las posibilidades reales de Universidades y comunidades autónomas de cubrir el costo que eso representa”.

El ministro ha añadido que existe una comisión trabajando en esta cuestión “para poder decidir una postura conjunta, bajo qué fórmulas y condiciones un estudiante puede anunciar que no se presenta, justificarlo y en ese caso no pagar si no se presenta”. De momento no hay una respuesta clara.

También se ha referido Castells a las tasas con carácter general. “Es una de mis obsesiones”, ha afirmado. Ya anunció el ministro al principio de la legislatura que su intención sería eliminar la horquilla que impuso el PP en lo que ha definido como una “maravillosa contrarreforma universitaria” para que los precios queden fijados, ha recordado que cada comunidad autónoma actuó de una manera (“y no tiene que ver con izquierda o derecha”).

Pero, ha advertido, “hay dos problemas”. Uno es que la competencia es de las comunidades autónomas. El otro, que difícilmente puede hacerse sin Presupuestos Generales del Estado. Ha sido en este momento cuando ha afirmado: “Cuando uno es ministro se da cuenta de las fuerzas del mal que hay por ahí, y tiene que adaptarse”.

Próximo curso

¿Qué va a pasar el próximo curso? ¿Empezará con normalidad? “Depende de lo que depende todo. De que no haya rebrote y el mundo se hunda definitivamente”, ha explicado el ministro. Según cree, el curso volverá en las fechas normales, pero hasta ahí llegará la normalidad. “Habrá que adaptarse en términos de la presencialidad”, ha explicado, “Puede ser presencial, pero no de cualquier manera y no como antes”. Castells ha hablado de distanciamiento en clase, de dos metros entre estudiantes, cursos rotatorios y en distintos horarios...

También ha aprovechado para reivindicar que todo el esfuerzo que han hecho universidades, profesores y alumnos (algunos más que otros en las tres categorías) para la enseñanza a distancia, “para el que las universidades no estaban preparadas”, ha admitido, no caiga en saco roto. “Hay que acostumbrarse a una enseñanza bimodal, ese es el mundo que viene. Requeriría inversión, un aumento de la digitalización y un reciclaje del profesorado universitario”, ha admitido, y nunca sustituirá a la enseñanza presencial, pero debe utilizar “de manera complementaria”, según el ministro.

Prácticas

Otro elemento que preocupa a los estudiantes, sobre todo a los de los cursos que otorgan el título. El Ministerio recomienda a las universidades, y estas así lo han aceptado mayoritariamente, que “aquellas que correspondan a cursos que no son de graduación se pasen al año próximo. Habrá más carga, sí, pero serán prácticas de verdad”.

Para las otras, las de últimos cursos, se ofrecen dos soluciones: si se han podido realizar “en su mayor parte” –sin especificar cuánto– se complementen con actividades online evaluables; las que no pueden ser completadas a distancia “podrían eventualmente extenderse a julio”, pero depende del criterio de cada universidad, ha admitido Castells.

¿Volver a por apuntes a la residencia?

Castells ha cerrado aludiendo a la petición que le han hecho muchos estudiantes, ha explicado, de poder volver a sus residencias o pisos –aquellos que estudian en un lugar distinto a su residencia habitual y volvieron a casa por el confinamiento– para recoger apuntes u ordenadores que necesitan para completar el curso.

La respuesta tendrá que esperar a este viernes por la tarde, ha afirmado, aunque no lo ve fácil. “Es un problema muy serio, pero es de movilidad y lo dirige el Ministerio del Interior. Simpatiza con el tema, pero eso no quiere decir que lo vea posible. En estos momentos parece difícil plantearlo”, ha explicado. La única opción que ve es que “si hubiera una relajación, si la hubiera, de las medidas de confinamiento y ahí se pudiera incluir una movilidad puntual con salvoconductos de las universidades y permisos nominativos, habría más posibilidades”. Pero ha insistido en que en la tarde noche del viernes habrá una respuesta más clara.

Esta pregunta, que cerraba la comparecencia del ministro, le ha dado pie a dirigirse a los estudiantes con un último consejo: “Nunca os os dejéis los apuntes ni el ordenador, nunca se sabe qué va a pasar”.

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